Géminis
Henry Brogan es el mejor ejecutor del gobierno con 72 objetivos confirmados, pero tras finalizar su último encargo decide jubilarse en busca de la paz interior. Sin embargo, un alto mando de la agencia ordenará su eliminación para no dejar cabos sueltos. Acaba de autorizarse el proyecto “Géminis”. (Cineycine).
“Estamos descubriendo un nuevo concepto cinematográfico. Dentro de quinientos años echarán la vista atrás y dirán: “Mira, antes ya hicieron esto mismo”. Es como las películas mudas, el sonido y el color. ¡Hemos atravesado todas esas etapas! Esto es otra dimensión”. El director Ang Lee nos invita a sumergirnos en una experiencia absolutamente inmersiva en… ‘Géminis’.
“Cuando le he visto… ha sido como ver a un fantasma” (Henry Brogan)
Crítica de Géminis
He aquí el claro ejemplo de película en la que todo está puesto en favor de su aspecto visual descuidando el resto. ‘Géminis’ es un film para verlo en pantalla grande y disfrutar al máximo de sus 3Ds y su filmación hiperrealista. Tan es así que es como si te situaran al lado mismo de Will Smith y del resto de protagonistas en el set de rodaje. Decir que es alucinante es quedarse corto. Como también alucinantes son las 3Ds con un grado de definición, profundidad y demás que ni tan siquiera ‘Avatar’ (James Cameron, 2009) alcanzó. Y no, no estoy exagerando nada.
Todo lo anterior lo consiguió Ang Lee rodando la película en 3D nativo, con resolución 4K y a 120 fotogramas por segundo. Esto último supone cinco veces más que la velocidad estándar. El propio Lee ya había experimentado esta forma de grabación en 2016 con ‘Billy Lynn’. ¿El problema? Pues que no todos los cines están preparados actualmente para exhibir este tipo de películas al cien por cien de cómo fueron concebidas. Por otro lado, el público puede sentir este tipo de visionado como ciertamente “extraño”.
Además, el film también presenta como aliciente técnico el VFX. Hablamos de una técnica de rejuvenecimiento digital parecida a la aplicada en ‘Capitana Marvel’ (2019). Aquí se usa para replicar a una versión de Will Smith de 23 años. Ang Lee describe así sus logros: “Gracias a la increíble nueva tecnología digital podemos ver a Will Smith en su juventud y en su madurez. Todo esto actuando simultáneamente en la pantalla. He tenido la gran fortuna de poder experimentar, y probar, los límites de lo que el nuevo cine digital puede ofrecernos…”. Pese al autobombo de Ang Lee, no estamos hablando de un logro pionero. Por ejemplo, en ‘Tron: Legacy’ (Joseph Kosinski, 2010) Jeff Bridges fue el primer actor en la historia del cine que actuó junto a otra versión más joven de sí mismo.
Toda la excelencia visual anterior tiene un peaje que pagar. Un peaje que se paga en primer lugar con una trama rutinaria y cien mil veces vista. Una historia que bien puedo sintetizar en estas dos frases de Henry Brogan: “Mi alma está herida, sólo quiero paz” y “Mi gobierno me mintió y ahora intenta matarme”. Básicamente esa es toda la trama de ‘Géminis’. El libreto no presenta otra cosa que al típico asesino arrepentido que lo quiere dejar… y un gobierno empeñado en evitar que sus trapos sucios puedan salir a la luz. Naturalmente a esto se le añade como “bonus” el tema de la clonación. Una temática tratada de manera muy superficial y sin ahondar lo más mínimo en conceptos técnicos, lo cual, dicho sea, se agradece. No obstante, sorprende que tipos como David Benioff, Billy Ray y Darrem Lemke hayan escrito un script tan simple como este.
Respecto a las escenas acción no hay queja alguna, más bien todo lo contrario. ¡Son espectaculares! No hay más que ver la secuencia de la persecución de las motos o el tiroteo final viendo las ráfagas de tiros casi como si fueran láseres. Así pues, el modo de filmación de la película lleva la acción a otro nivel. No obstante, hay una que resulta bastante floja y que tenía que haber sido más cuidada. Me refiero a un vs que tiene lugar en ciertas catacumbas de Budapest. Ese choque resulta demasiado confuso y la poca luz del entorno tampoco ayuda.
En las actuaciones es obvio que hay que resaltar el doble trabajo de Will Smith. El actor interpreta a sus dos versiones de 23 y 51 años de edad. ¿Cómo es esto posible? Gracias al trabajo digital. Para la versión de 23 años (Junior) Ang Lee repaso varios movimientos y gestos de Will Smith a lo largo de su carrera y se los hizo repetir. Posteriormente se acudió al CGI y WETA Digital alumbró a Junior, un humano cien por cien digital que copia incluso el movimiento de las cejas del Smith joven. Por otro lado, el Will Smith real encarna a Henry, la versión de 51 años. En realidad, poco hay que comentar aquí… salvo alabar, nuevamente, el trabajo visual. Cuando ves a Junior no ves alguien artificial, ves a alguien físico. En este aspecto creo que, salvo algunos detalles mejorables, el trabajo es realmente bueno.
También es importante destacar que el modo de filmación influyó en todas las interpretaciones. Aquí no hay casi nada de maquillaje por no decir nada. De hecho, se habría notado. Los intérpretes se presentan tal cual son en realidad. Algo que fue muy bienvenido por Mary Elizabeth Winstead al encarnar a Danny, una agente novata encargada del seguimiento de Henry que termina pasándose a su lado. Winstead destaca, sobre todo, en lo físico repartiendo y recibiendo buenas zurras. También al lado de Henry encontramos a Benedict Wong como Baron, el amigo piloto de Henry. Decir que Wong es el aporte cómico, pero su humor no irrita ni molesta.
Del resto del elenco destaca la presencia de Clive Owen que encarna al típico villano. Tan es así que Owen no se molesta en ningún modo en hacer algo amable a su personaje. Hablamos de Clay, un tipo con poder y deseoso de utilizarlo. Un alto cargo para el que el fin justifica los medios y para el que el pasado es historia. En su misma línea se mueve Linda Emond como la “superiora” del maloso que termina siendo superada por este. Finalmente nos encontramos con Ralph Brown encarnando a Del Patterson, el también típico contacto del héroe que quiere ayudarle… pero que tiene que ir con pies de plomo.
“Necesitas usar a Géminis” (Clay)
En conclusión.
Termino ya esta crítica de Géminis, una película que parece un experimento con el cuál probar las nuevas tecnologías. Más allá de esto, y de su espectacularidad visual que obliga a verla en cines, poco más aporta. Entretenimiento con la compañía de Will Smith viajando por el mundo mientras le persigue su “clon”.
Tráiler de Géminis
Escucha nuestro podcast
De acuerdo en todo con la reseña.
En cuanto a la nitidez con la que se ve la imagen no me supo tan extraña como esperaba porque la he visto antes…y cualquiera si vas a un expositor de electrónica usualmente tienen esta calidad de imagen en alguna película que se esté mostrando en grandes televisiones. Ahora bien, una cosa es un momento y otra 2 horas de película. Por lo que no deja de sentirse raro.
Cabe decir que, no sé hasta qué punto, merece la pena que las películas se vean así. Curiosamente donde quizás mejor se note es donde «peor» queda. Y es la secuencia en Colombia. La cantidad de colores y su brillo no me hicieron sentir más metido en el film sino como si estuviera viendo esas películas que echan los fines de semana en la TV por la tarde. No puedo explicar cómo pero es así.
El 3D se usa sobretodo en profunidad. Hay algunos planos bastante obvios pero por lo general se usa para eso. Sólo hay 3 ó 4 momentos donde se ve salir de la pantalla.
Pese a que no se me hicieron pesadas las 2 horas tampoco había suficiente sustancia que las ameritara. Más aún cuando es una historia con básicamente 2 personajes (3 si se quiere contar al joven Will Smith).
Por otra parte, aunque muy bien lograda la técnica de rejuvenecer bien que mal ya se ha visto en otras películas por lo que no impresiona. En realidad vas a ver Géminis por el resto del apartado técnico.
Y, entre que no todas las salas de cines están equipadas para esto, hay que pagar más, habrá muchos que no saben que se debe ver sólo de esta manera (no entiendo para qué proyectarla de manera normal) y que sólo aquellos con grandes TV y el equipo necesario podrán disfrutarla tal cual cuando llegue al formato doméstico no me extraña que no haya sido tan exitosa como se esperaba y que tampoco amerite la pena la compra luego.