El contratista
Comparte con tus amigos










Enviar

Chris Pine se mete en la piel de James Harper, un ranger de reconocimiento al que el ejército le da la patada. Al final acaba aceptando un trabajo fácil como contratista de seguridad. Sin embargo, terminará siendo perseguido por su propia empresa… Nosotros nos enfundamos el traje de combate y apretamos fuerte para descubrir toda la verdad que esconde ‘El contratista’.

“Nos entregamos en cuerpo, alma y mente a nuestro gobierno y nuestro país… para luego ser desechados” (Rusty)

Crítica de El contratista

En este caso estamos ante un film que se estrenó de tapadillo. Primero se lanzó a cines con muy poca publicidad en Estados Unidos. Tan solo un tráiler a pocas semanas del estreno el pasado mes de abril de 2022. En consecuencia, pasó por salas con más pena que gloria y con bastante indiferencia por parte de la crítica. Posteriormente nos llegó vía Amazon Prime Video gracias a Diamond Films. Todo esto implica que el gran público apenas conoce la existencia de ‘El contratista’, un film protagonizado y producido por Chris Pine.

Personalmente no me sorprende que Paramount Pictures y STX Films no hayan hecho casi nada por dar a conocer este film. Creo que ‘El contratista’ es una cinta un tanto bipolar en sus intenciones y ejecuciones. Me explico, cuando uno visiona su tráiler parece que nos van a ofrecer una cinta de acción con tintes de thriller. Un film donde un militar es perseguido por un grupo de facinerosos que quieren darle matarile por haber descubierto los trapos sucios de una “sencilla” operación… En principio, esto no es nada malo, a pesar de que hay muchas películas similares. Películas que, con mejor o peor suerte, suelen ser ejemplos de loables dosis de entretenimiento. El problema de ‘El contratista’ es que mezcla con poco acierto los dos géneros ya citados (la acción y el thriller) con el drama militar post-traumático de cintas como En tierra hostil (Kathryn Bigelow, 2008).

La combinación de thriller y acción con crítica social-militar no sería tan mala… pero ni el guionista ni tampoco el director, J.P. Davis y Tarik Saleh, saben cómo enfocar la trama. Tampoco presentan debidamente a los antagonistas ni son capaces de crear un concepto de suspense. Y lo más importante, la memorabilidad en cuanto a set-pieces se refiere es casi nula. En este aspecto se nota que Saleh es un primerizo en el género. Esto último se hace especialmente patente cuando se propone rodar escenas de acción cuerpo a cuerpo. Y eso que el inicio es prometedor con una secuencia de asalto a un laboratorio en Berlin. Desgraciadamente, y tras esa set-piece, la acción y la trama caen en un constante dislate de secuencias sin pies ni cabeza. Para colmo la edición no ayuda con planos incoherentes, planos de imagen revertida,…

En relación a lo anterior, creo el problema del guion de Davis es que resulta demasiado ambicioso en su intención. Davis pretende crear una historia en la onda de gente como Lee Child o Tom Clancy, pero también quiere crear una cinta de crítica sobre cómo el gobierno y el ejército no tratan bien a sus soldados. Esto mismo ya estaba en la muy superior La lista final’, la serie protagonizada por Chris Pratt. La citada ficción cumplía muy notablemente en todos sus apartados. Y esto es algo que ‘El contratista’ no consigue. El bipolarismo del film de Saleh es muy notable no terminando de cumplir en ninguna de las dos áreas. Y, realmente, esto duele porque Chris Pine hace un notable esfuerzo con su personaje en su tercer trabajo al lado de Ben Foster, trasLa hora decisiva (Craig Gillespie, 2016) y Comanchería (David Mackenzie, 2016).

En relación con los citados Chris Pine y Ben Foster ambos parecen estar en una onda superior a la calidad del film. Sorprende que los dos actores consigan que sus personajes, antiguos compañeros del ejército, tengan un carisma y capacidad de empatizacion de forma tan brillante y humana. Y eso cargando con el lastre del guión. Como ejemplo, hay una secuencia en concreto que hace que uno sienta verdadera lástima por el personaje de Pine. Y esto es algo que logra el actor gracias a su capacidad dramática quedando por encima de guión y dirección. En este sentido, la parte de drama militar es la que tiene ciertos matices que parecen muy interesantes (el tema del padre de Harper y su pasado militar), pero a se tocan muy poco y apresuradamente en los 103 minutos de duración.

La dirección y el guión también afecta al resto del reparto. Estos son los casos de Gillian Jacobs y Sander Thomas. Todo lo que tiene que ver con ellos está rodado de forma fría y, en ocasiones, distante. Incluso lo que propone el personaje de Eddie Marsan, en un cameo totalmente expendable de visto y no visto, queda frustrado y simple. Al final, todo lo que el guion propone queda abruptamente abandonado en un supuesto posicionamiento hacia la acción. Y esta última, como ya he expuesto, tampoco es tan atrayente a nivel de suspense ni de otros elementos. Una verdadera lástima puesto que, con estos ingredientes, podríamos estar ante un producto más que decente.

Por su parte, Kiefer Sutherland aparece en tres escenas mal contadas y parece más un sicario viviendo en un rancho que un jefe de una empresa de seguridad. Esto provoca que el público no se crea que está ante un temible villano. Para colmo, el clímax es bastante anticlimático. Una cosa es filmar con realismo y otra que todo suceda porque sí…

En conclusión.
Termino esta crítica de El contratista, una película que pretende seguir la senda de cintas del género de thriller de acción combinándolo con una crítica al sistema militar y gubernamental. Por desgracia, termina no cumpliendo al carecer de un elemento narrativo de suspense. Y tampoco la parte del drama militar y familiar consigue levantar el vuelo.

Tráiler de El contratista

Escucha nuestro podcast