Última noche en el Soho
La joven Eloise cumple su sueño de ir a estudiar moda a la facultad de Londres abandonando la hogareña casa de su abuela en el campo. Una vez en la gran ciudad, decidirá alquilar una habitación en una vieja casa del Soho. Ya instalada, y cada noche, Eloise comenzará a tener fantásticos sueños con una chica llamada Sandie. Sin embargo, los sueños pronto se convertirán en pesadillas. (Cineycine).
“Allí las luces brillan más. Olvidarás tus problemas, olvidarás tus preocupaciones. Ve al centro. Todo irá bien cuando estés en el centro. No hay nada mejor que el centro. Todo te está esperando…”. Edgar Wright nos invita a pasar una ‘Última noche en el Soho’.
“Esto es sólo una muestra de lo que te espera, Sandie” (Jack)
Crítica de Última noche en el Soho
Conviene empezar esta review recordando unas palabras de Edgar Wright en las que presentaba esta película. Y conviene empezar recordándolas porque son una buena descripción de la misma. Wright no ha engañado a nadie: “Imaginé la historia de la película en el Soho durante numerosos paseos nocturnos por Londres. Me fascina la ciudad actual y moderna en la que vivo, pero también el Londres de los años sesenta. Es una obsesión que abarca la música, la moda y, desde luego, el cine. En parte, la historia se inspira en los dramas y thrillers de la época. Inclusive en el género de terror psicológico que permite guiar al público en un recorrido incomparable…”.
Todo eso que manifestó Wright está en ‘Última noche en el Soho’, tal y como voy a exponer en las siguientes líneas. Para empezar, tenemos una trama que bebe de determinadas películas de los sesenta con toques del giallo italiano. De las cintas de los sesenta la mayor influencia la encontramos en ‘Repulsión’ (Roman Polanski, 1965). Tan es así que en ‘Última noche en el Soho’, Edgar Wright llega a “copiar bien” varias escenas dándoles un toque más moderno y terrorífico. Por su parte, del giallo toma los colores y tonos rojos y, por supuesto, las mujeres como víctimas propiciatorias para acuchillamientos y asesinatos con sangre a tope.
Sigo ahora con la ambientación londinense que es fantástica y doble. Por un lado tenemos el Londres diurno y actual. Una ciudad que luce francamente aseada alcanzando el cenit con la desesperada carrera de Eloise atravesando varias zonas tan populares como Piccadilly Circus. Por otra banda tenemos el Londres nocturno con la fanfarria de las luces y los locales de fiestas. Ojo a la primera vez que vemos Sandie introducirse en este mundo mirando en plena noche un megacartel del estreno de ‘Operación Trueno’ (Terence Young, 1965). No obstante, pasado el hechizo de las luces y la fantasía, Wright también nos presenta un Londres terrorífico. En esta parte se hacen presentes las luces rojo-eróticas para atraer a los babosos y los tonos oscuros de los submundos londinenses. Unos submundos donde los sueños se convierten en pesadillas y las cenicientas son devoradas sin miramientos.
Antes he comentado las fuentes de las que bebe el guión escrito por Edgar Wright y Krysty Wilson-Cairns pero no he ahondado en la trama. Ahora tampoco lo voy a hacer para evitar spoilers. Simplemente diré que trata de tocar varios temas que, de un modo u otro, están de actualidad. Entre ellos tenemos: el temor a no encajar y decepcionar, los sueños y pesadillas, el bullying, los abusos y mentiras y, sobre todo, la clarividencia. Como vemos, son temáticas muy diferentes, pero están bastante bien estructuradas en la historia que se nos cuenta.
El montaje del film corresponde a Paul Machliss, el editor favorito de Wright. Y este apartado también hay que destacarlo con total merecimiento. Aquí las transiciones entre la realidad y los sueños se sienten totalmente naturales y sólo interrumpidas por el despertador. Por si fuera poco, en varias ocasiones se rompen ambas paredes sin saber muy bien qué pasará al segundo siguiente… Ojo al reflejo en los espejos de Eloise mirándose y viendo a Sandie en una perfecta simbiosis. Para el recuerdo de la perfección del trabajo llevado a cabo en la sala de edición nos queda el baile entre Sandie y Jack. Un baile que empieza con guiños a ‘Pulp Fictión’ (Quentin Tarantino, 1994) y que termina con Sandie y Eloise siendo “reemplazadas” la una por la otra en los brazos de Jack. ¡Alucinante!
La banda sonora, tal y como ya pasó en ‘Baby Driver’ (2017), vuelve a contar con una fabulosa gramola. En esta ocasión, la soundtrack se encuentra trufada de temas de los años 60. Temas como ‘You’re My World’ (Cilla Black), ‘Puppet on a String’ (Sandie Shaw), ‘Eloise’ (Barry Ryan) o ‘Downtown’ (Petula Clark). Atención a esta última canción porque también es interpretada a capela por la mismísima Anya Taylor-Joy. La actriz la interpreta en una escena en solitario sobre un escenario vacío y ante dos espectadores… uno de los cuales termina diciendo: “Pues sí, parece que sabe cantar”. En relación con todas estas canciones decir que son introducidas en la acción de la película de forma absolutamente natural. Esto se consigue gracias a los cascos y al tocadiscos a través de los cuales las escucha Eloise.
“¿Por qué te crees tan especial?”. Eloise’World.
‘Última noche en el Soho’ presenta dos grandes y jóvenes protagonistas. Ellas son Thomasin McKenzie y Anya Taylor-Joy. La primera encarna a Eloise y la segunda a Sandie. La performance de Thomasin es dulce, suave e ingenua a más no poder… y también algo tímida y con carácter sensitivo. Resulta imposible no enamorarse de esta joven en apuros y querer ayudarla como buenamente podamos… tal es el grado de implicación que la actriz consigue con el público. Por su parte, la interpretación de Anya es todo lo contrario a la de Thomasin recreando en su caso a una chica decidida, con aires de diva y dispuesta a llegar lejos en la vida. Sin embargo, no todo saldrá según sus planes.
Cuando tenemos a dos protagonistas de tanto impacto suele pasar que los secundarios no estén a la altura. Afortunadamente este no es el caso. En primer lugar tenemos a Matt Smit como Jack, un supuesto caballero que se ofrecerá a Sandie como su manager. También está Terence Stamp con un rol misterioso e inquietante que logra centrar la atención del público cada vez que aparece en pantalla. En la residencia de estudiantes encontramos a Synnove Karlsen haciendo totalmente odiosa a su personaje de Jocasta. También en la residencia, pero siendo todo lo contrario a Jocasta, tenemos a Michael Ajao como el santo varón llamado John. Mención también para Rita Tushingham interpretando a la cariñosa abuelita de Eloise.
Finalmente, un último recuerdo para las ya fallecidas Diana Rigg y Margaret Nolan. Diana interpretó con muchas tablas y carácter a Ms. Collins, la anciana que le alquila la habitación en el Soho a Eloise. Y Margaret se dejó ver como una de las camareras del club al que va Sandie.
“¿Crees en los fantasmas?” (Eloise)
En conclusión.
Termino esta crítica de Última noche en el Soho, una película con una gran puesta en escena sabiendo en todo momento lo que se quiere recrear y mostrar. Por si fuera poco contamos con el protagonismo de dos de las mejores actrices jóvenes de la actualidad complementándose la una a la otra y con una trama que nos lleva del Londres más glamuroso al más terrorífico. Por mi parte no me queda más que recomendarla, salvo que sean ustedes epilépticos (el que avisa no es traidor).
Tráiler de Última noche en el Soho
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Comparto lo dicho por Latura, me ha gustado mucho este ejercicio visual y narrativo de Edgar Wright, a pesar de algunas cosillas (casi todas dichas ya por el maese), es de lo mejor del año y tiene que verse si o si en un cine, porque semejante espectaculo visual planificativo debe degustarse asi.
Oh, Thomasin McKenzie y Anya Taylor-Joy dignas de un Oscar, brillantes tanto en lo interpretativo como a la vista.