Boinas verdes
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“Son soldados, nada más, pero saben pelear. Llevarán la boina verde y el valor no les faltará. Sobre el pecho lucirán un machete y un laurel. Y también la boina verde con orgullo llevarán. Cuerpo a cuerpo lucharán noche y día por la paz. Y al morir, una voz se oirá: Guerrillero quise ser y mi patria engrandecer, y lleve la boina verde por un nuevo amanecer. Una esposa en cada hogar solitaria llorará por aquel “boina verde” que jamás regresará. Pero el fin no llegará, al morir sus hijos vendrán y llevarán la boina verde para luchar por la libertad. Boinas verdes”.

Crítica de Boinas verdes

Controvertido acercamiento a la guerra del Vietnam, el primero de los que se llevaron a cabo en Hollywood, cuando aún el conflicto del Nam no había llegado a su punto de máxima ebullición. El mismísimo John Wayne visitó durante la pre-producción del film (que llevó dos años) a las tropas en Vietnam. Wayne quería conocer, de primera mano, cómo actuaban los boinas verdes: el grupo de fuerzas especiales que la película retrata.

En primera instancia, el proyecto estaba destinado a ser parte del catálogo de próximos estrenos de la Universal. Sin embargo, y tras tantear el material de la novela en la que se basaba la película, obra de Robin Moore y publicada en 1965, prefirieron mantenerse al margen. De esta forma, el material acabó en manos de Warner Bros/Seven Arts. El propio Wayne se hizo con crédito como co-productor bajo el amparo de su productora Batjac. El presupuesto final de la cinta fue de 7 millones de dólares.

‘Boinas verdes’ supuso el regreso de John Wayne al género bélico. Un género que ya había visitado en cintas como ‘La patrulla del Coronel Jackson’ (Edward Dmytrik, 1945), ‘Arenas sangrientas’ (Allan Dwan, 1949) o ‘El día más largo’ (varios directores, 1962). Para la filmación, el Duque pidió apoyo al mismísimo presidente electo, Lyndon Johnson. Este no sólo le surtió de vehículos, helicópteros, uniformes y demás material de guerra, sino que le cedió una parcela de Fort Benning (Georgia). En el citado terreno se rodaría la película durante cerca de tres meses. El resto de escenas interiores se grabaron en platós situados en Burbank, propiedad de Warner. Las escenas de la base aérea fueron filmadas en el Fuerte McCellen (Alabama).

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Wayne no sólo iba a protagonizar la película a sus sesenta años (en 1967, cuando ésta se filmó), sino que también la iba a dirigir, como ya hiciera en ‘El Álamo’ (1960). Warner, ya avisada de los retrasos en la filmación de aquella, pidió a Wayne un director de ayuda. El elegido fue Ray Kellogg, un poco curtido director de películas de serie B. Se tuvo que ampliar el número de crew en la segunda unidad. Y el veterano artesano Mervin LeRoy acudió para coordinar las escenas bélicas.

Hablaba al principio de lo controvertido de esta película, sobre todo por el punto de vista que en ella se presentaba. Es decir, la cinta no tiene dobles lecturas, ni morales. El único punto de vista que representa es el americano. Aquí se deja bien a las claras que la implicación del pueblo y el ejército estadounidense eran necesarias. Estamos ante lo que los críticos especializados llaman una americanada.

Uno de los aspectos más criticados fueron los del inicio con Coleman (Jason Evers) desvelando el origen de las armas que usaba el vietcong a un grupo de ciudadanos de a pie tras varias preguntas de periodistas discrepantes. Sobra decir que las armas venían desde la Unión soviética y de países colindantes y/o afines a la URSS. Coleman terminaba su speech avisando de un complot para dominar el mundo por parte de los soviéticos. Y en ese complot la toma de Vietnam era el primer movimiento estratégico. Otro aspecto muy vapuleado fue la transformación del periodista (David Janssen) que acompaña a Kirby y sus boinas verdes. Quien verá con sus propios ojos los estragos del conflicto y se acabará transformando de hostil cronista a reportero de guerra.

No tardaron mucho los críticos en acusar al film de propaganda. Esta era la etiqueta que ya tenía antes de que fuera filmado un solo fotograma viniendo protagonizada y co-dirigida por John Wayne. La mala fama que se encargaron de darle desde los tabloides hizo que muchos actores de “la lista A” de Hollywood se negaran a salir en ella. Entre ellos, el por aquel entonces prometedor Bruce Dern, que trabajó con Wayne en ‘Ataque al carro blindado’ (Burt Kennedy, 1967). Incluso Elmer Bernstein, compositor de la banda sonora de ‘Los cuatro hijos de Katie Elder’ (Henry Hathaway, 1965), tampoco quiso saber nada.

Apuntar que es conveniente ver esta película dentro del contexto histórico en la que fue rodada, es decir, aún no se habían descubierto los verdaderos motivos de la guerra del Nam. Tampoco habían salido a la luz actos tan deleznables como la masacre de My Lay y demás actos que acabaron dañando gravemente la imagen del ejército americano y su política exterior.

Al contrario que los intérpretes anteriores, sí que formaron parte del elenco acompañando a John Wayne (Kirby), artistas como Jim Hutton (Petersen), que aceptó a pesar de no estar de acuerdo con las afiliaciones políticas de Wayne. Igual que George Takei (Capitan Nim), que interpreta a un aliado vietnamita. El ya citado David Janssen es Beckworth, un periodista de Washington que se decide a ir con los boinas verdes hasta Vietnam para poder formarse una opinión propia. Raymond St. Jacques da vida al médico del comando, el Sargento Doc McGee. Bruce Calbot es uno de los Coroneles que Kirby acude a relevar. Y, en papeles más pequeños, pero de importancia, encontraremos al simpático Provo (Luke Aswek), al experto en lucha cuerpo a cuerpo Kowalski (Mike Henry) y Craig Jue (Hanchunk) un niño vietnamita huérfano “adoptado” por los soldados en el campamento con nombre en clave ‘Dodge City’.

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John Wayne es el protagonista de la función, a pesar de no pegar ni un sólo tiro al enemigo en toda la película. “El Duque” hace bueno su puesto de mando para coordinar las cercanías del campamento y mostrarse amable con los lugareños, a pesar de cierta desconfianza sobre ellos por la posibilidad de que estén jugando a dos bandas. Sí que se juega el cuello en un par de ocasiones el bueno de Wayne, una de ellas cuando salta de un helicóptero en llamas. El resto deja que sean los jóvenes quienes se metan en faena.

Sobre su co-dirección cabe decir que el ritmo del film apenas decae. Se puede decir que estamos ante dos películas en una. La primera en donde los boinas verdes deben salvaguardar el Fuerte “Dodge City”. Y la segunda cuando deciden pasar a la acción para dar caza a uno de los cabecillas del Vietcong, infiltrándose en la jungla… Atención a la preciosa canción sobre ‘los boinas verdes’ (en inglés ‘The Green Berets’) que abre y cierra la película. Las letras del tema las he empleado en la introducción de la reseña y son un sentido homenaje de John Wayne a esta fuerza especial que muchos quisieron entender de forma errónea.

En el apartado de la acción puramente dicha, decir que hace gala de momentos de alta crudeza y bien rodados para una película de hace cincuenta años (ojo al combate entre Kowalksi y un grupo de charlies que le atacan por sorpresa). A destacar el asalto de más de veinte minutos a “Dodge City”. Un ataque que lleva toda la noche y parte del día por parte de los Vietcongs. Por otro lado, es de justicia apuntar que ciertas escenas diurnas en la selva no dan para nada el pego. Así las cosas, uno no siente en ningún momento ni el agobiante calor ni humedad del Sudeste asiático, ni que la vegetación corresponda con lo conocido sobre Vietnam…

“Sería un bonito país… si no fuera por la guerra” (Kirby)

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de Boinas verdes, una película que vista actualmente se puede decir que marcó la pauta del estilo de films sobre el Vietnam de los tiempos de Ronald Reagan. Sobre todo se nota que films como ‘Rambo’, ‘Desaparecido en combate’ y ‘Más allá del valor’ son claramente deudoras de esta obra de John Wayne. Aunque también es cierto que fue un acercamiento demasiado temprano a un conflicto que aún no había explotado desvelando su verdadera cara. Es, sin duda, la antítesis del alegato anti-bélico que Marlon Brando quiso plasmar años antes con ‘Su excelencia el embajador’. Aún a pesar de las durísimas críticas en contra, la cinta fue un más que indiscutible éxito de taquilla.

Tráiler de Boinas verdes

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