Demolition Man
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¿Qué ocurriría si se congelara a los delincuentes en lugar de encerrarlos? Con esta interesante premisa llegaba a nuestras pantallas una de las películas más controvertidas de Sylvester Stallone. Hoy toca hablar de ‘Demolition Man’, una producción que contó con algunos de los actores más de moda de los noventa. Este film, a día de hoy, sigue siendo igual de disfrutable que por entonces. Abramos la cámara criogénica y saquemos uno de los productos más genuinos de aquella década maravillosa.

“¿Hace frío aquí o será cosa mía?” (John Spartan)

Crítica de Demolition Man

Confieso que de pequeño era un niño un poco friki. Mientras mis amigos le daban al Spectrum yo prefería jugar con mis muñequitos de plastilina e imaginar mil historias donde ellos eran los protagonistas. Recuerdo que a los malos los metía en un potecito y los dejaba en el congelador en un estado de animación suspendida. Entendedme, a falta de criocámaras era lo que más a mano tenía, y mi pobre madre puede dar fe de ello…

La anécdota anterior es una de las muchas que podrían explicar el interés que despertó en mí esta película cuando se estrenó muchos años después. Congelar asesinos y psicópatas. ¡Qué gran idea! podríamos pensar. Pero claro, el problema viene cuando congelas a un sádico asesino y lo descongelas décadas después para soltarlo en una sociedad pacífica y sin delincuencia. Ese choque brutal con una sociedad donde las armas están en los museos es la columna sobre la que se apoya la película. En mi caso, y sin saber muy bien por qué, reconozco que esta película me cautivó desde el primer momento.

Seguramente muchos se preguntarán quién es Marco Brambilla. Pues un artista y director italiano al que no acabo de entender que le encargaran la dirección de esta cinta. Por aquel entonces era un desconocido y, actualmente, más que menos sigue igual… Aunque puede que el elevado caché de Stallone dejara pocas opciones para contratar a un realizador de más renombre. Sin embargo, no lo hizo nada mal, ya que la puesta en escena es correcta y el montaje aguanta el tipo. No obstante, es cierto que las escenas de acción podrían estar mejor.

Lo realmente importante es la trama. Aunque no sea ningún prodigio tiene los suficientes elementos como para mantener nuestro interés. Una trama cuyo guión parece inspirado en una de las primeras películas de Woody Allen, concretamente, El dormilón’ (1973). De hecho, las similitudes son evidentes: un tipo que es congelado y, que al cabo de muchos años, vuelve a despertar en una sociedad futurista un tanto peculiar. Como también las guarda con la novela ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley. Es posible que sea por lo descacharrante que es, por lo paródico que resulta todo o porque demuestra que cuando el sistema no sabe defenderse toca sacar de la nevera a un tipo duro de los que no se andan con tonterías. Pero es una película que puede hacerte pasar un muy buen rato si decides no tomártela demasiado en serio.

Ante esto cabe preguntarse si ‘Demolition Man’ es una película de acción al uso, un producto de ciencia-ficción o quizás una comedia con tintes autoparódicos. Pues digamos que de todo un poco. La historia nos presenta a dos enemigos acérrimos, Spartan y Phoenix, que son criogenizados y despiertan más de treinta años después. Ambos comprueban que la sociedad violenta y amoral donde vivían ha dejado paso a un lugar utópico. Un mundo donde la delincuencia está erradicada y la asepsia es la nota dominante. Y será en ese futuro, aparentemente idílico, donde trasladarán su particular guerra, trayendo con ellos el caos más absoluto. Un caos aderezado con escenas más o menos cómicas. Esas secuencias reflejan el choque cultural entre los dos protagonistas y la sociedad que les acoge.

Para una historia así hacían falta un héroe y un villano que dieran la talla. Para entendernos, dos tipos con pelos de acero en los huevos y curtidos en mil batallas. El rol principal de John Spartan fue para Sylvester Stallone. Sly exhibe en esta película un cuerpo más musculado que cinco años antes cuando rodó Rambo 3(Peter MacDonald, 1988). Y aquí no sólo reparte leña, sino que saca provecho de su faceta más cómica. En mi opinión, sólo hay un actor que pudiera haberlo hecho igual de bien: el incombustible Arnold Schwarzenegger. Y para dar vida al sádico asesino Simon Phoenix tenemos a Wesley Snipes luciendo un horrendo peinado rubio, pero repartiendo obleas como panes. Snipes acababa de estrenar exitosamente el thriller Pasajero 57 (Kevin Hooks, 1992) y con esta nueva película se volcaría definitivamente en el cine de acción.

Como fiel representante de esa sociedad futurista tan absurda tenemos a una policía mona pero cargante interpretada por una joven Sandra Bullock, que con esta película obtenía su primer gran papel. El personaje de Lenina Huxley le va como anillo al dedo. Parece más tonta que un zapato, tiene cara de no haber roto nunca un plato y se maneja bien en las situaciones cómicas. Una serie de «aptitudes» que le vinieron bien a Sandra para labrarse una buena carrera. Una carrera a base de producciones románticas y edulcoradas. Otros personajes que retratan esa sociedad tan atípica son Denis Leary como el revolucionario underground Edgar Friendly. En su contra está el autonombrado «salvador» Raymond Cocteau interpretado por Nigel Hawthorne. Dos enemigos antagónicos. El primero aficionado a las hamburguesas y el alcohol, el otro un empedernido moralista y vegano.

Es obvio que, tras el entretenimiento que ofrece ‘Demolition Man’, subyace un mensaje muy de los noventa. Esa sociedad moralista y aséptica, donde las armas están prohibidas y se sanciona con una multa cualquier blasfemia, constituye un alegato de la defensa de Estados Unidos y de los valores que lo caracterizan. En cierta forma nos están diciendo: «No seamos tan pacíficos ni escondamos las armas, porque la cosa puede salir mal y quizás haga falta llamar a la caballería». Y quizás por eso todo lo que rodea a esta sociedad tan «idílica» sea infantil y tremendamente ridículo. Tan ridículo que no hay papel higiénico. En su lugar hay tres relucientes conchas. «Sólo hay una cosa que me gustaría saber… ¿Cómo coño se utilizan las tres conchas?» (John Spartan).

Como dato anecdótico diremos que a lo largo del metraje hay numerosos guiños a actores y títulos emblemáticos. Sin duda, el más destacable es cuando Huxley le comenta a Spartan que Arnold Schwarzenegger llegó a presidente del país. Pero también veremos carteles como el de Arma letal 3 (Richard Donner, 1992) y líneas de diálogo que homenajean a clásicos del cine. ¿Un ejemplo? Cuando Simon Phoenix exclama en plena acción «Dile hola a mi amiguito» en una clara referencia a la secuencia final de El precio del poder(Brian De Palma, 1983).

Conclusión.
Finalizo esta crítica de Demolition Man. Al principio comenté que estábamos ante una película muy controvertida y efectivamente así es. Aunque tuvo cierto éxito en taquilla contó con un buen número de detractores. Estos últimos la acusan de tener unas interpretaciones inexistentes, un guión muy flojo y de ser demasiado ridícula. Puede que tengan su parte de razón… Sin embargo, hay que tener muy claro lo que uno va a ver cuando paga una entrada de cine. En este sentido, ‘Demolition Man’ es una película que ofrece acción, momentos graciosos, muchos mamporros y, para colmo, se ha convertido en un film tremendamente actual. ¿Alguien da más?

Tráiler de Demolition Man

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