Fast & Furious: Aún más rápido
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La saga A todo gas tiene millones de fans por todo el mundo. Con esta cuarta entrega se trató de volver a repetir esquemas de la primera, con los mismos protagonistas y una estructura diferente. Pero con el mismo espíritu y, sobre todo, con la misma diversión. Repitió Justin Lin tras las cámaras después de su labor en A todo gas: Tokyo Race‘.

Fast & Furious: Aún más rápido

Crítica de Fast & Furious: Aún más rápido

Tras dos secuelas «menores», la saga «A todo gas» regresó tal y como debería haber sido la segunda parte. Por fin pudimos volver a disfrutar de las andanzas del grupo original, dejándonos de otros personajes que, si bien resultaban interesantes, no eran lo que buscábamos en la franquicia. Todos esperábamos reunir a los protagonistas principales en una secuela «directa» de A todo gas‘, heredando todas sus virtudes, las cuales consiguieron consagrar al film en lo más alto para un gran número de seguidores.

De esta forma, y tras 8 años de espera, volvieron a verse las caras Toretto y O’Conner. Pero debemos matizar unos puntos a tener en cuenta. Para empezar, Justin Lin no es Rob Cohen, ni para lo bueno ni para lo malo. Eso deriva en que veremos la película rememorando viejos tiempos pero a la vez nos dará la sensación de estar viendo otro tipo de película. Y es que el enfoque de la franquicia inició con esta cuarta parte un cambio constante en busca de nuevos horizontes y tramas… Quizás la evolución natural sea la que se llevó a cabo desde la primera a la cuarta parte, obviando un poco la segunda y tercera entregas.

En la primera vimos un film de coches tuneados en pleno hervidero de carreras ilegales con mujeres explosivas de por medio. Tenía su acción, francamente buena, pero no terminaba de querer ser una película pura y dura de dicha temática. Lo primero eran los coches, sus motores, sus cilindros y unos personajes que vivían de y por y para ello.

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Esta cuarta parte viene a ser un poco a la inversa: los coches y el tuneo de los mismos (y de nuevo las señoritas) vuelven a estar presentes, pero ya no son la base de la cinta, son algo secundario. La base es una historia de venganzas. Una historia de investigaciones, persecuciones, del gato y el ratón pero, sobre todo, de venganzas. Tenemos a alguien buscando revancha, buscando llevar a cabo el famoso “ojo por ojo y diente por diente”. Tenemos a otro intentando hacer lo mismo pero desde una manera políticamente correcta y, por último, tenemos a una víctima directa de todo este estallido. Tendréis que ver la película para empezar a encajar piezas… pero ya os adelanto, a los que no la hayáis visto, que el guión es simple y, en ocasiones, totalmente predecible pero engancha, es muy efectivo y, sobre todo, le va como anillo al dedo a esta serie.

El ansiado regreso de Vin Diesel como Dominic Toretto le da a la película ese ápice de fuerza necesario y que era imprescindible para cualquier parte de la saga, y que era inexistente en las anteriores entregas en las que no aparecía Diesel. Este hombre, que siempre ha mantenido un ritmo muy bueno en todas sus actuaciones, destaca con luz propia cada vez que hace acto de presencia en la pantalla. Su actuación como Toretto es muy buena habiendo creado, gracias y en torno a su personaje, una franquicia increíblemente buena y a tener en cuenta. El recordado Paul Walker también actúa muy bien, todo sea dicho, pero sustentar la saga en él era algo que resultaba casi imposible, como vimos en ‘A todo gas 2‘.

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Dejando al margen a Diesel y a Walker, para esta cuarta entrega también regresaron Jordana Brewster y Michelle Rodriguez. Ahora bien, los minutos de ambas quedan bastante por debajo de sus compañeros masculinos, especialmente los de Michelle que se concentran casi todos en los primeros minutos. Destacar también la aparición de la modelo Gal Gadot en la que fue su primera película para la gran pantalla. Los papeles de los villanos quedan para John Ortiz (Campos) y Laz Alonso (Fenix).

Detrás de las cámaras encontramos al taiwanés Justin Lin, que ya dirigiera (con mejor o peor fortuna) A todo gas: Tokyo Race‘. Algo debieron ver en él porque tanto esta cuarta entrega como las dos siguientes recayeron en sus manos, mejorando mucho las prestaciones. Tiene sus fallos, como todo el mundo, pero es muy efectivo y sabe dar la espectacularidad adecuada cuando es necesario.

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Conclusiones.
Finalizo esta crítica de Fast & Furious: Aún más rápido, una entrega que se hizo de rogar (tanto como ocho años con dos intentos de por medio) pero por fin pudimos disfrutar de la secuela que ‘A todo gas’ merecía, necesitaba y pedía a gritos. La saga estaba cuesta abajo y necesitaba un revulsivo inmediatamente si no querían que la siguiente parte fuera directa al mercado doméstico. Y ¿qué mejor manera de hacerlo que reunir al equipo original y darle aún más caña que nunca? La «serie» empezó aquí una evolución y cambio de géneros que la llevaría posteriormente a reventar las taquillas de todo el planeta.

Curiosidades.
-Desde que trabajó en la primera entrega de la saga, Paul Walker coleccionaba coches nacionales y de importación. Ofreció varios para el rodaje, entre ellos un Chevy Nova del 67, que aparece en la escena de la fiesta en la República Dominicana.
Michelle Rodriguez está dividida cuando se trata de coches, aunque tiende a ser “verde”. Dice: “Me gustan los coches grandes, potentes. El Charger no está nada mal”. Y añade, riendo: “Me encanta la velocidad, pero ahora tengo un Prius”. Sin embargo, está dispuesta a disfrutar con un subidón de adrenalina en cuanto pueda. Por eso está pendiente de que llegue el Tesla al mercado, un deportivo eléctrico: “Sería genial si fabricasen coches de carreras ecológicos”.
Jordana Brewster no sabía conducir cuando fue escogida para el papel de Mia en ‘The Fast and the Furious/A todo gas’. De hecho tuvo que sacarse el carné para poder rodar. Pero después de estos ocho años, sigue sin sentir una gran pasión por sus compañeros de reparto de cuatro ruedas. “Supongo que me gustan los vehículos grandes, pero tampoco sé mucho de coches. Me da un poco de vergüenza decirlo”.
-Al regresar a los decorados ocho años después, el equipo descubrió que no todo permanecía igual. La casa de Toretto seguía en pie, pero los nuevos dueños habían demolido el garaje donde Dom metía su amado Dodge Charger. Pero eso no representó ningún problema para la diseñadora de producción Ida Random que, con la ayuda de su departamento, lo reconstruyó tal como era.
-El rodaje de las escenas en México se dividió en dos partes. La mayoría transcurre en los condados en Antelope’s Valley, pero algunas ambientaciones no podían duplicarse y se rodaron en el pueblecito de Magdalena de Kino, en Sonora.

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Los coches.
El coche define al conductor, y los conductores tienen gustos muy definidos cuando se trata de vehículos: importación o potencia.

Bajo el capó: Coches clásicos.
Vin Diesel y los mecánicos nos hablan de los coches clásicos del film.

-Toretto en este film conduce los siguientes vehículos: Un un potente GNX que en realidad era un Buick del Grand Nacional. También se pone al volante del Chevelle SS 454 de cuatro velocidades de los años 70, este era el coche que conducía por Méjico al final de ‘A todo gas’. Y. finalmente. retoma la conducción de su Dodge Charger de 1970 que en esta ocasión iba equipado con un motor Chevy básico, 350 caballos, transmisión 400 triple, frenos Wilwood y diferenciales Ford 9.

-El coche de Fénix era un Gran Torino GT de 1972 puesto en el film como gran oponente del Dodge de Toretto.

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Bajo el capó: Importaciones.

-Los coches importados que se ven en el film y que conduce Brian O´ Conner son: El clásico Nissan SkyLine GT-T con algunos elementos del GT-R y un Subaru WRX STI que aparece en las escenas finales.

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