Memoria letal
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Toda película que venga con un guión firmado por Shane Black es para un servidor un acontecimiento. Black es uno de los grandes guionistas del cine de acción mezclado con comedia que ha dado la industria del espectáculo. Y si al talento de Black sumamos el hábil manejo de la cámara de Renny Harlin, actores como Samuel L. Jackson, Geena Davis, David Morse, Brian Cox o Craig Bierko… y un presupuesto amplio para dar rienda suelta a la acción, entonces, el resultado es toda una experiencia llena de adrenalina. Una película que merece ser considerada, por méritos propios, como una de las últimas muescas del viejo cine de acción artesanal que tanto abundaba en los 80. Bienvenidos a… ‘Memoria letal’.

“Muere gritando, hijo de puta” (Charly)

Crítica de Memoria letal

‘Memoria letal’ fue, durante años, el guión original mejor pagado por parte de una major. Hablamos de 4 millones de $ que se llevó al bolsillo Shane Black por escribir el libreto. No sé si merece semejante desembolso, lo que sí puedo decir es que dicho libreto es de los mejores de la carrera de Black. Hablamos del creador de una retahíla de personajes principales míticos: la pareja de policías Martin Riggs & Roger Murtaugh, el detective acabado y borracho Joe Hallenbeck, el héroe de ficción Jack Slater, o la extraña pareja formada por Harry Lockhart y Gay Perry en su ópera prima como director: Kiss Kiss Bang Bang’ (2005). Black siempre ha sido fiel a su peculiar estilo personal, su afinado don para los diálogos de nivel, un sentido del humor muy particular y una colección de villanos legendaria.

Si encima sumamos a Black a un artesano tremendamente competente como era Renny Harlin, entonces, prepárense para alcanzar cotas de cine de acción de primera categoría. Ese cine que ya está olvidado. Ese cine cuya definición un día clavó Sylvester Stallone: “Tengo mucho respeto por cómo hacíamos las escenas peligrosas a finales de los 80, y principio de los 90, pero ahora todo lo hacen por ordenador. Antes nos perseguía una bola de fuego de verdad. Las explosiones que se veían en pantalla las hacíamos con gasolina de verdad. Ahora todo se hace con una pantalla azul de fondo”.

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Pero… ¿Qué sería de un guión de nivel sumado a un director tremendamente capaz si los actores no dieran la talla? Pues que el film estaría condenado al fracaso en todos los sentidos, Por suerte, en este caso, los actores están a la altura de las circunstancias. En primer lugar sobresale Geena Davis como una de las primeras y más convincentes heroínas del género. Su transformación de modosa maestra a ejecutora letal es ejemplar y totalmente creíble. A la actriz le ayudó además un físico moldeado para el cine de acción por el que era su marido en aquellos años, el mismo Harlin. La implicación de Davis como heroína de cine abrió las puertas a otras actrices a tomar las riendas de grandes producciones del género. Hablo de gente como Demi Moore, Milla Jovovich, Angelina Jolie o Michelle Rodriguez.

Por su parte, Samuel L. Jackson da un auténtico recital como Mitch Hennessey. Aquí tenemos a un antihéroe total que se ve envuelto en medio de una vorágine de conspiraciones, explosiones, torturas sádicas y muerte por doquier. Sin embargo, Mitch tiene una misión en la vida: hacer algo bien. Mitch piensa cumplir su misión, cantando todo lo que hace (en un gag recurrente y siempre tronchante) con la frase perfecta para cada ocasión… Por no hablar de su vestuario: estrafalario y cutre a más no poder, como si fuera una especie de versión moderna de un Shaft daltónico y en horas bajas. ¡Y qué decir de sus métodos de trabajo! Como ese método consistente en utilizar a una prostituta para extorsionar a padres de familia que sólo quieren echar una canita al aire… Lo dicho, tremendo personaje.

Otro que lo pasa en grande pululando por el metraje es el gran Brian Cox, un actor olvidado durante años por Hollywood y degradado a papeles insustanciales en producciones de bajo nivel. Hasta que, entre 1995 y 1996, gracias a una serie de papeles secundarios fue recuperando el prestigio ganado en otras épocas. Cox saca adelante su rol de instructor de la CIA con un aplomo fuera de dudas. Incluso saca a relucir su vena cómica, oculta bajo su faceta de tipo duro. Además, su Nathan Waldman es el personaje que, en determinado momento de la trama, nos explica lo que está pasando y porque está pasando.

Y llegamos al malo de la función. Hay un dicho que reza que una película de acción es tan buena como cruel y despiadado es el villano. Y doy fe de que el malvado compuesto por Craig Bierko cumple a rajatabla con el lema. Se nota que Bierko estaba ante el papel de su vida. Muy consciente de ello se dejó la piel con un maloso para el recuerdo. Su Timothy no sabe lo que son los escrúpulos ni muestra respeto alguno por la vida humana. Un auténtico canalla que desde el minuto uno está pidiendo a gritos un ajuste de cuentas. Otro que rula por la función y cumple como siempre es el siempre excelente David Morse. Los pocos minutos que aparece en pantalla le bastan y sobran para dar rienda suelta a su talento.

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Y ahora pasamos a su director: Renny Harlin, un realizador que siempre tuvo un don. Y ese don era mostrar muerte y destrucción como muy pocos son capaces. Me refiero a planificar tiroteos y saber siempre dónde colocar la cámara, conseguir hilvanar set pieces de acción a cada cual más grande y espectacular que la anterior y ponerle la guinda con un clímax final de esos que dejan la adrenalina por las nubes (con una gran predilección por acabar sus films con un duelo héroe herido Vs maloso armado). Es verdad que su manejo del tempo narrativo baja cuando no hay acción de por medio… pero en el género de las action movies siempre estuvo a la altura de maestros como John McTiernan, Walter Hill o Richard Donner.

Lástima que, por el giro que han dado los films del género en los últimos años, no podamos disfrutar más de Harlin viéndole hacer lo que mejor se le da. Además de que siempre llevará a sus espaldas la pesada losa de ser la cabeza de turco de la bancarrota de Carolco. Los peces gordos le señalaron con el dedo y desde ese día tiene que conformarse con producciones de segunda categoría: cintas con presupuestos muy controlados y actores en ascensión. También lo hemos visto como recurso de última hora para intentar salvar films condenados al fracaso antes de su estreno.

Finalmente, no puedo acabar la reseña sin hacer mención a la selección de canciones no originales que pueblan la película. Elvis Presley, Jimmy Cliff, Santana, Marvin Gaye, Neneh Cherry y Semisonic. Esta selección de temas y artistas, sumada a la banda sonora de Alan Silvestri, son otro punto a su marcador. Atención al guiño a La Jungla 2(Renny Harlin, 1990).

“¿Siempre has sido tan estúpido o has tomado clases particulares?” (Charly)
-“¡He tomado clases!” (Hennessey)

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de Memoria letal, una de las últimas muestras de cine de acción hecho a la vieja usanza. Explosiones reales, tiroteos espectaculares, persecuciones en coches que recuerdan a las del viejo cine de sudor y cerveza. Todo ello mezclado con diálogos gloriosos (los personajes de Samuel L. Jackson y Brian Cox son un filón), escenas de tortura brutales y un crescendo de acción incomparable. Y para el final un clímax ejemplar en la frontera entre EE.UU. y Canadá.

Tráiler de Memoria letal

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