Mientras duermes
Comparte con tus amigos










Enviar

¿Es de fiar el portero al que, en alguna ocasión, le hemos confiado las llaves de nuestro piso? Esta pregunta trivial y de respuesta aparentemente sencilla es el motor de esta propuesta de Jaume Balagueró. ‘Mientras duermes’ es una historia de terror, suspense y maldad. Quizás no tan alejada como creemos de los cuentos infantiles donde un ser perverso acecha a una inocente víctima.

«El problema es que yo no puedo ser feliz» (César)

Crítica de Mientras duermes

Jaume Balagueró se ha convertido en una apuesta segura dentro del cine español de terror. Desde que comenzara su singladura con ‘Los sin nombre’ (1999) y hasta llegar a su mayor éxito hasta el momento que fue REC’ (2007), Balagueró ha ido afianzando su posición dirigiendo con mano firme sus obras. En este caso no estamos ante una simple película de terror sino ante un thriller de corte más clásico. Un film donde el villano no es un asesino o violador al uso, sino un personaje muy común al que no pocos hemos conocido de primera mano: un portero. En otras palabras, no se trata de un perturbado que asesina salvajemente o de un secuestrador que intimida a una familia, más bien es un ciudadano como cualquier otro cuya existencia encuentra alivio amargando la vida de los demás. Sencillo pero a la vez terriblemente inquietante.

Balagueró quedó cautivado por el guión nada más leerlo. Quizás porque se aleja del concepto de terror más convencional y ofrece una visión aterradora pero a la vez cotidiana de la maldad en estado puro. El guión, escrito por Alberto Marini que ya había colaborado anteriormente con Balagueró en ‘REC’, traslada la acción al hogar, ese santuario en el que todos nos sentimos seguros. Estamos ante un trabajo más que correcto que consigue mantenernos pegados a la butaca. Todo mientras contemplamos atónitos lo que un simple portero puede hacer gracias a los privilegios que le otorga el cargo. Es en esa sencillez, y en lo baja que mantenemos la guardia cuando nos refugiamos en casa, donde reside la grandeza de este guión.

Para interpretar a César uno tiene la inequívoca sensación de que la elección de Luís Tosar fue parte de la clave del éxito. Poco cabe decir a estas alturas de este gran actor. Aquí se pone en la piel de César, un tipo sencillo y aparentemente amable. Sin embargo, esconde en su interior a un ser malvado y manipulador. Un tipo que necesita la desgracia de los demás para poder soportar su existencia. Es un acierto no mostrarnos el origen de esa infelicidad que arrastra… Basta con hacerse a la idea de que su pasión por producir daño en los demás ha sido un proceso lento que arranca en una infancia difícil y traumática. Para él es lo único que le impide acabar con su vida cada mañana. Mientras que al principio debía de alegrarse de las desgracias ajenas, los años le han llevado a no conformarse con eso.

Pero hay una vecina en el edificio que no consigue perder la sonrisa y eso está matando a César. Ella es Clara, una joven risueña interpretada por Marta Etura. Para César se trata ya de un reto personal, y para alcanzar su objetivo no escatimará medios ni esfuerzos. Marta Etura realiza un buen trabajo, realmente llegamos a involucrarnos tanto en la historia que cada vez que César planea una nueva putada nosotros somos testigos impotentes. Una impotencia que irá a más a medida que vayamos conociendo el alcance de los hechos. Clara cuenta con el apoyo de su novio, interpretado por Alberto San Juan, un hombre que desde buen principio desconfía de César.

El resto de vecinos también conforman una fauna fascinante. Tenemos a la eterna solterona que sólo vive para sus perritos, una madura Petra Martínez que da vida a esa típica señora simpática y cordial que siempre está de buen humor. Sin duda esta señora provoca la más profunda infelicidad en un tipo como César. Luego tenemos al veterano de la comunidad, un anciano inquisidor que controla al portero minuciosamente para poder ponerlo firme cada vez que se retrasa o equivoca. Escoger a un actor argentino como Carlos Lasarte es todo un acierto, ya que sus escenas introducen notas de humor negro en una trama de por sí tensa. Y tampoco podemos olvidarnos de la niña a la da vida Iris Almeida chantajeando sistemáticamente a César y amenazándole con contar sus idas y venidas por los pisos.

Es inevitable hablar de otra película que se estrenó ese mismo año protagonizada por Hilary Swank y titulada La víctima perfecta‘. Hay similitudes evidentes, sobre todo en lo que respecta a un obseso que controla la existencia de la protagonista. Pero en general la película protagonizada por «la Swank» carecía de la atmósfera necesaria porque el actor protagonista no consiguió transmitir las sensaciones apropiadas. En este caso no es así. Tosar se apropia completamente del personaje y consigue dibujar en César una amplia gama de matices. Es posible que un ambiente más opresivo hubiera beneficiado a la película, sobre todo teniendo en cuenta la ausencia de escenas violentas. Pero en líneas generales sigue siendo una producción bastante redonda y con una atmósfera muy bien trabajada gracias a un excelente trabajo de fotografía y al uso de virtuosos planos y encuadres.

Conclusión.
A una película de este tipo le pido sobre todo una cosa: que me mantenga sumergido en la historia que cuenta. Es la clave para poder disfrutarla. Afortunadamente este film lo consigue con creces. Es absorbente, aterrador, con pequeños destellos de humor y, sobre todo, inquietante porque nos demuestra que el mal puede acechar en lugares insospechados. No creo que haga falta añadir más en esta crítica de Mientras duermes, sólo constatar una vez más que el cine español (que tan denostado se encuentra por parte del gran público) es capaz de grandes films que no tienen nada que envidiar a las grandes producciones de Hollywood. Recomiendo sin reservas esta película de Jaume Balagueró, dudo mucho que defraude a nadie. Ah, sobre todo, recordad mirar debajo de la cama antes de acostaros… ¡nunca se sabe!

Tráiler de Mientras duermes

Escucha nuestro podcast