Dos policías rebeldes
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En 1995, un trío de desconocidos sorprendió hasta a sus propios productores. Nadie esperaba que una modesta cinta de acción de menos de 20 millones $ se convirtiera en todo un éxito mundial. Tras la cámara, un joven (y decían que prometedor) director de videoclips de melena sedosa. Delante de la cámara, dos actores especializados en la comedia televisiva y con altas dosis de carisma. Ellos eran Michael Bay, Will Smith y Martin Lawrence. El film en cuestión: ‘Dos policías rebeldes’.

«Apuesto a que al levantarte esta mañana no esperabas tener una bala en la rodilla a las cinco en punto» (Marcus)

Crítica de Dos policías rebeldes

Este mítico film que hoy nos ocupa, comenzó siendo una producción Disney de bajo presupuesto y basada enteramente en la comedia. La major creada por el mítico Walt Disney aprobó el guión escrito, en primera instancia, por George Gallo. Un libreto que traían bajo los brazos dos jóvenes productores en ascenso, Don Simpson & Jerry Bruckheimer, y que lo habían comprado en 1986 por la irrisoria cifra de 55000 $.

En principio, Disney enfocó la cinta al público más familiar. La intención era que estuviera protagonizada por Jon Lovitz y Dana Carvey, dos cómicos blancos salidos del Saturday Night Live USA. Debido a una falta de entendimiento en cuanto a cifras (los dos actores protagonistas pedían un sueldo estratosférico que se salía de los parámetros marcados por la Disney) la producción se canceló. Simpson & Bruckheimer, como los ejecutivos libres que eran, se llevaron el guión a Sony. Este estudio, por medio de su filial (Columbia Pictures), se mostró interesado en las posibilidades de aquel libreto. Un libreto que llevaba el título de ‘Bulletproof Hearts’ y que estaba ambientado en Nueva York. Se contrataron a varios guionistas de encargo para pulirlo y el precio del mismo subió hasta los 3 millones $.

Michael Bay, un joven californiano proveniente de familia adinerada, melena pantene y muchas ganas de comerse el mundo… fue el elegido para sentarse en la silla del director. Y, en un principio, estuvo a punto de cerrarse el reparto protagonista con Arsenio Hall y Martin Lawrence. Sin embargo, en última instancia, y debido a la insistencia de Bay, Will Smith logró hacerse con el papel. Ya en 1994 comenzó el rodaje en Miami. El dúo de productores, una vez comenzada la producción, no le prestó mucha atención al film, ya que estaban manos a la obra con el que iba a ser uno de los blockbuster del año, ‘Marea roja’ (protagonizada por Denzel Washington & Gene Hackman con Tony Scott tras la cámara). Además, la cinta del tal Bay no era más que una película menor.

‘Dos policías rebeldes’ contó con un presupuesto final de 17 millones de $. De estos tan sólo 9 estaban destinados a la producción. Acabó su carrera comercial con unos notables 141 millones (más de la mitad fueron amasados alrededor del mundo). Así se convirtieron en estrellas a Smith & Lawrence. Por su parte, Bay fue elevado al olimpo de jóvenes directores prometedores del momento.

El film fue rodado, en su mayoría, en escenarios reales de Miami y Florida. A excepción de algunas escenas de interiores rodadas en plató. Fundamentalmente aquellas que acontecen en la comisaría, el apartamento de Lowrey y el clímax en el Hangar. Incluso la escena de la fiesta en la habitación de Al Capone está ambientada en la habitación real del gánster. Una habitación en la que el mafioso daba rienda suelta a sus orgías de droga, bebidas y mujeres. Para la set piece del Club Hell usaron un antiguo banco. Un recinto ya abandonado en las afueras de Florida que en pantalla da el pego total como discoteca pastillera.

Michael Bay trabajó totalmente presionado y a contrarreloj en esta película. Por día de rodaje contaba con paupérrimos presupuestos para lo que venía siendo una cinta de acción del momento. Las sesiones de rodaje llegaban, como mínimo, a las 12 horas. Además los productores no le pusieron precisamente fácil las cosas. Esto llevó al propio Bay a poner dinero de su bolsillo para rodar la escena culminante del clímax final. 25000 $ que salieron de un cheque desde la cuenta corriente del realizador. Esa cifra incluía el sueldo del equipo técnico y la explosión que se filmaría ese día. No fue esa la única apuesta personal de Bay en la cinta. Por ejemplo, el Porsche 911 Turbo II que conduce Mike Lowrey/Will Smith era de su propiedad. La producción no tenía el suficiente dinero como para alquilar un coche de lujo y Bay aportó el suyo propio.

Para un servidor, el primer visionado de ‘Dos policías rebeldes’ fue todo un acontecimiento. El descubrimiento de un film palomitero, adrenalínico y divertido. Esta película marcó mi paso de la infancia a la adolescencia. Y es que, a pesar de que su argumento no es más que una excusa para dar pie a los chistes de Smith y a las muecas de Lawrence, pese que sus personajes no vayan más allá del esbozo barato y pese que la acción esté filmada en mitad del más puro caos… ni siquiera todo eso es suficiente para quitarle el mérito que merece a la cinta que supuso el debut cinematográfico de Michael Bay. Un Bay que tuvo que aguantar carros y carretas para terminar el proyecto, pero que siguió con la producción hasta el final, consciente de que se lo estaba jugando todo a una carta. La victoria fue suya.

No es que considere a ‘Dos policías rebeldes’ como el mejor film nunca hecho por Bay (ese mérito es, y siempre será, para La roca) pero sí que es un desfasado espectáculo de acción y comedia razonablemente bien hecho. Un show que bebe del carisma de sus dos actores principales y del buen hacer de los secundarios. La película también contiene algunas de las escenas icónicas por excelencia de los 90 (aquella en la que Will Smith corre pistola en mano con la camisa medio abierta es una de ellas) y en donde la mayoría de la comedia del film está improvisada por los dos actores principales. Se puede decir que ‘Dos policías rebeldes’ es la revisión cinematográfica de ‘Corrupción en Miami’ trasladada a los 90. Siendo además el primer film del género buddy movie enteramente sustentando en dos actores afroamericanos que triunfó fuera de los USA.

Michael Bay disimula muy bien la falta de presupuesto potenciando los momentos cómicos y usando trucos propios del cine de serie B (por ejemplo, el uso del humo constante en el apartamento de Lowrey), para luego dejar lo mejor para el final. Ese clímax en el hangar abandonado con la explosión del avión y el duelo final entre el Porsche y el Cobra. Otro punto a favor de Bay es el empleo de imágenes aéreas emblemáticas de Miami, que le dan al largometraje ese toque de postal, de cartoon violento pero, al fin y al cabo, inofensivo. La mayoría de todos los grandes momentos están acompañados por la pegadiza partitura original de Mark Mancina. 

Las interpretaciones son tremendamente eficaces. Will Smith (aun sin ser el actor dramático de probada eficacia que es hoy) cumple de lleno en su rol de chulo. Un guaperas con estilo y siempre con un chiste a punto. Martin Lawrence aún no resultaba lo cargante que se ve hoy día y sus muecas tenían gracia por inesperadas. Tea Leoni (una de esas actrices con talento pero que nunca dio el gran salto) sabe dar la talla como la típica chica en problemas con valor en los momentos difíciles. Y hasta actores con menos minutos en pantalla, pero siempre solventes, como Joe Pantoliano supieron ganarse unos cuantos años de fama repitiendo papel en diferentes producciones (incluyendo la secuela). Lo mismo que le pasó a Tcheky Karyo, que cada vez que lo llaman de Hollywood o para una producción europea importante es para hacer de villano.

En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de Dos policías rebeldes, un entretenimiento con un marcado tono cool. No entiendo como puede haber gente que se lleve las manos a la cabeza al verla ¿Qué esperaban?… ‘Dos policías rebeldes’ es lo que es: un testosterónico film de machos, hecho por machos y para machos. Una de esas cintas de las que, actualmente, ya no se hacen. Un disfrute de principio a fin.

Tráiler de Dos policías rebeldes

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