Midway
Comparte con tus amigos










Enviar

Fue una de las batallas navales y aéreas más decisivas de la 2ª Guerra Mundial. Los aliados, superados en número, vencieron a los japoneses dejando en evidencia su supuesto control naval en el Pacífico. En la siguiente película, Roland Emmerich pone su cámara y toda su espectacularidad para contarnos uno de los más colosales choques de la guerra. Ya mismo, en Cineycine, analizamos con detalle la batalla de ‘Midway’.

“Bienvenido al trabajo más difícil del mundo” (Almirante King)

Crítica de Midway

Tres años tardó Emmerich en volver a ponerse tras las cámaras después del fracaso económico y de crítica que le supuso Independence Day: Contraataque (2016). A posteriori, él mismo ha confesado que nunca debió filmar esa secuela. Dejando ese tema al margen, en esta ocasión el espectacular director retorna al género histórico. Un género que, recordemos, le propició buenos resultados en el pasado con El patriota (2000).

‘Midway’ me ha resultado una película bélica eficaz y entretenida. Una cinta de sabor clásico y, a la vez, de aire tremendamente palomitero. Eso sí, queda un tanto lejos de algunos ejemplos recientes del cine bélico. Aparcando esto último, se nota a un Emmerich más centrando en la historia y en sus personajes que de costumbre, y también más sutil en cuanto a efectos visuales. Es cierto que hay buenos efectos, pero estos quedan reducidos a las espectaculares secuencias de acción dispersas a lo largo del metraje. En este aspecto destacan, sobre todo, los combates aéreos y bombardeos muy bien filmados por el alemán. Aquí sigue demostrando que no ha perdido el toque, aun contando con un presupuesto más inferior de lo que le suelen dar para este tipo de producciones, ‘Midway’ sólo costó 100 millones de $.

Ahondando en los efectos y batallas, no hay que olvidar que estamos ante una película de Roland Emmerich. Esto supone que la espectacularidad está a la orden del día con unos FX realmente convincentes. Los 100 millones antes citados quedan lejos de las cantidades que tuvo en su día gente como Michael Bay cuando rodóPearl Harbor (2001), pero la labor del departamento de producción es muy destacable. Así pues, se consiguen recrear algunos de los momentos más importantes de la historia como los ataques a Pearl Harbor y Tokio. Al final, Emmerich y su equipo exprimen cada dólar y demuestran su pericia y buen hacer en el terreno audiovisual.

El guión de Wes Tooke resulta laborioso, haciendo un camino cronológico desde el Japón pre-bélico, pasando por el devastador ataque a Pearl Harbor y hasta la descomunal batalla final en Midway. En las islas incluso se incluye la aparición de John Ford. El mítico director se encontraba grabando una película propagandística cuando los cazas japoneses atacaron. Así pues, la labor histórica del film se antoja bastante notoria al contar los preámbulos y elementos que llevaron a la batalla final.

También destaca especialmente la mención de la labor de la inteligencia naval estadounidense tras el fiasco inicial. No obstante, se antoja algo apresurado en sendos puntos del film: lo que concierne a las decisiones de desarrollo de algunos de los personajes (la secuencia post-accidente de uno de los pilotos a mitad de película no termina de llenar emocionalmente y parece de última hora) o como otros protagonistas desaparecen de la cinta. Por último, lo del personaje de Dennis Quaid, por muy fiel que sea a los sucesos reales, no me parece tan convincente.

Respecto a la banda sonora de Harald Kloser y Thomas Wander viene cargada de elementos electrónicos y un diseño sonoro. Este estilo choca en varias ocasiones con el sabor de película bélica clásica que Emmerich implanta desde el primer minuto. De alguna manera, esta banda sonora resulta un clon del trabajo de Hans Zimmer en Dunkerque (Christopher Nolan, 2017).

Pasando al casting decir que la labor del reparto es encomiable y hay que dejar claro que casi todos interpretan a personajes basados en personas reales. Personas a las que Wes Tooke investigó a conciencia para el guión. Aunque esto no quita para que se presenten algunos personajes-cliché como el de Nick Jonas o el de Mandy Moore.

Por otra banda tenemos el buen hacer y química entre Patrick Wilson y Woody Harrelson como Layton y Nimitz, respectivamente. Ambos actores sacan un buen provecho en todas las secuencias presentes. No puedo decir lo mismo de la labor de Ed Skrein como Dick Best. A mi juicio, no termina de atrapar en lo que concierne a su personaje. En los cameos expendables nos encontramos con Aaron Eckhart como James Dolittle, quien comandó el bombardeo sobre Tokio. Todo esto en el bando americano.

En el bando japonés se denota un esfuerzo en dibujar a Yamamoto y sus oficiales de la armada como la cabeza moderada de tan salvaje conflicto. También sobresale el primer ministro Tojo con vistas en ganar la guerra para proteger su país de una posible invasión estadounidense. El cast japonés está liderado por Etsushi Toyokawa y Tadanobu Asano como Yamamoto y Yamaguchi. No habría estado mal el haber incidido más en la división entre Armada y Ejército para entender las motivaciones de ambos sectores.

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Midway, un film que cumple como una cinta bélico de antaño aportando una buena sesión de entretenimiento para una tarde aburrida. Además, Roland Emmerich saca pecho a pesar de un presupuesto menor de lo que le suelen dar. El realizador entrega una serie de logradas set-pieces de combates aéreos y bombardeos. Todo esto sumado a la encomiable labor del reparto salva holgadamente a la película.

Tráiler de Midway

Escucha nuestro podcast