Jurassic World: Dominion
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“Steven Spielberg y Michael Crichton crearon este mundo juntos. Yo he tenido la enorme suerte de ser su custodio en las tres últimas películas. Estoy muy agradecido a Steven por hacer posible que una nueva generación pueda seguir interesándose por la historia que él y sus colaboradores empezaron a contarnos”. Colin Trevorrow nos invita a ser testigos del final de un ciclo en ‘Jurassic World: Dominion’.

“Hoy van a ver cosas excepcionales” (Lewis Dodgson)

Crítica de Jurassic World: Dominion

Ha vuelto a pasar lo mismo que sucedió con la trilogía original de ‘Jurassic Park’ iniciada en el ya lejano 1993 por Steven Spielberg. Con esto me refiero a que ‘Jurassic World: Dominion’ es el peor film de esta nueva trilogía jurásica, tal y como ya lo fue en su momento Jurassic Park III (Joe Johnston, 2001). Este resucitamiento actual de los dinosaurios empezó destacadamente con toda la nostalgia y fan-service deJurassic World (Colin Trevorrow, 2015). Posteriormente pegó un giro muy curioso hacia el género de monstruo acosador con Jurassic World: El reino caído (Juan Antonio Bayona, 2018). Y ahora, en ‘Dominion’, estamos ante un film que no explota lo prometido y cuyo guión deja bastante que desear.

Como acabo de comentar, el libreto escrito por Emily Carmichael y Colin Trevorrow es lo peor de la propuesta. Son varias las taras del guión. Para empezar, en ningún momento se aprovecha el hecho de que los dinosaurios estén sueltos por todo el mundo para recrear grandes y épicas set-pieces. Tan sólo veremos a los dinos moverse por territorios naturales o reservas (nada de ciudades). Por su parte, la historia principal gira en torno a dos tramas que poco o nada tienen que ver con los dinosaurios (las langostas y la importancia de Maisie Lockwood). Además, y llegado el momento, la importancia de una de estas dos tramas cae en un ridículo total y en el olvido… Por su parte, el villano de la función no transmite nada y sus motivaciones finales carecen de inteligencia. Y, finalmente, nos meten las cansinas cuñas y/o cuotas de diversidad.

Todo lo anterior queda revestido de un impropio aire de película de James Bond o Indiana Jones. Con esto quiero decir que, durante los dos primeros tercios del film, saltaremos de localización en localización. Por si fuera poco, aparecerán villanos secundarios que parecen sacados de los films clásicos del 007. El ejemplo perfecto de esto es la villana interpretada por Dichen Lachman, una individua que resulta absolutamente impropia de una saga como ‘JP’. Y lo peor de todo es que la película dura 146 minutos para al final volver al “principio”. De verdad, no sé en qué estaría pensando Trevorrow a la hora de escribir este libreto.

Otro tema es la vuelta de los personajes de la franquicia original. Al menos, ver de nuevo en pantalla a Laura Dern, Jeff Goldblum y Sam Neill recuperando sus queridos roles es algo que más o menos funciona. Sin embargo, su encuentro inicial con los nuevos protagonistas representados por Chris Pratt y Bryce Dallas Howard resulta totalmente carente de sentimiento y parece algo obligado. Tan es así que te quedas totalmente frío cuando el tema debería haber sido algo emotivo… sino por los personajes (que a fin de cuentas no se conocen) sí por el público (que estábamos deseando verlos juntos).

Y hablando de momentos épicos, hay que decir que los mismos escasean en una cinta de tanto metraje y expectativa. La única set-piece que realmente destaca es la doble persecución por las clásicas callejuelas de La Valeta (Malta). Y lo cierto es que no hay otras set-pieces a la altura de esta… Por poner un ejemplo decir que el tan temido gigantosaurio pinta muy poco y encima solo sale de noche. El resto de dinos tampoco es que tengan un protagonismo apabullante y básicamente se limitan a “adornar” escenas. Los que sí que tienen una participación más activa son un grupo de atrociraptors, el pyroraptor y el therizinosaurus. No obstante, tampoco veremos a ningún humano morir en primer plano. Respecto a nuestra amiga Blue decir que se limita bastante su protagonismo quedando relegada a unos pocos minutos.

A nivel técnico y de dirección la película cumple como todas las de la saga. Me refiero a que, salvo algún plano un tanto cantoso, el film está a la altura visual de la franquicia dando el aspecto esperado. Al igual que en toda la serie se han usado animatrónicos y recreaciones por ordenador para dar vida a los dinosaurios. En total hablamos de 165 millones de inversión que Trevorrow ha empleado de manera cumplidora. Aunque lo cierto es que al estar ante un film de cierre se tenía que haber ofrecido bastante más también en este aspecto.

En la banda sonora volvemos a encontrarnos con Michael Giacchino que sigue fiel a Trevorrow. Lo más destacado, y nostálgico, de su partitura surge cuando vuelve a rescatar el tema principal de John Williams. Un tema que suena dulce y emotivamente cada vez que aparecen por primera vez Laura Dern, Jeff Goldblum y Sam Neill.

“Dependemos de la Naturaleza”. Mundo jurásico.

En el casting nos reencontramos con los héroes de esta nueva trilogía jurásica. Ya sabéis Chris Pratt (Owen), Bryce Dallas Howard (Claire) y la adolescente Isabella Sermon (Maisie). Tanto Chris como Bryce están completamente adaptados a estos papeles. Tan sólo cabe destacar lo cómodo que se muestra y se siente Chris… y la participación más activa de Bryce con varias escenas de acción y terror para ella sola. Por su parte, la joven Isabella tiene que cargar con un rol típico y tópico de adolescente rebelde que ya hemos visto cientos de veces. Además esta rebeldía la hace caer mal y causa cierta irritación. Menos mal que según avanza el film se va corrigiendo algo…

Otros que también regresan de esta nueva serie de películas son Omar Sy y BD Wong como Barry y el Doctor Henry Wu. Del primero poco podemos decir puesto que, lamentablemente, tiene muy pocos minutos. Y del segundo simplemente comentar que sigue con sus experimentos con dinosaurios, genética y ADN ahora instalado en Biosyn.

Por otro lado, y como todo el mundo sabe, para esta nueva película regresan los clásicos personajes de Laura Dern (Ellie), Sam Neill (Alan) y Jeff Goldblum (Ian). Sin bien este último ya se había dejado ver en un cameo especial en ‘El reino caído’. La que más disfruta y nos hace partícipes de su entusiasmo por regresar es Laura Dern. La veterana actriz lo da todo y se siente como una niña que ha recibido un gran regalo de cumpleaños. Sin duda, ella es parte de lo mejor de la propuesta. A Neill lo vemos más apagado y Goldblum parece que desde Thor: Ragnarok (Taika Waititi, 2017) está en otra onda alternando momentos serios con otros disparatados.

Respecto a las caras nuevas no hay buenas noticias. Campbell Scott no transmite absolutamente nada en su papel de Lewis Dodgson, el gran mesías de esa secta que es Biosyn y al que vimos de pasada en ‘Jurassic Park’. De dar vida a su ayudante, Ramsay, se ocupa Mamoudou Athie que parece un holograma andante apareciendo y desapareciendo cuando le cuadra dar o no información. La ya citada Dichen Lachman parece sacada de un film de James Bond de Roger Moore en su rol de la mercenaria Santos. Y de Indiana Jones, con chupa y todo, parece sacada DeWanda Wise como una intrépida aviadora. Finalmente tenemos a Scott Haze gastando greñas y mal carácter como el furtivo Rainn Delacourt.

“Lo que tenga que pasar… pasará. Ese es el plan” (Lewis Dogson)

En conclusión.
Termino esta crítica de Jurassic World: Dominion, un fin de ciclo que simplemente se limita a cumplir sin ofrecer nada memorable. La principal “innovación” de ‘Dominion’ es mezclar en los dos primeros tercios del metraje elementos propios de las películas de James Bond e Indiana Jones con el universo de ‘Jurassic Park/World’. Y esto último es un completo absurdo que se siente fuera de lugar… tan sólo el último tercio recupera los lugares comunes de la saga jurásica.

Tráiler Jurassic World: Dominion

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