Tiburón 2
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Tras el enorme éxito que cosechó Steven Spielberg con ‘Tiburón’, era sólo cuestión de tiempo que la Universal Pictures decidiera convertir la película en el inicio de toda una franquicia con la realización de una serie de secuelas prescindibles e innecesarias hasta la saciedad. La primera de ellas fue ‘Tiburón 2‘, una floja cinta dirigida por el realizador Jeannot Szwarc, el cual no supo darle a la película el toque preciso para convertirla en una continuación mínimamente interesante, careciendo ya de todo el entusiasmo, garra y fuerza que hicieron de la película de 1975 una obra maestra. Hablaremos de todo ello en la presente crítica de Tiburón 2.

“Sé reconocer un tiburón porque lo he visto así de cerca y más vale que hagan algo porque no pienso volver a vivir el infierno de la otra vez” .- Brody.

Tiburón 2

Crítica de Tiburón 2

Tiburón 2’ fue una película que personalmente disfruté de un modo considerable en mi infancia cuando la pasaban asiduamente por televisión, y aunque siempre tuve la sensación de que era sensiblemente más floja que el primer film de Steven Spielberg, tampoco era capaz de percibir con objetividad su manifiesta inferioridad por el hecho de ser un crío al que le apasionaba cualquier cinta sobre monstruos devora personas, independientemente de la calidad de la misma.

Pues bien, casi dos décadas después y con motivo de la redacción de este artículo, decidí volver a visionar la película esperando encontrarme con aquella secuela que tan buen sabor de boca me dejó antaño, pero lo que me encontré no fue precisamente eso. Y es que si hace unos días afirmábamos que ‘Tiburón’ se trataba de una incuestionable obra maestra cuya tensión y ritmo alcanzaban cotas elevadísimas, con esta segunda entrega ocurre justamente todo lo contrario. De hecho, y por más que me pese, no tengo más remedio que afirmar que estamos ante un inconfeso remake de la original que no ofrece absolutamente nada nuevo que contar, rozando por momentos lo rayano y el aburrimiento más abrupto, por no hablar de la manifiesta mediocridad de su apartado argumental, tanto en lo referente a historia como en diálogos y situaciones.

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Para empezar ya se hace notar desde el primer minuto de metraje la ausencia de Spielberg en la dirección (no olvidemos la excelente secuencia inicial del primer film, plagada de tensión y énfasis emocional, algo que brilla por su ausencia en esta nueva escena de apertura), una baja sensible que fue cubierta por el realizador Jeannot Szwarc, que venía del mundo de la televisión y que sólo había dirigido hasta ese momento algún que otro telefilm de poco calibre. Pues bien, esa falta de capacidad (que no de experiencia, porque Spielberg tampoco la tenía en lo referido a largometrajes para cine hasta el estreno de ‘Jaws’, pero la capacidad de éste si quedó manifiesta desde sus primeros cortos hasta su sensacional telefilm ‘Duel’) queda retratada en el film a lo largo y ancho de todo su metraje, ofreciéndonos una cinta demasiado repetitiva y tediosa por momentos.

Por otra parte el hecho de que Szwarc fuera un realizador que se desenvolvía con cierta solvencia en el mundo de la televisión, pero no así en lo que respecta a la realización de largos de cine, terminaría trascendiendo a la película más de lo debido, ratificando aún más si cabe que esto no era lo suyo. De ahí que resulte ciertamente sospechoso que en la atmósfera de ‘Tiburón 2’ merodeen cierto ‘look’ y estética de producto televisivo más propios de un sofisticado y caro telefilm que de un gran blockbuster cinematográfico, y eso que se dispuso de un presupuesto mucho mayor que el de la película de Spielberg. Pero es obvio y evidente que el realizador no supo o no pudo llevar todo el peso de una producción como ‘Jaws 2’, la cual pretendía, cómo mínimo, ser digna de su predecesora. Y es que en esta nueva entrega ni los actores se emplean a fondo, ni el tiburón mecánico luce ni la mitad de bien de lo que lucía en la primera entrega, ni la fotografía logra envolver en absoluto al espectador… Por no hablar de los decorados, los cuales apenas ofrecen un nivel de credibilidad mínimo (no tiene precio ver ese islote de cartón piedra flotando sobre el agua mientras se balancea a causa de la marea…).

Tiburón 2

También es justo reconocer que rodar una secuela de un film que había cambiado parte de la historia del cine desde el día de su estreno era ya de por sí muy arriesgado. Primero, porque superar la labor narrativa, visual y de dirección de Spielberg era ya de por sí una utopía, y menos aún con un director poco experimentado en el mundo del cine como lo era Szwarc. Y segundo, porque eludir el efecto de la pérdida del factor sorpresa se antojaba poco menos que imposible, salvo que la historia tirara por otro camino no explorado, que no fue el caso. De lo que no cabe la menor duda es de que se podía haber otorgado al guión un pequeño atisbo de originalidad o sorpresa, aunque desafortunadamente nos encontramos ante una aburridilla y lineal historieta de tiburón ‘caza muchachos con acné’ (el grupo de adolescentes con exceso de hormonas que inundan el metraje son tan insoportables que acabé estando de parte del bicho) sin un pequeño resquicio de tensión, ni de aventura… Ni tan siquiera encontramos el grado suficiente de suspense como para poder considerar esta secuela como algo más que un film pasable (salvo en un par de secuencias algo logradas, como la del ataque al helicóptero y los minutos del desenlace).

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Y es que el guión de ‘Jaws 2’ es sumamente plano, escaso de localizaciones y carente de elementos que consigan mantener expectante al espectador en un film plagado de secuencias de relleno que, para colmo de males, no hacen sino alargar un metraje que ya de por sí no tenía nada interesante que mostrar. Ni tan siquiera parte del reparto de la original logra salvar este producto, pues entre otras cosas, los personajes no son ni sombra de lo que fueron en la primera película. Ahora el Jefe de Policía Brody roza la obsesión en una forzada actuación de Roy Scheider que ciertamente no se cree ni él (seguramente porque rodó el film más por el cheque que le ofrecieron que por la propia motivación personal), por no hablar de una Lorraine Gary que hace de ‘psicóloga personal’ de su marido y que realmente no aporta nada al relato; o un alcalde (de nuevo Murray Hamilton) que, atención, aparece como importante co-protagonista en el cartel promocional de la película, cuando resulta que su participación en la misma se limita a sólo unos pocos minutos en pantalla.

Tiburón 2

Desgranando la cinta llegamos a la conclusión de que uno de los mayores errores de ‘Tiburón 2’ fue el intentar parecerse en demasía a su antecesora, sólo que ésta es mucho peor y menos rica en situaciones y ambientes, tratándose de una secuela lastrada por un libreto y una dirección demasiado ramplones que le otorgan una alarmante falta de personalidad a la trama, siendo el factor más predominante del relato la previsibilidad. Por otra parte la cinta se toma demasiado en serio a si misma, mucho más de lo que se lo tomó la primera entrega. Recordemos que en el último tercio de película el personaje de Richard Dreyfuss (que por cierto, contempló la posibilidad de intervenir en esta segunda entrega) le otorgaba por momentos a la historia un exquisito aire desenfadado, con sus muecas y especial sentido del humor a pesar de la cruda situación que estaban viviendo los personajes en una gran muestra de versatilidad genérica dentro de un film claramente de suspense. En ‘Tiburón 2’ todo esto se pierde a favor de un libreto monótono que se resquebraja cual castillo de naipes.

Tiburón 2

En definitiva, es posible que las intenciones no fueran del todo malas, pero resulta evidente que el propósito del film no era otro que aprovechar el inmenso éxito de su antecesora y amasar todo el dinero posible en taquilla. En cualquier caso no se trataría de la peor película de la saga, aunque por lo que respecta a un servidor la siguiente secuela, ‘El gran tiburón’ (Jaws 3D, Joe Alves, 1983) resultaría algo más divertida al intentar mostrarnos algo diferente, como el hecho de trasladar al escualo a un moderno parque acuático que confluye con el mar. Pero sin ir más lejos de la realidad, lo único destacable de esta primera secuela son un par de secuencias más o menos conseguidas, aunque la sombra de ‘Jaws’ es demasiado alargada para una segunda entrega que no es capaz de sostenerse por sí sola.

A pesar de todo el film fue un exitazo en toda regla. Ni más ni menos que 209 millones de dólares de recaudación a nivel mundial por un presupuesto de 20 millones de la misma moneda, aunque claro, el espectador asistió al cine en masa condicionado por la maravillosa ‘Tiburón’ de Steven Spielberg esperando encontrar algo similar o mejor aún.

No obstante la película tiene un pase y cierto punto mirándola desde una perspectiva flexible sin ser demasiado exigentes (aunque con 15 minutos menos de metraje la cinta hubiera sido más fácil de digerir), sobre todo si tenemos en cuenta que todo lo que vendría después sería igual o bastante peor…

Tiburón 2

En resumidas cuentas

Que no quepa la menor duda de que ‘Tiburón 2’ sólo fue el detonante de una saga en decadencia, aunque gran culpa de ello la tuvo la propia Universal, que rechazó la propuesta del guionista de escribir un film algo más arriesgado y diferente que narraría los acontecimientos relatados por el personaje de Quint sobre la espeluznante tragedia del crucero ‘USS Indianapolis’ en la primera película. Por no hablar de la elección del director, el cual fue contratado tras el apresurado despido de un John D. Hancock que pretendía darle un toque genuinamente personal y agresivo a esta secuela, algo a lo que la productora se negó rotundamente, convirtiendo esta continuación en una ‘monster-movie’ del montón, sin más. Una lástima.

Tiburón 2

Curiosidades

  • El tiburón luce una enorme quemadura en la cara debido a que durante la filmación de una secuencia, el escualo construido para la ocasión sufrió una avería, quedando carbonizado parte de su rostro. Para ahorrar gastos y tiempo reparando el animatronic, se reescribió el guión haciendo que la primera víctima rociara de gasolina al tiburón y le prendiera fuego, quemándole parte del rostro.
  • En la escena final tuvieron un sólo intento para filmar la muerte del tiburón a causa del cable eléctrico, pues el equipo no disponía de más escualos mecánicos.
  • Richard Dreyfuss fue tanteado para volver al reparto de ‘Tiburón 2’, incluso contempló seriamente la posibilidad, pero al final rechazó la propuesta por encontrarse ya totalmente involucrado en el film ‘Encuentros en la tercera fase’, dirigido por su amigo Steven Spielberg.
  • La Universal contrató inicialmente al realizador John D. Hancock, quien empezó a filmar algunas escenas de la película. Sin embargo Hancock quería rodar una película de terror plagada de violencia y agresividad, mientras que la productora pretendía una película más comercial, así que finalmente fue despedido por discrepancias creativas, contratando al televisivo Jeannot Szwarc y comenzando el rodaje desde cero.
  • La idea original del guionista Howard Sackler era hacer una precuela centrada en la catástrofe del USS Indianapolis que estaría protagonizada por un joven Quint, pero la Universal rechazó la idea al considerar la propuesta como demasiado cara y ambiciosa.
  • Uno de los barriles amarillos que usaron Brody y Hooper al final de la primera película para nadar hasta la orilla, puede contemplarse en la casa de Brody a modo de macetero.
  • El islote de rocas que aparece en la película y que suele ser visitado por los jóvenes protagonistas, en realidad era una construcción formada por piedras de plástico y cartón piedra sobre una barcaza. Durante una noche de mal tiempo, la barcaza que sostenía todo el decorado se soltó y navegó a la deriva durante varios kilómetros.
  • Cuando el tiburón muerde el cable eléctrico al final de la película, uno de los miembros del equipo técnico sufrió quemaduras leves en un brazo.
  • Se rumorea que el actor Roy Scheider no estuvo muy a gusto durante el rodaje de la película porque realmente no quería volver a interpretar al sheriff Brody en una secuela de ‘Jaws’.
  • La esposa de Murray Hamilton se encontraba en tratamiento de cáncer durante el rodaje de la película, así que Murray insistió en abandonar el rodaje sin concluir sus escenas. Finalmente Murray terminó sus secuencias en dos días y fue enviado rápidamente a Nueva York con su mujer, la cual logró superar la enfermedad, pero Murray falleció poco después.

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