Fantasy Island
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“Para mí, lo olvidado es el tipo de contenido que tendríamos que estar revisitando. Cuando una gran historia deja de estar presente en la conciencia popular es cuando llega el momento de hacer una nueva versión. De esta forma involucras a los antiguos seguidores, pero también ofreces contenido original para una nueva generación de gente que no la conoce”. El director Jeff Wadlow se une al productor Jason Blum para regresar a ‘Fantasy Island’.

“Bienvenidos a la isla de la fantasía” (Mister Roarke)

Crítica de Fantasy Island

Nueva producción de baratillo de esas que tanto le gustan a Jason Blum. Me refiero a películas de presupuestos bajos con las que sacar tajada en taquilla a través de su productora: Blumhouse. En esta ocasión hablamos de 7 millones de coste que serán totalmente amortizados en su fin de semana de estreno. Para la ocasión además se adapta a la gran pantalla la famosa serie homónima de los años 70 protagonizada por Ricardo Montalbán y Hervé Villechaize. Eso sí, se adapta al gusto y estilo de Blumhouse… pero con varios guiños/homenajes.

Detrás de las cámaras, y en el guión, encontramos a Jeff Wadlow, el responsable de Verdad o reto (2018), también producida por Blumhouse. En ‘Fantasy Island’ cambia las maldiciones por las fantasías, pero no logra alcanzar un nivel superior. No obstante, el film empieza muy bien, yendo directo al asunto y metiéndonos de lleno en cada fantasía. Además, sabe despertar nuestro interés por conocer cuál es el “mecanismo” que convierte en realidad sueños imposibles con tan sólo cruzar una puerta y el motivo de su corrupción posterior.

El ritmo transcurre al mismo tiempo que van cobrando vida los deseos de los protagonistas. Lo cierto es que esto es un punto positivo puesto que en pantalla tenemos tres fantasías bien diferentes que van alternándose en el metraje. En consecuencia, si una no te gusta más pronto que tarde se pasará a otra y así hasta que, hacia el final, se unan todas. Precisamente, el nexo de unión de las fantasías es flojísimo y denota una premisa puesta por poner y nada trabajada anteriormente. Se siente ajeno e impostado y causa cierta risa e impotencia.

Por otro lado, las fantasías sirven para que Wadlow se “luzca” moviendo la cámara por diferentes escenarios. Así pues, pasaremos de un entorno selvático y militar a otro de pura party, y de a un sótano de tortura a una romántica playa. No se maneja mal Wadlow en estos ambientes, pero tampoco es algo que sobresalga y parece una oportunidad perdida de haber recreado algo bastante mejor. En relación con la ambientación van las temáticas: la aventura y el misterio lo sentiremos en la fantasía militar, el terror en el sótano, la comedia en el fiestón y el misterio en el romance.

Respecto a los elementos de comedia y terror decir que no están nada trabajados. Para buscar la risa básicamente se recurre a modelos (masculinos y femeninos) casi en pelotas para hacer gracias con sus nombres y atributos físicos. Y para buscar el terror se opta por unos efectos y escenarios que ni un film de Netflix te presenta ya en estos días. Sobra decir que aquellos que busquen algo de gore no lo encontrarán por lado alguno. Un mísero corte en un brazo que un ciclado llamado “Doctor Tortura” le hace a una infeliz es todo lo que veremos. En este sentido, un fraude total.

Respecto al reparto, encontramos nombres ciertamente conocidos como secundarios que, en esta ocasión, pasan al protagonismo. En este aspecto decir que el casting principal es un acierto, habiendo escogido a los intérpretes adecuados para cada fantasía. No puedo decir lo mismo de los secundarios que resultan desafortunados o risibles…

Empiezo con Lucy Hale a la que Wadlow rescata de ‘Verdad o reto’ para convertirla aquí en Melanie, una joven cuya fantasía es vengarse de los abusos que sufrió en la adolescencia. Atención porque en el vestuario de Lucy Hale no se han gastado ni un euro de ‘Verdad o reto’ a ‘Fantasy Island’, replicando el mismo top rojo y pantalones… Dejando esta curiosa anécdota al margen, decir que la actriz y cantante sigue progresando mostrando una gran soltura delante de la cámara y para esta oportunidad exhibiendo dos registros.

Acompañando a Hale tenemos a los dos fiesteros representados por Jimmy O. Yang y Ryan Hansen encarnando a dos imposibles hermanos, Brax y Bradley. Lo cierto es que resulta casi imposible no echarse unas risas con ellos. Sus expresiones y frases en medio de su ensoñación conjunta son el principal aporte cómico. Ambos parecen sacados de las viejas cintas de despiporre de principios de los 80. En el polo opuesto tenemos a Maggie Q, que se muestra seria y romántica como Elena, una mujer que quiere una segunda oportunidad. También tenemos a Austin Stowell en un rol que le sienta bastante bien. Encarna a Randall, un joven que quiere tener una experiencia militar. Finalmente, Portia Doubleday tiene un papel más trascendente del inicialmente pensado. Da vida a Sonja en una actuación muy sufridora.

Entre los secundarios el papel más importante va para Michael Peña como el señor Roarke, el anfitrión de Fantasy Island. Sin duda, esta es la peor elección de todo el casting. Cuesta mucho ver a Peña en un papel como este de “el embajador de sus más profundos deseos…” sin cambiar de expresión en todo el metraje. Machete en mano, y con unas pintas inenarrables, deambula por la isla Michael Rooker. Creo que Rooker metió la pata al firmar por este proyecto. Tres cuartos de lo mismo para Kim Coates que parece una grotesca caricatura andante disfrazado de mercenario. Igual de caricaturescos y feos resultan todos los camareros del resort… con la excepción de Parisa Fitz-Henley en un rol más relevante de lo que parece, pero que se adivina con facilidad.

“Aquí cualquier cosa es posible” (Mister Roarke)

En conclusión.
Termino esta crítica de Fantasy Island, un film cuyos tráilers prometían algo superior a lo que, finalmente, hemos encontrado en esta isla. Su mezcolanza de géneros seguramente cogerá despistado a más de un amante del cine de género puro y duro provocando insatisfacción y hasta un cierto sentimiento de estafa. No obstante, aceptado el juego y el ambiente, puede resultar una cinta curiosa y asumible. Eso sí, a cuenta y riesgo de cada uno…

Tráiler de Fantasy Island

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