Posesión infernal: El despertar
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“La leyenda dice que fue escrito por los demonios, Necronomicón Ex Mortis. Traducido podría ser: ‘El libro de la muerte’. Fue escrito hace mucho tiempo, cuando los mares estaban teñidos de sangre… y fue esa sangre la que se utilizó para imprimir el libro. En el año 1300 de nuestra era, el libro, desapareció”. Y ahora, en pleno 2023, el Necronomicón ha vuelto a aparecer para dar lugar a una nueva ‘Posesión infernal: El despertar’.

“Déjame entrar… déjame entrar” (Ellie)

Crítica de Posesión infernal: El despertar

Nueva entrega, secuela, continuación, reboot,… de la saga Evil Dead creada en 1981 por Sam Raimi. En total, estamos hablando de tres películas dirigidas por el propio Raimi e interpretadas por el caricaturesco Bruce Campbell, a saber: Posesión infernal (1981), Terroríficamente muertos (1987) yEl ejército de las tinieblas (1992). Además, en el año 2013, el uruguayo Fede Álvarez se presentó ante el mundo con un infravalorado, tremebundo e implacable remake de la cinta original:Posesión infernal (Evil Dead)’. Y ahora le ha llegado el turno al irlandés Lee Cronin para darse a conocer con ‘Posesión infernal: El despertar’.

Lo cierto es que Cronin ya había saltado a la palestra dando muestras de su buen hacer con su ópera prima:Bosque maldito (2019). Aquella fue una cinta de género que destacó por su ominosa ambientación natural en los bosques irlandeses. En ‘Posesión infernal: El despertar’ vemos cómo cambia radicalmente de escenario. Ahora pasamos de un bosque a un edificio, pero sigue mostrándose como un realizador que maneja notablemente la ambientación. Cronin destaca por cómo logra meternos en el cuerpo la malsana, oscura y sitiada atmósfera del edificio. Más concretamente del piso en el que tiene lugar casi toda la acción. También destaca en su labor por la utilidad para el horror que consigue darle a determinados objetos: una bañera, un simple rallador de queso o unos cristales,…

Otro aspecto a destacar del film es todo lo relativo a los efectos especiales. En pantalla veremos poco CGI y mucho trabajo de máscaras, prótesis y sangre. De hecho, veremos litros de sangre. En este sentido, la película casi iguala el gore de la versión de Fede Álvarez conteniendo secuencias que realmente duelen al verlas. Respecto a los jumpscares decir que están bastante “controlados”… dejando que el horror visual del muertoide y sus ataques y contorsiones, las vomitonas y las voces corruptas, lo copen casi todo. Por consiguiente, los que somos fans del cine de terror explícito no tenemos más remedio que aplaudir esta producción.

Por el contrario, la trama es sencilla y básica. Tanto como meter a un muertoide en un edificio a punto de ser demolido para que haga de las suyas. Y en esto se apoyan los casi 100 minutos de metraje. Estamos pues ante un acoso y derribo del monstruo contra la familia y contra los vecinos que quedan por desalojar… El humor negro de la franquicia se salva con las chanzas y los sarcásticos e irónicos comentarios que la criatura del averno va soltando a sus víctimas cuando las ataca. Con algunas de sus frases es imposible no reírse, todo sea dicho. Pero que nadie espere encontrar aquí la diversión que nos ofrecía el Ash de Bruce Campbell. En este sentido, la historia tira por el tono serio que ya pudimos ver en la versión de 2013. Eso sí, aquí hay más “humor” que en aquella.

Y hablando de la franquicia… la gran pregunta a resolver es la siguiente: ¿Cómo encaja esta película con las anteriores? La respuesta la escucharemos en los audios de un sacerdote de la Catedral de San Patricio (LA), datados en enero de 1923, que nos explicarán detalles importantes del Necronomicón. Esos detalles vendrían a enlazar con la trilogía original y, de algún modo, también “validarían” la película de Fede Álvarez. En cualquier caso, queda muy claro que ‘Posesión infernal: El despertar’ puede disfrutarse sin haber visto las cuatro cintas anteriores. Me explico más claramente: este film vale perfectamente como una película individual e independiente que puede dar paso a otras secuelas ligadas a ella.

Por supuesto, el elemento físico de unión de todas las películas es el ya citado Necronomicón. ¿Cómo ha podido llegar “El libro de los muertos” a un empobrecido edificio listo para el derribo? Esto, nuevamente, es algo que se explica en los audios del sacerdote. Dejando al margen el libro, los que somos muy fans de la saga advertiremos varios guiños a las cintas originales: los violentos acercamientos de cámara, el ojo que sale volando, la mítica frase “Me tragaré tu alma”, la imprescindible sierra eléctrica,… Ahora bien, al margen de estos fugaces easter-eggs, insisto en que ‘El despertar’ también puede ser tomada como una cinta más de posesiones brutales alejada de la franquicia. Y eso no me parece algo bueno cuando lleva su marca en el propio título.

Al margen de los “huevos de pascua” de la saga, también encontraremos “homenajes” muy claros a otras cintas del cine de género. En este aspecto, Lee Cronin ha estado muy avispado para saber colarlos en los momentos oportunos. Algunos ejemplos serían estos: cierta escena que nos remite directamente a El resplandor (Stanley Kubrick, 1980), o la ambientación urbana y algunas escenas que nos llevan a pensar en ‘Demons 2’ (Lamberto Bava, 1986). Pero no hace falta irse tan lejos… justamente el año pasado se estrenó Venus (Jaume Balagueró, 2022) con Ester Expósito y Ángela Cremonte pasándolas canutas y sangrando a rabiar en otro edificio “maldito”. En fin, más que menos, lo que nos ofrece ‘El despertar’ ya lo hemos visto o nos suena de algo. No obstante, esto no invalida la experiencia porque lo importante también es entretener al fan del horror buscando “referencias”.

En el casting sobresale la labor de las dos actrices protagonistas. Ambas hacen las veces de hermanas dándolo todo cada una en su rol. Por un lado tenemos a Lily Sullivan que deja atrás su atractivo papel enEl misterio de Hanging Rock (2016) para convertirse en Beth, una rockera que odia que la califiquen como groupie. La actuación de Sullivan es la típica de estos films requiriendo de gran cantidad de energía y gasto físico para superar todas las malignas adversidades. Atención a su furia ya desatada en el clímax. Y, por otro lado, está Alyssa Sutherland que ofrece un gran repertorio de gestos y expresión corporal maligna como Ellie. Ojo a cuando convence a su hija pequeña…

Al margen de Sullivan y Sutherland, también es justo resaltar la actuación de los tres niños del film. Me refiero a Nell Fisher (Kassie), Gabrielle Echols (Bridget) y Morgan Davies (Danny). Las dos primeras son la hija pequeña y la mediana, y Davies hace de hijo mayor. Hablamos de una niña pequeña y dos adolescentes que, en ningún caso, caen mal ni son repelentes. Además protagonizan escenas realmente duras y que uno no esperaría ver dada su edad. Sobre todo quisiera destacar la ternura e inocencia que Nell Fisher es capaz de transmitir.

“Este terror no cesará hasta que la inocencia sea destruida” (Sacerdote)

En conclusión.
Termino esta crítica de Posesión infernal: El despertar, como festival de la sangre es innegable que se disfruta al ser un auténtico show de un muertoide desatado. Ahora bien, como película de la franquicia ‘Evil Dead’ queda claramente por debajo de las cuatro películas precedentes. Afirmar lo contrario es dejarse llevar, una vez más, por el viralismo del momento y luego terminar arrepentido…

Tráiler de Posesión infernal: El despertar

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