Piraña
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Dirigida por Joe Dante y producida por Roger Corman, uno de los productores de moda del cine de Serie B de la época, ‘Piraña’ no sólo supuso la más temprana imitación de ‘Tiburón’ (Jaws, 1975) de entre tantos plagios que invadieron las pantallas de cine y estanterías de los videoclubs aprovechando el éxito de aquella, sino que además se convirtió con el paso de los años en toda una joya de culto y en el mejor sucedáneo del film de Spielberg hasta la fecha.

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Roger Corman y Joe Dante tras la estela de Tiburón

Sería inútil ignorar que ‘Piraña’ resulta a todas luces un film oportunista que intentó aprovechar el enorme éxito que supuso ‘Tiburón’ (Jaws. Steven Spielberg, 1975) y la repercusión que aquella película tuvo en el momento de su estreno, especialmente entre los bañistas y turistas de la época. Como ya hablamos en el apartado ‘Plagios, secuelas e imitaciones’ del artículo correspondiente al film de Spielberg, ‘Tiburón’ fue objeto de innumerables sucedáneos y plagios, algunos de ellos incluso rozaban el ridículo y el absurdo más esperpéntico. Sin embargo, otras de estas producciones resultaban más que decentes e incluso interesantes, hasta el punto de llegar a convertirse en pequeñas joyas de la Serie B del cine de género.

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Y ese fue el caso de ‘Piraña’, película que, a pesar de beber descaradamente del éxito de ‘Tiburón’, con el paso del tiempo logró alcanzar un status de ‘film de culto’ sin demasiados problemas. ¿El secreto? no tomarse en serio así misma, aprovechar y explotar las enormes carencias del guión sin aparentar lo contrario, y esa capacidad de Joe Dante para imprimir a la película una atmósfera con cierto humor negro (a ratos incluso paródico) que, aunque le resta credibilidad y seriedad al conjunto en general, hacía el film mucho más honesto, divertido y sincero que otras producciones de índole similar.

No obstante la producción de ‘Piraña’ no fue un camino de rosas como podría parecer. Todo comenzó con una idea del productor Jeff Schechtman, que consciente de que se trataba de un momento perfecto para subirse al carro del ‘efecto Tiburón’ y aprovechar la situación, se puso en contacto con Roger Corman para plantearle la posibilidad de filmar una película de bajo presupuesto que narrase cómo un grupo de pirañas asesinas liberadas por accidente aterrorizan a los bañistas de un pequeño pueblo. Corman, encantado con la idea, encargó rápidamente al guionista Richard Robinson la realización de un primer tratamiento de guión.

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Sin embargo, en una de sus muchas maniobras y débiles argumentos con afán de defender sus producciones, el famoso dueño de la ‘New World Pictures’ afirmó durante años que el guión de su ‘Piraña’ se escribió antes que el de ‘Tiburón’, la cual se estrenó tres años antes que el film de Dante. En cualquier caso cabe destacar que ya existía una película de muy bajo coste titulada ‘Piranha’ (Piranha, Pirahna!, 1972) dirigida por William Gibson, por lo que la producción de Roger Corman no fue precisamente una idea original como se hizo creer a los medios y al público en su momento.

En todo caso, y más allá de estos pequeños inconvenientes tanto morales como legales (que también los hubo, ya que la ‘Universal’ estuvo a punto de boicotear el estreno por plagio, algo que al final no sucedió por el entusiasmo que mostró Steven Spielberg cuando vio la película, lo que dio lugar a una estrecha colaboración posterior entre Dante y el propio Spielberg en varias películas), el realizador Joe Dante, que años después se convertiría en todo un mito del cine fantástico de los 80 gracias a títulos tan sensacionales como ‘Aullidos’ (The Howling, 1981), ‘Gremlins’ (Gremlins, 1984) o ‘El Chip Prodigioso’ (Innerspace, 1987), declaró que el guión resultaba penoso y deficiente a todas luces. Además la película debía de estrenarse en el verano de 1978, en las mismas fechas en que lo haría ‘Tiburón 2’ (Jaws 2. Jeannot Szwarc, 1978), lo que sería un suicidio en toda regla, sugiriendo el propio realizador a Corman que dejara la película de lado, a lo que el productor se negó.

Como consecuencia de las palabras de Dante respecto al guión, se contrató a John Sayles, futuro guionista de las maravillosas ‘La bestia bajo el asfalto’ (Alligator. Lewis Teague, 1980) o  la citada ‘Aullidos’ (The Howling. Jode Dante, 1981) para que lo reescribiera por completo. Aunque el libreto finalmente tampoco mejoró en exceso con respecto a la primera escritura, y por momentos todo resultaba bastante ridículo, finalmente se optó por diseñar un argumento que, consciente de sus claras limitaciones, fuera transparente y tuviera la capacidad de reírse de sí mismo a base de significativas gotas de humor negro que salpicarían todo el metraje. Así pues la idea inicial de escribir un film de terror puro quedó desechada en detrimento de un producto divertido y muy ligero; de terror, sí, pero con esa capacidad de no tomarse muy en serio a sí mismo y de ser poco pretencioso.

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Pirañas asesinas: comenzando la producción

Una vez escrito el guión y aprobado el paupérrimo presupuesto de 650.000 dólares con el que contaba Dante (un presupuesto que ascendió a 750.000 dólares tras comprometerse la ‘United Artists’ a distribuir el film a nivel internacional), comenzó oficialmente la producción de ‘Piraña’. Se contrató al equipo de efectos especiales encargado de diseñar el aspecto de las terribles pirañas asesinas, un equipo entre los que se encontraban Chris Wallas, creador de los impresionantes y escalofriantes efectos especiales de ‘La Mosca’ (The Fly. David Cronenberg, 1986); Rob Bottin (se encargó del maquillaje y del diseño de algunas pirañas) o Jon Berg, procedente de la saga ‘La Guerra de las Galaxias’ (Star Wars. George Lucas, 1977), para a continuación realizar un casting que, manteniendo la línea de lo que solía buscar el propio Corman en sus producciones por tal de ahorrar costes, se evitó la contratación de actores consagrados y de caras excesivamente conocidas.

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Así pues se fichó al televisivo actor Bradford Dillman (el cual se quejó de lo absurdo del guión y de lo plano que resultaba su personaje, hasta el punto de sentirse totalmente descontento con el papel y de trabajar casi a desgana, algo que se nota en la película), que daría vida al protagonista de la cinta, el antihéroe Paul Grogan, un personaje malhumorado e irónico que intenta vivir en paz rodeado de la naturaleza y que irá en busca de su hija, la cual se encuentra en un campamento de verano junto al río. A él acudirá una investigadora de personas desaparecidas interpretada por Heather Menzies, siendo la culpable de que las pirañas escapen del estanque de una vieja instalación militar y sean liberadas río abajo. También disfrutaremos de la presencia, aunque breve, del actor Keenan Wynn metiéndose en la piel de Jack, un anciano que sufre una muerte horrible al ser sus pies devorados por las pirañas.

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Mientras que el grupo de ‘villanos’ (entre comillas) correría a cargo de Kevin McCarthy interpretando al Doctor Robert Hoak, un científico del gobierno que conoce el verdadero origen de las pirañas y que intentará ayudar, en la medida de lo posible, al dúo protagonista. Dick Miller, el empresario sin escrúpulos cuyas intenciones son construir un parque acuático en el río, aun sabiendo del peligro que acecha en las aguas. Y la actriz más mediática del reparto, Barbara Steele como la Dr. Mengers, una científica cruel y cómplice de los experimentos que los militares llevaban a cabo en la central abandonada.

En lo referente a la banda sonora, se encargaría el sensacional compositor italiano Pino Donaggio, que fue encargado de componer una partitura capaz de agudizar y acompañar a las escenas de terror y tensión del film. El rodaje de la película duró alrededor de cuatro semanas en varias localizaciones de Texas (Wimberley, San Marcos y Seguin), Los Angeles y California, siendo la película, contra todo pronóstico, un éxito tanto en taquilla como en alquileres de VHS. Pese a ello Joe Dante, un director que años después demostraría sus enormes capacidades para la acción, el humor y el terror dirigiendo varias producciones del propio Spielberg, era consciente de que su carrera no llegaría a ninguna parte al lado de Roger Corman, por lo que decidió desvincularse de él pese a que el afamado productor le había ofrecido nuevos proyectos para dirigir, entre ellos ‘Humanoides del Abismo’ (Humanoids from the deep. Barbara Peters, 1980)

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El resultado: Un pequeño gran film de culto

Como hemos venido diciendo anteriormente en la presente crítica de Piraña, a la hora de visionar el film debemos de tener en cuenta varios puntos importantes. Primero, que no es una excelente película. Y segundo, que se trata de un film muy humilde ‘sello Corman’ que trató de aprovechar la estela dejada por el éxito de ‘Tiburón’, por lo que podemos dar por sentado que el guión, la originalidad y las interpretaciones brillarían por su ausencia.

Afortunadamente Joe Dante, todo un especialista en aprovechar al máximo los escasos recursos con los que contaba, fue capaz de suplir las numerosísimas carencias y limitaciones de la película gracias a una atmósfera cargada de tensión, pero al mismo tiempo, condimentada con pinceladas de humor y líneas de diálogo risibles que terminarían por constatar que la película es todo un ejercicio de auto parodia inconfeso, algo que, en opinión del que escribe estas líneas, le sobra en algunos momentos (ese divertido y asustado pececillo mutante con patas que aparece al comienzo de la película ya nos deja bien claro ante qué producto nos encontramos).

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De todos modos somos plenamente conscientes de que fue una forma de intentar desmarcarse de las demás imitaciones de ‘Tiburón’, así como de enmascarar esas limitaciones presupuestarias y de guión de las que hablábamos antes. Y es que como se suele decir, en la vida a veces es necesario reírse de sí mismo para salir airoso de ciertas situaciones, y esto mismo es lo que logra Joe Dante en ‘Piraña’.

En cualquier caso no nos engañemos: nos encontramos ante un film cargado de muy buenos momentos de suspense, especialmente todos aquellos que tienen que ver con los ataques de las pirañas, los cuales se encuentran filmados con una sobriedad e impacto que son de elogiar, siendo este sin lugar a dudas el punto fuerte de la película. Además podremos disfrutar de una buena sucesión de efectos especiales sencillos pero eficaces, aunque quizás menos numerosos de lo que cabía esperar. Aun así la película contiene sus buenas dosis de gore y algunos primeros planos muy logrados de los heridos tras el ataque de las pirañas, esto último filmado, por otra parte, con gran pulso y sentido del ritmo. Algo que también podemos decir de las escenas submarinas de la película, especialmente aquella que involucra al personaje de Dillman hacía el final de la cinta, plagada de tensión y ritmo.

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De lo que no cabe la menor duda es de que, a pesar de contener un guión demasiado plano, de la abrumadora e increíble estupidez y torpeza de los personajes (especialmente el de Heather Menzies), de estar plagado de clichés y de rebosar carencias por los cuatro costados, sin lugar a dudas nos encontramos ante el mejor producto ‘exploitation’ desde el éxito del film de Spielberg. Un producto de Serie B lleno de esencia y personalidad a pesar de todo. Una cinta honesta con lo que pretende ofrecer que se encuentra rebosante de secuencias sensacionales y de numerosos ataques de peces asesinos. Un film que juega a la perfección con los momentos acción y terror. Una plano final para el recuerdo, con el océano teñido de color rojo dando a entender que las pirañas podrían sobrevivir en el mar…

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En resumidas cuentas

Terminando con esta crítica de Piraña, llegamos a una conclusión: se trata de una pequeña joya de culto cuyo legado sigue vigente hasta nuestros días con multitud de secuelas, remakes y sucedáneos. Todos ellos con mayores medios y recursos de los que dispuso Dante, pero carentes de aquella chispa y sencillez que hicieron grande una película pequeña como lo es ‘Piraña’.

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