El quinto elemento
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Cuando los tres planetas están en eclipse el agujero negro como una puerta se abre. El mal viene esparciendo el terror y el caos. ¿Ves la serpiente? El mal definitivo no lo olvides. Aquí se ven estas personas reuniendo los cuatro símbolos de la vida: agua y fuego. Tierra y aire. Alrededor de un quinto. ‘El quinto elemento’.

“No me gustan los guerreros: estrechos de miras y nada finos. Y lo peor, luchan por causas perdidas. El honor. El honor ha matado a millones y nunca ha salvado a nadie” (Zorg)

Crítica de El quinto elemento

Está claro que, aunque sean palabras mayores, esta es la película de Luc Besson más recordada por el gran público. Si bien, El profesional: Léon (1994) siempre será la mejor considerada, ‘El quinto elemento’ es una genial vuelta de tuerca a los films de ciencia ficción. La cinta se rebela como un film que apetece ver cada cierto tiempo, por muchos visionados que le caigan encima. Se demuestra con esto que las “grandes películas” no tienen porque ser aquellas que arrasan en premios, o que juegan en las ligas de contar historias más grandes que la vida. Una gran película también puede ser una que entretenga y divierta… sin importar cuándo ni dónde se vea. Y, sin duda, ‘El quinto elemento’ es una de ellas.

El guión fue obra del propio Besson, siendo de los primeros que redactó y el más ambicioso de los que había producido hasta aquella fecha. El propio mecenas francés llamó a filas a su amigo Robert Mark Kamen para pulir el escrito y darle forma definitiva. Al parecer, y en primera instancia, la trama estaba visualizada como una trilogía, pero al final se quedó en una historia individual. Por si no fueran pocas las referencias a las space operas sesenteras y setenteras, en el trasfondo de la trama podemos apreciar un guiño a ‘Moonraker’ (Lewis Gilbert, 1979).

‘El quinto elemento’ se produjo fuera de Hollywood. Tan es así que la producción contó con su propio capital de origen francés (Gaumont) y la coproducción del Reino Unido. El grueso de la filmación se llevó a cabo en los míticos estudios Pinewood, aunque también se pasó por Mauritania para grabar las escenas del prólogo en el desierto. Islandia fue otro país visitado durante el rodaje. Un rodaje que se prolongó desde junio de 1996 hasta noviembre de ese mismo año.

En el año de su estreno, 1997, abrió el festival de Cannes, recibiendo una ingente cantidad de palos por parte de la crítica. No sin cierta sorna, lograría una nominación a la palma de oro fuera de competición. Todo el elenco del film, incluido Willis, voló hasta Francia. Allí cuentan las malas lenguas que se llevaron sonoros pitos de los “entendidos” durante la proyección de la película.

Columbia Pictures, al igual que con ‘Léon’, fue quien se encargó de distribuir el film en EEUU. La fecha de lanzamiento en cines norteamericanos fue el 9 de mayo de 1997. Para el día 30 de ese mismo mes aterrizaría en España. Sobre un coste estimado en 90 millones de dólares (15 fueron a parar a los bolsillos de Bruce Willis más un porcentaje por taquilla) el film logró amasar 263 millones mundiales solo en su paso por cines. Posteriormente sería un éxito aún mayor en el mercado del video en alquiler y venta. Y en sus diferentes pases en la televisión por cable.

La tremenda y fantástica ambientación, y el excelso gusto por el vestuario de los personajes, fue supervisado por el reconocido diseñador Jean-Paul Gaultier. Esto da una idea de que no se escatimó para nada en hacer que todo luciera lo mejor posible… Conviene apuntar que el vestuario, y peinado, de Bruce Willis como Korben Dallas fue una idea del propio actor, quien quedó fascinado por el look de Jeremy Irons como el villano deJungla de cristal: La venganza (John McTiernan, 1996). Por ello, una de sus exigencias, no negociables, sería vestir una camiseta ceñida color naranja, botas y el pelo rubio.

Imposible de obviar es la fotografía claramente deudora deBlade Runner (Ridley Scott, 1982), pero con mayor colorido y menos toque noir. La misma fue obra de Thierry Arbogast, colaborador afín del director. La música, exótica en su mayoría (y de claras reminiscencias arábicas), fue guiada por la batuta de Éric Serra, otro habitual de Besson.

Y claro, a nivel de casting, la gran triunfadora gracias al éxito del film fue Milla Jovovich. La actriz ya había trabajado como modelo en Los Ángeles, Francia y Milán. Además había obtenido pequeños papeles en telefilms y algunos efímeros roles en cintas importantes. Jovovich fue elegida entre tres mil aspirantes para el papel. A partir de aquí logró una importante carrera gracias a su icónica interpretación de Leeloo. Apuntar que, durante un tiempo, llegaría ser la pareja del propio Besson. Este último, cuando rodó la cinta, estaba prometido con Maïwenn Le Besco, quien da vida a “La Diva”.

Todo el elenco quedó perfectamente elegido y el que no lo quiera ver es un pedante. Aquí contamos desde un magnifico Bruce Willis (en plan héroe caído en desgracia que tiene una nueva oportunidad) hasta una sensacional Milla Jovovich aportando una muy agradecida frescura, ingenuidad y magnetismo como Leeloo. Y todo pasando por el aplomo del siempre notable Ian Holm y un mitiquísimo Gary Oldman como Jean-Baptiste Emmanuel Zorg, una especie de Bugs-Bunny maligno con peinado imposible.

De todos los anteriores, seguramente el que más roba la escena es el genial villano de Oldman. Un personaje totalmente pasado de vueltas, pero plenamente consciente de la caricatura que representa… Zorg es una clase de malo tipo “película de James Bond”. Sin duda, Oldman en los minutos que sale se marca un gran papel. Ojo a su antológico speech acerca del arma definitiva, la ‘ZF1’. Como curiosidad, tanto el héroe de la historia como el villano nunca se ven las caras a lo largo del metraje.

Para las risas, y los gritos, queda Chris Tucker. El cómico fue otro que hizo carrera prácticamente gracias a este film. Aquí encarna a Ruby Rhod, una especie de showman a lo Prince en versión rubio platino y vestido con imposibles looks dignos de una diva californiana de los 90. Curiosos son los papeles que quedan para Brion James y Tony Lister Jr. El primero como el General Munro y el segundo como el presidente de Los Nuevos Estados Unidos. Por último, imposible dejar de citar a un inesperado Luke Perry que aparece en las secuencias que abren el film como Billy, un ayudante del arqueólogo que descubre la profecía en 1914.

“Mira, guapa… yo solo hablo dos idiomas: normal y con tacos” (Korben Dallas)

En resumidas cuentas.
Concluyo esta crítica de El quinto elemento, un divertimento genial sin más pretensiones ni sesudas argumentaciones. Una cinta mítica y mitificada con toda justicia e imprescindible para entender la filmografía de Milla Jovovich. Esto es Luc Besson al cien por cien para lo bueno y para lo malo… y además contamos con un Bruce Willis de cuando era la mayor estrella de Hollywood.

Tráiler de El quinto elemento

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