Kill Bill: Volumen 1
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“He acabado de fabricar lo que hace 28 años juré no volver a crear. He creado una herramienta de muerte. Y lo he hecho con éxito. Lo he hecho porque, filosóficamente, estoy de acuerdo con tu objetivo. Puedo decir, sin presunción, que está es mi mejor espada. Si en tu viaje, los dioses se interponen en tu camino, este acero los atravesará”. Quentin Tarantino presenta a una imparable y vengativa Uma Thurman en… ‘Kill Bill: Volumen 1’.

“Los que tenéis la fortuna de seguir con vida… ¡Largaos! Pero dejad aquí vuestras extremidades cercenadas. Ahora son mías” (La Novia)

Crítica de Kill Bill: Volumen 1

Quentin Tarantino se tomó más de un lustro para dar forma por completo a ‘Kill Bill: Volumen 1’. Ese fue el tiempo que transcurrió desde el estreno de Jackie Brown (1998) hasta el lanzamiento del film que hoy nos ocupa. Esta primera parte, la de dar forma, le llevó cerca de tres años. Aunque hay que apuntar que la idea del guión de ‘La novia’ la tuvo junto a la mismísima Uma Thurman durante el rodaje dePulp Fiction (1994). Posteriormente, la guardaría en un cajón durante un tiempo para recuperarla a finales de los noventa. ‘Kill Bill’ contó con 30 millones de $ de presupuesto para ambos films, los Volúmenes 1 y 2. Y el rodaje se extendió durante 6 semanas entre Japón, China, Los Ángeles y México.

El estreno en Estados Unidos fue el 10 de octubre de 2023 consiguiendo más de 180 millones de $ mundialmente. Tras tres films notables, los que precedían a ‘Kill Bill: Volumen 1’, Tarantino dio el primer paso hacia su consagración. Su alzamiento como uno de los cineastas más venerados y odiados, a partes iguales, de la historia del cine.

‘Kill Bill: Volumen 1’ es un tremebundo film de venganzas. Una película con una sola dirección: ver a La Novia, aka Black Mamba, aniquilar inmisericordemente a todo aquel miserable que se interponga en su camino. Un camino que no es otro que llegar hasta matar a Bill. Tarantino sabe que tiene una segunda película, el volumen 2, para meter más diálogo, historia y pausa. Por ello, en el Volumen 1 va a tope, pisando el acelerador desde el minuto uno.

Es imposible, y nos llevaría páginas y páginas, citar las referencias que Tarantino toma prestadas para dar forma al film. Ya que aquí no solo rescata actores, personajes, diálogos, lugares, atuendos y música de otros films… sino que homenajea y redefine, bajo su particular filtro, una buena serie de géneros, exploitation en su mayoría, que son sus preferidos. Incluso escenas de otras cintas, que le han gustado y/o marcado, son revisitadas a su estilo en el V1. Para lo bueno y para lo malo, ‘Kill Bill’ fue toda una declaración de intenciones. Un “aquí estoy yo” definitivo.

Igualmente son innumerables las gloriosas secuencias que la película nos ofrece. Y ¡ojo! secuencias no sólo de acción bestial, sino también de diálogo. Escenas ya sean volcadas en el drama o la comedia. Una comedia que tiene el inimitable humor negro de Tarantino. Entre estas últimas podría citar algunas como: La llegada del Sheriff a la “boda sangrienta”, el enfermero que “alquila” a las pacientes comatosas a camioneros, o el inenarrable sketch humorístico que forman la pareja Sonny Chiba y Kenji Oba. Ya en tono más serio, presenciaremos el impasse que supone la visita de La novia a Hattori Hanzo para que le fabrique una katana.

Entrando de lleno en “la sangre”, todos y cada uno de los ajusticiamientos de “La Novia” resultan tremebundos. Algunos de ellos serían la secuencia de Vernita Green con un gran uso de la pantalla partida, el plano detalle de los ojos de las protagonistas y la forma en que se filman los golpes que realmente duelen sólo con verlos. Y otro ejemplo sería la descomunal e inolvidable escabechina en el local de “Charlie Brown” con los 88 maníacos. Por supuesto, mención especial merecen todas las partes que forman la historia de O-Ren Ishii. Para la historia queda el anime de su niñez que resulta sencillamente impresionante.

Todas estas secuencias confirman a ‘Kill Bill: Volumen 1’ como una película altamente violenta y plagada de sangre. No en vano, la pantalla debe pasar al blanco y negro en varias ocasiones para no saturar al espectador. También lo hace para restarle importancia a esos muertos que son de fondo y de decoración. El objetivo es dejar que la sangre impacte cuando los heridos sean otros personajes que el director quiere que el espectador sienta en sus carnes…

A destacar el look y trabajo de vestuario que es una delicia para el fan. Y ¡cómo no! una imagen se alza por encima de todas: la de Uma Thurman y su chándal amarillo. Como ya muchos, o casi todos, sabrán… replica el look de Bruce Lee en ‘Juego con la muerte’ (Robert Clouse, 1978).

El uso de la música, original o ya empleada anteriormente, es magistral. RZA es quien la dirige. Hablamos de otro fanático del cine como Tarantino, pero a un nivel muy inferior. Se lleva la palma la partitura cuando La Novia entra en el jardín japonés de O-Ren, con esa fuente de bambú usada como una especie de metrónomo del combate.

Por su parte, también impresionante resulta toda la labor de fotografía del habitual Robert Richardson. Gracias a su trabajo pasamos por una buena serie de lugares, sintiendo el cambio de forma reconocible. Amén de la multitud de planos icónicos que Richardson logra en colaboración con Tarantino. Entre ellos estarían la presentación con el rostro fuera de cámara en todo momento de Bill, el impresionante uso del plano detalle de su pañuelo y la cara de La Novia en el opening. Igualmente magistral es el montaje de Sally Menke.

El elenco, dada la duración de ambos volúmenes, está aquí más ajustado en personajes. Así las cosas, hay actores cuyo paso por la cinta es casi testimonial y otros que lo hacen sin mostrar su rostro. La película vuelca claramente el protagonismo en Uma Thurman y Lucy Liu. Ambas son, sin lugar a dudas, las dos grandes protagonistas. Uma es La Novia ensangrentada. Por muchos films que hubiera hecho antes, y que haga posteriormente, Thurman nunca igualará la amalgama de estados de ánimos y el arco interpretativo de La Novia. El suyo es un auténtico recital, tanto físico y marcial como emocional y lingüístico. Lucy Liu Como O-Ren también entrega un rol francamente muy bien trabajado. Gran labor la suya jugando con una dicotomía maníaca que, sin duda, debió explotar más en sus películas.

Al lado de O-Ren andan siempre una serie de variopintos personajes sobresaliendo Julie Dreyfus como Sofie Fatale (su abogada de confianza) y Chiaki Kuriyama (una letal colegiala). No se pierdan ni una sola escena de esta última… Por otro lado, Daryl Hannah casi se queda a la altura del cameo en este primer volumen. Encarna a la bella y muy rencorosa asesina de un solo ojo Elle Driver. También está Vivica A. Fox con su momento de gloria como Vernita Green y un impagable Michael Parks como el garrulo Sheriff McGraw, un tipo que tiene enchufado a su hijo como ayudante. Además inenarrables son los minutos para Michael Bowen como Buck, el enfermero que tiene montado un tinglado con las “comatosas”.

Queda para el final el sensacional homenaje que Tarantino le regala al mito del cine de yakuzas y ninjas, Sonny Chiba. Aquí está presente con su personaje de Hattori Hanzo. Totalmente merecido rescate a este actor, que ya fue muy citado por Tarantino en el guión deAmor a quemarropa (Tony Scott, 1993).

“Esa mujer se merece una venganza. Y nosotros la muerte” (Budd)

En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de Kill Bill: Volumen 1, el primer “acto” del volumen definitivo para entender la figura y el cine de Quentin Tarantino. Un compendio referencial absolutamente notable, un film de venganzas realmente top y una obra de cabecera para el fan más Tarantiniano. Y, sin duda, la película por la que será recordada Uma Thurman.

Tráiler de Kill Bill: Volumen 1

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