Superman IV: En busca de la paz
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Última entrega de una franquicia que con el paso del tiempo fue cayendo en picado, ‘Superman IV’ supuso en la saga un triste retroceso tanto técnico como artístico, estando considerada, por muchos, como una de las peores secuelas jamás realizadas. Sidney J. Furie recoge para la añorada Cannon el testigo de Richard Lester, ofreciendo un producto de bajo coste al que le afectó, entre otras cosas, el déficit económico de la compañía en aquella época y un guión a todas luces desastroso.

Superman 4

Crítica de Superman IV: En busca de la paz

Mi experiencia con Superman fue curiosa cuánto menos. Recuerdo perfectamente que fue en mis años de infancia, concretamente a finales de los años 80 o principios de los 90, cuando descubrí por primera vez a este personaje en televisión. Aquel tipo vestido de azul con una capa roja que volaba y tenía grandes poderes, y que protegía a la gente de un malvado personaje también con súper poderes creado gracias a la energía nuclear, me eclipsó totalmente. Efectivamente, descubrí a ‘Superman’ gracias a ‘Superman IV: En busca de la paz’, película de la que en años posteriores tuve en muy buen recuerdo y en alta estima posiblemente por ser la primera cinta que me hizo disfrutar con este aclamado personaje y porque el factor nostalgia pesaba demasiado. Digamos que en cierto modo, y desde la perspectiva del niño que entonces era, mitifiqué la película hasta límites insospechados. Craso error.

Superman 4

Con el paso del tiempo lógicamente comencé a descubrir el resto de las películas, percatándome de que tanto ‘Superman’ (Richard Donner, 1978) como ‘Superman 2’ (Richard Lester, 1980) eran las verdaderas obras cinematográficas que el personaje merecía, especialmente el primer film de Richard Donner. Más tarde me aventuré a visionar esa rareza humorística (y a todas luces ridícula a pesar de contener ideas muy buenas, admitámoslo también) que fue ‘Superman 3’ (Richard Lester, 1983), para muchos la peor de la tetralogía incluido para el que escribe estas líneas… hasta que hace poco decidí revisar la presente cuarta entrega, siempre con cierta sospecha y un extraño temor, todo sea dicho.

Pues sin ir más lejos de la realidad, me encuentro ante el ejemplo perfecto de ‘la caída de un mito’. Ante el ejemplo ideal de ‘cómo hundir en la miseria’ a un personaje excelente tras varias películas de indudable calidad. Y, en definitiva, me encontré ante una película desastrosa de principio a fin que incluso logró que sintiera verdadera vergüenza ajena por haberla mantenido en un altar durante décadas. De ahí que, como afirmé al comienzo del artículo, mi experiencia con ‘Superman’ fue cuánto menos curiosa.

Superman 4

Superman IV: En busca de la paz’ es una cinta que tira por tierra el buen trabajo realizado en las dos primeras películas de la saga, incluso me quedo corto afirmando que consigue humillar sin ningún tipo de contemplaciones a un personaje que ya fue duramente ‘tocado’ en la insufrible tercera entrega co-protagonizada (y casi protagonizada en su totalidad) por Richard Pryor, pero que gracias a un realizador de poca monta como lo es Sidney J. Furie (cuyo mejor trabajo fue un verdadero milagro titulado ‘El Ente’) y, sobre todo, a la productora ‘Cannon’, el famoso superhéroe fue definitivamente herido de muerte de cara a la gran pantalla.

Y es que resulta muy difícil, por no decir imposible, sacar algo positivo de esta cinta, que por otra parte estuvo seriamente condicionada por el cambio de estudio, de productores y por una considerable disminución de presupuesto, algo que explicaremos más adelante. Pero como decíamos, resulta imposible rescatar algo decente de una película que resulta una verdadera chapuza en todos los aspectos: un guión infantil y ridículo hasta la saciedad; el comportamiento de los personajes así como las líneas de diálogo de los actores (memorable la secuencia en la que el ‘Hombre Nuclear’ se lleva al espacio exterior al personaje de Mariel Hemingway, y ésta respira como si no pasara nada); un desarrollo que atenta gravemente contra la credibilidad del espectador (el momento de la creación del ‘Hombre Nuclear’ es para reír y no parar); una premisa argumental sin ningún tipo de solidez ni credibilidad; unos personajes pintorescos y planos que por momentos parecen sacados de una fiesta de disfraces… o un villano (es un decir) realmente espantoso que parece sacado de un concierto de Rock de los 80 con tintes de travestismo. Aunque ‘lo mejor’ son los efectos especiales, una verdadera delicia para nuestro deleite (nótese mi ironía).

Superman Vs Nuclear Man

Es cierto que el combate Superman Vs. El Hombre Nuclear (interpretado, o mejor dicho, ridiculizado por Mark Pillow) es una idea curiosa. El hecho de enfrentar al héroe contra un ser con sus mismos poderes siempre es interesante, y esto es un punto a favor, pero lógicamente no en estas condiciones ni en una película que, sin duda, fue concebida desde el primer momento como una tosca y simple Serie B con la que intentar aprovechar el tirón comercial del personaje para recuperar a la ‘Cannon’ de sus problemas financieros. Finalmente, y como se esperaba, resultó ser una de las peores secuelas de toda la historia del cine. Lo único salvable, en todo caso, es un Gene Hackman que, consciente de dónde se metía, se lo pasó bomba durante el rodaje y no hizo nada por disimularlo, algo que le honra.

Y muchos de ustedes se preguntarán el por qué de todo este desastre. Como sabrán, las tres anteriores películas de la franquicia fueron producidas por la ‘Warner Bros.’, pero en un intento de los productores Menahem Golan y Yoram Globus, propietarios de la entonces compañía líder de la Serie B más casposa (y también más entrañable y divertida), ‘Cannon Group’, decidieron comprar los derechos del personaje para, de este modo, dar un nuevo impulso a su empresa a costa del nombre de ‘Superman’, concretamente con dos películas, de las cuales una de ellas fue ‘Superman IV’ mientras que la otra nunca se llegó a rodar. La empresa posiblemente no era consciente de dónde se metía, más aún cuando la ‘Cannon’ era una compañía humilde especializada en cine de acción de muy bajo presupuesto y con nulas pretensiones, pero el listón del personaje en la gran pantalla estaba demasiado alto y les vino excesivamente grande.

Superman 4

Esta humildad de la que hablábamos no tardaría en hacer mella en la producción de la película. Si el presupuesto inicial de ‘Superman IV’ estaba fijado en 36 millones de dólares, finalmente fue drásticamente reducido hasta los 17 millones, afectando y de un modo grave al desarrollo de los efectos especiales, a la producción y al guión, el cual inicialmente era mucho más espectacular, aunque no por ello mejor. Los problemas financieros de la compañía sólo fueron un añadido a un guión ya de por sí espantoso, escrito a seis manos por Christopher Reeve, Lawrence Konner y Mark Rosenthal.

No obstante se trató de contratar a Richard Donner o a Richard Lester para encargarse de la dirección de la película, aunque obviamente ambos desecharon la propuesta viendo el desastre que se avecinaba debido a la escasez de medios, recurriendo finalmente al ya mencionado Sidney J. Furie, un artesano de la casa que hizo lo que pudo con lo que le dieron. Por otra parte, todo el equipo encargado de la creación de los efectos especiales y de los vuelos de los personajes, y que ya habían trabajado en las tres películas anteriores, así como en ‘Supergirl’, abandonaron el barco por diferencias tanto creativas como económicas con los productores. Todo esto derivó en un retroceso de proporciones bíblicas en lo referido a los efectos visuales, ya que, tras la escapada de Harry Ellenshaw, no se podía volver a contar con el sistema de proyección frontal empleado en el resto de la saga para plasmar en pantalla las secuencias de vuelo de ‘Superman’, por lo tanto tuvieron que recurrir a procedimientos antiguos, como el uso descarado de maquetas y miniaturas de poca monta. Una verdadera lástima.

Superman 4

En resumidas cuentas.
Como conclusiones finales de esta crítica de Superman IV: En busca de la paz, nos queda decir que podemos contemplar el film como un extraño y pequeño subproducto de una compañía que en su día nos dio muchas alegrías, y que a pesar de ser nefasto y totalmente prescindible, para muchos no deja de ser una simpática cutrez con la que se puede pasar un buen rato riendo a costa de los efectos visuales, de unos actores que se toman la película a guasa, y de un villano que, en cierto modo, se ha convertido en una especie de ‘ídolo y mito’ gracias a su desfachatez y sentido del absurdo. Lástima que la despedida de Christopher Reeve del personaje que le dio la fama fuera de este modo, aunque podría haber sido peor: en 1988 Cannon planeó rodar ‘Superman V’ bajo la dirección de Albert Pyum con el metraje sobrante de esta última secuela; o aquel ‘The New Superman’ (1990) con el propio Reeve en la silla del director cediendo el testigo de Superman/Clark a un actor más joven. Afortunadamente todo quedó en un susto.

Nuclear Man

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