El resplandor
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Eran los 70. Los westerns iban dejando paso, poco a poco, a uno de los géneros que dominarían la pantalla en los nuevos tiempos: el terror. ‘El exorcista‘ (William Friedkin, 1973) arrasaba cosechando grandes críticas y Stanley Kubrick se tiraba de los pelos por no haber aceptado dirigirla cuando se la ofrecieron. Sin embargo, el destino le volvió a dar una segunda oportunidad. La Warner volvió a pensar en él para dirigir una adaptación de otra exitosa novela de un prometedor escritor llamado Stephen King. Acompáñanos ahora a través de las silenciosas y solitarias habitaciones del Hotel Overlook. Algo demasiado oscuro y pavoroso para ser real nos está esperando. Os lo cuento todo en esta crítica de El resplandor.

“Señor Torrance, si me lo permite… creo que su familia necesita un escarmiento” (Grady)

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La trama: Hotel, dulce hotel.
Una vista aérea de un coche circulando por una carretera, en una de las montañas más altas del estado donde transcurre todo con una música de fondo un tanto perturbadora, nos dejan entrever que la desgracia está servida. Es solo cuestión de tiempo que ocurra. Jack Torrance se dirige a una entrevista de trabajo en el Hotel Overlook. Su tarea consistirá en permanecer en el lugar los seis meses de invierno. Los inviernos allí son muy duros y el hotel necesita cuidados constantes para arreglar posibles averías y que todo se mantenga en orden y acondicionado. Su familia va a acompañarle en este trabajo puesto que seis meses son muchos.

Antes de que aceptara el trabajo, el señor Ullman advirtió a Jack que el aislamiento extremo influye negativamente en muchas personas, pudiendo perder el control y la cordura. Así sucedió con un antiguo vigilante que mató a su mujer e hijas y las troceó para acabar pegándose un tiro. Pero Jack lo que necesita ahora es estar aislado para poder acabar el libro que está escribiendo y, sobre todo, lo que necesita es el trabajo. Así pues, le da igual lo que otro vigilante tarado hubiera hecho. A él eso no le pasará jamás.

Danny, el hijo de Jack, posee lo que se conoce como resplandecer (esplender, según el libro), que es lo que la Biblia llama «tener visiones» y algunos hombres de ciencia «precognición”. El chico puede ver algunas cosas por ocurrir aunque no siempre se acaben cumpliendo. Más aún, puede sondear el interior de la mente de los que le rodean y saber qué piensan. Dicho sentido, tan especial, permite ver o detectar rastros de episodios pasados que quedan impregnados en un sitio. Halloran, el cocinero del hotel, quien también posee dicho don, advierte a Danny que por nada del mundo entre en la habitación 237 (217 en el libro, ya que se cambió a petición del hotel donde se rodó para evitar problemas con las reservas en dicha habitación) puesto que allí sucedió algo terrible años atrás y nada bueno le espera dentro…

Crítica de El resplandor

Sin rodeos: estamos ante una de las mejores películas de terror de la historia. Su director, Stanley Kubrick, que ya había tocado otros géneros, se metió de lleno en el horror. La intención del cineasta era hacer algo novedoso y que, a la vez, fuera «marca de la casa». Digo lo de «marca de la casa» porque Kubrick no tenía reparos en cambiar el guión a su antojo. Tras leer la novela cortó por aquí e inventó por allá. De esta forma, introdujo en la película varios cambios sin demasiada repercusión, pero otros hicieron que la esencia de la novela no llegara de la misma manera a la cinta. En la obra de King el protagonista es Danny, el pequeño es quien sufre en silencio y quien se da cuenta de todo. Sin embargo, el film no tiene reparo alguno en alzar a Jack Torrance como protagonista absoluto.

Kubrick hizo ‘El resplandor’ por el partido que le vio a sus ideas propias, no a lo que Stephen King había creado. De esta forma, el aislamiento y sus efectos, la naturaleza humana y, sobre todo, una relación padre e hijo un tanto estropeada por una serie de detalles que nunca llegaríamos a saber fueron las aportaciones principales del director. Así pues, desechó que toda la culpa fuera del hotel. No podía ser el hotel, para nada. Jack era una persona violenta y si era civilizado y vivía como alguien civilizado no era debido a su naturaleza precisamente. Era alguien bastante pasado de vueltas y sólo necesitaba un empujoncito para hacer gala de “sus mejores cualidades” y “desmelenarse al viento”. Como vemos, variaría y mucho el carácter y motivaciones de Jack Torrance con respecto al libro.

Y nadie más indicado para encarnar al Jack Torrance cinematográfico que un Jack Nicholson en plena época de locura. Para ejemplo de esto último, mirad los extras del DVD/BD y os haréis una ligera idea. No obstante, Kubrick supo manejarlo y sacar lo mejor de él hasta el grado de que consiguió de Nicholson una de sus mejores interpretaciones. Una performance entre la locura y la demencia, sin caer en ningún momento en la sobreactuación ni en el ridículo. Se dice que Kubrick le hacía repetir ciertas tomas una media de 60 veces, aunque la primera fuera perfecta. Dice un ayudante del director que esto era porque Kubrick quería llevar a Nicholson al extremo. Conseguir tomas en las que el actor estuviera todavía más desquiciado y luego quedarse con la que más le conviniera.

Alabar también el papel de Danny Lloyd interpretando a Danny Torrance, el solitario hijo de los Torrance. El pequeño tiene ese don tan especial y que sin él todo habría sido diferente. El chaval se marca una genial actuación con unas caras de susto sublimes. También destaca hablando con Tony, su “amigo imaginario” y, por su puesto sobresale su grotesco y terrorífico grito «¡Redrum! ¡Redrum!». Sin olvidar tampoco sus paseos por el hotel en triciclo. Encima debemos tener en cuenta que fue su primera (y última) incursión en cines, por consiguiente no tenía ni preparación ni experiencia previa anterior. El papel de la sufrida esposa (Wendy Torrance) fue para Shelley Duvall, una gran actriz que vivió su mejor época en los 70 y principios de los 80. Aquí también estuvo a un gran nivel interpretativo, especialmente en el sufrido y angustioso clímax.

Pero todo esto no serviría de nada sin una buena música en armonía total con lo que vemos. Rachel Elkind y Wendy Carlos (con piezas musicales de Bela Bartok, Gyorgy Ligeti y Krzysztof Penderecki) se encargaron de dotar vida a las imágenes del film. Su banda sonora logra ponernos los pelos como escarpias. Uno se da cuenta, ya en la primera escena, que la música va tan en sintonía con la película que el mero hecho de escoger melodías menos apropiadas habrían estropeado por completo tan magna obra.

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Junto con estos aciertos, Kubrick también puso de moda el uso de la “steadicam”. Hablamos de un estabilizador de cámara con forma de brazo recto que hacía que la imagen no temblara. Era una excelente alternativa al aparatoso y caro «travelling», pudiendo mostrar mejores resultados y movimientos más complejos a un menor coste. Así, las carreras que se pega Danny en su triciclo a través de los pasillos, con giros incluidos, se ven perfectas, sin temblor alguno. Incluso se podía seguir a alguien subiendo escaleras y la imagen siempre sería idónea. Fue inventado en 1976 por Garret Brown como un sistema para paliar los movimientos indeseados del operador de cámara y así suavizar y estabilizar las imágenes. El propio Brown fue contratado por Kubrick para cubrir las escenas del film que precisaron de «steadicam».

Pero no todo fue un camino de rosas para Kubrick y varios percances y contratiempos afectaron a ‘El resplandor’. Para empezar, las sesiones de rodaje fueron demasiado duras y no todo el mundo estaba contento. Un incendio acabó con los decorados retrasando aún más la finalización del rodaje, que tenía que haber concluido hacía bastantes semanas.

Otro percance fue el recorte de metraje. El estreno en USA no iba lo bien que se esperaba y Kubrick, consciente de ello, decidió cortar cinta. El director pensaba que un excesivo metraje quizás la estuviera perjudicando. Es cierto que la película fue un éxito, pero para llegar a ese status de culto tuvo que pasar algún tiempo. Otro gran revés, esta vez para España fue, sin duda alguna, el doblaje. Realmente horrible y restándole toda credibilidad. Se ha llegado a considerar el peor doblaje de la historia del cine. Es por eso que recomiendo verla en versión original con subtítulos en español. Lo más bochornoso es que el propio Kubrick, en su intento por controlarlo todo, escogió personalmente a los dobladores. El equipo lo dirigieron Carlos Saura y Vicente Molina Foix con Joaquín Hinojosa y Verónica Forqué doblando a Jack y a Wendy.

Pero, sin duda alguna, el palo más grande que recibió el film fue que el propio Stephen King no quedó satisfecho con lo visto. King apreció que la película no era todo lo fiel que debería a su libro. Imaginad que escribís un libro y lo veis medio adulterado en su adaptación al cine, seguramente no se os quede buena cara. Eso le pasó a Stephen King y, dispuesto a solucionar el tema, se puso manos a la obra. Así fue como, en 1997, se estrenó una miniserie de 4 capítulos con Rebecca De Mornay como principal estrella. Esta miniserie sí que era un fiel reflejo de la novela en todo, inclusive en el hotel que es el mismo que inspiró a King para crear la novela décadas atrás.

Conclusiones.
Pese a todos los problemas que acabamos de comentar ‘El resplandor’ está encumbrada a los cielos cinematográficos. Estamos ante una de las mejores cintas de horror que podrás disfrutar. Era el final de los 70 y principios de los 80 y con ello nacía una nueva forma de cine de terror y lo hacía de la mano de Kubrick. Un realizador que, pese a sus formas de rodar, seguía siendo un maestro y aquí lo volvió a demostrar. Un Jack Nicholson espectacular y totalmente fuera de sí en uno de sus mejores papeles. Una trama que, pese a que estuviera alterada, resulta muy lograda y apropiada. En definitiva, una de las mejores experiencias cinematográficas de terror que no dejará a nadie indiferente.

Tráiler de El resplandor

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