El ciempiés humano 2
Comparte con tus amigos










Enviar

Tom Six se descubrió ante el mundo del terror en el año 2009 gracias a ‘El ciempiés humano’, una película de body-horror con una propuesta enfermiza. Su éxito y trascendencia impulsó al cineasta holandés a trabajar en más secuelas. Hoy nos adentramos en la primera de ellas para conocer a Martin, un psicópata fanatizado con la idea de crear a ‘El ciempiés humano 2’.

“¿Qué es esto? ¿Un ciempiés humano? ¿100% médicamente correcto?” (Madre)

Crítica de El ciempiés humano 2

Tal y como he adelantado en la introducción, Tom Six pegó su particular pelotazo en 2009 gracias a su bizarra película titulada El ciempiés humano (The Human Centipede). El film pasó de exhibirse en los circuitos cerrados de los festivales de género a convertirse en todo un fenómeno de la cultura popular. Así las cosas, Six decidió aprovechar su momento de viralidad máxima para rodar dos continuaciones y seguir en la cresta de la ola. Y la primera de esas dos continuaciones nos llegaría tan sólo dos años después del estreno de la cinta original. Me refiero a ‘El ciempiés humano 2’ (The Human Centipede 2: Full Sequence). Posteriormente, y ya en 2015, llegaría la tercera y última película: ‘El ciempiés humano 3’ (The human centipede III: Final sequence). Pero hoy vamos a detenernos en todo lo que ofrece la segunda parte…

Lo primero que llama la atención de esta “secuela” es que la misma es un enfermizo ejercicio de metacine. Me explico… tal y como terminó la primera película se antojaba complicado rodar una continuación “replicando” el mismo esquema. Por consiguiente, Tom Six convierte a ‘El ciempiés humano’ en una película dentro de la trama de ‘El ciempiés humano 2’. En consecuencia, el director y guionista nos presenta un nuevo entorno con un grotesco personaje que está obsesionado con el film ‘The Human Centipede’. Este individuo, de nombre Martin, es un enfermizo fan de la película original de Tom Six y tiene en mente replicar la idea del ficticio Doctor Heiter en su “realidad”.

La trama de ‘El ciempiés humano 2’ es tremendamente sencilla. Básicamente la misma se reduce a ir viendo cómo Martin va secuestrando a los desgraciados que se cruzan en su camino y los va encerrando en un almacén. Así hasta reunir 12 “piezas” con las que dar vida a su ciempiés. El modus operandi de Martin también es muy repetitivo usando una pistola y una palanca de pata de cabra. Además aprovecha su condición de vigilante de seguridad nocturno de un parking londinense para perpetrar sus crímenes. Este esquema se repite a lo largo de los primeros 40 minutos. Eso sí, por el camino, Six añade algunas notas de interés que ayudan a dibujar el perfil de Martin (su pasado como niño abusado, su pésima relación con su madre, su dependencia del ventolin,…). Digamos que estas notas sirven para romper la monotonía entre secuestro y secuestro.

Cuando escribí la reseña de ‘El ciempiés humano’ expuse que pesaba más la fama que la crudeza posterior del film. Pues bien, esto no sucede en esta continuación. Consciente de su “error”, Tom Six entrega aquí una verdadera e inimitable orgía de sufrimiento, sangre, gore y escatología. Y todo esto con imágenes realmente explícitas. De hecho, ‘El ciempiés humano 2’ contiene tantas escenas ultraviolentas, sobre todo en sus indescriptibles e inenarrables últimos 40 minutos, que el realizador holandés recibió una “invitación” para dejar la filmación en blanco y negro. El objetivo era poder tener un film mínimamente “estrenable”. Algo similar a lo que le sucedió a Quentin Tarantino enKill Bill: Volumen 1 (2003). No por casualidad, el polémico director es citado como gancho en ‘El ciempiés humano 2’ para atraer a una de las víctimas…

El hecho de filmar la película en blanco y negro tiene puntos positivos y negativos. En el primer apartado vemos como se “pierde” parte de la visceralidad de la película al no poder apreciar el rojo sangre en toda la casquería que veremos. Por el contrario, creo que el uso de un excelente ByN favorece la ambientación de determinados lugares y escenas. Por ejemplo, el nivel de oscuridad, suciedad, horror y terror del almacén se ve incrementado. Y también destaca el blanco y negro a la hora de resaltar o definir a determinados personajes. El ejemplo más claro es Martin, al que este modo de filmación define a la perfección, especialmente en las secuencias en las que está desnudo o en calzoncillos. Su tremebunda obesidad queda perfectamente delimitada con tan solo dos colores.

En las interpretaciones ¡mucho ojo! con Laurence R. Harvey en su rol de Martin, un solitario, enfermizo y abusado vigilante de parking. Si en su momento comenté que Dieter Laser era el villano perfecto como el Doctor Heiter de la primera entrega, aquí directamente me quedo sin palabras para calificar la labor de Harvey. Su performance es extraordinaria con el único “pero” que no tiene ni una sola línea de diálogo y, por consiguiente, no podemos entrar a juzgar así una interpretación total. No obstante, su gestualidad, expresión corporal y, sobre todo el uso de su cuerpo y ojos es de 10. Tan es así que parece una grotesca y enfermiza caricatura humana. La gama de expresiones que Harvey consigue “solo” con esto es impresionante… y más todavía si tenemos en cuenta que este film fue su debut en una película.

Acompañando a Harvey, en el primer tramo del film, tenemos a Vivien Bridson y Bill Hutchens. La primera interpreta a la anciana y mala madre de Martin evocando directamente a Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960). Por su parte, el segundo hace las veces del médico/psicólogo de Martin con unas pintas totales de Ramón María del Valle-Inclán… Finalmente queda la reaparición de Ashlynn Yennie interpretándose a sí misma.

Dejando al margen al “elenco principal”, también sobresalen los actores y actrices que integran el ciempiés de 12 piezas. Todos ellos logran transmitir tal grado de rabia y sufrimiento que parece que estos estados fueran reales y no fingidos y/o interpretados. Tan extremas son sus actuaciones que te llegas a sentir realmente mal desde un punto de vista emocional al contemplar su angustia, miedo y padecimientos máximos. Es realmente increíble el nivel de compromiso de estos profesionales con la enfermiza idea de Tom Six.

“El ciempiés humano es una puta película. ¡No puedes hacer eso!”

En conclusión.
Finalizo esta crítica de El ciempiés humano 2, una secuela que no puede dejar indiferente a nadie. Todo lo que no vimos en su primera entrega lo veremos en esta continuación a niveles exageradísimos y poco tolerables. Tal es el grado de horror y enfermedad de su tramo final que nos llegaremos a sentir culpables. Culpables por querer ver cómo termina todo mientras en pantalla las “12 piezas” son sometidas a un sufrimiento inhumano que firmaría el mismísimo Satanás en el averno.

Tráiler de El ciempiés humano 2

Escucha nuestro podcast