A la deriva
Tami y Richard son dos espíritus libres que se enamoran al conocerse en Tahití. Justo cuando están empezando a desarrollar su relación reciben una gran oferta para llevar un velero hasta San Diego. Durante la travesía una gran tormenta los dejará totalmente incomunicados y a la deriva en pleno océano Pacífico. (Cineycine).
Contada en el libro ‘Red Sky in Mourning: A True Story of Love, Loss and Survival at Sea’, escrito por Tami Ashcraft, esta película recoge la increíble odisea que la autora vivió, junto a su prometido Richard Sharp, a lo largo de 41 días en el Océano Pacífico cuando ambos quedaron… ‘A la deriva’.
“El que cruza el horizonte”
Crítica de A la deriva
Baltasar Kormákur es un director al que, de entrada, hay que aplaudir por su gran gusto a la hora de decidir filmar en plena Naturaleza. Ahí está el reciente caso de ‘Everest’ (2015) o esta misma película que hoy nos ocupa, ‘A la deriva’. Esta cinta se rodó en lugares reales de Nueva Zelanda y Fiji, en estas islas la mayor parte del rodaje tuvo lugar en mar abierto.
Nuevamente, Kormákur hace un alarde de sobrada eficacia mostrando un gran manejo de la cámara a la hora de retratar los exóticos parajes y la inmensidad de los entornos naturales, en este caso la mar. De esta forma, el realizador islandés otorga a sus películas un aire de autenticidad que es imposible conseguir con pantallas verdes. Sin duda, hace que merezca la pena emplear tu tiempo en visionar sus films.
La película está basada en hechos reales. Me refiero a la historia de supervivencia que en 1983 protagonizaron Tami Ashcraft y su prometido Liam Sharp. Ambos fueron contratados para llevar un velero desde Tahití a San Diego en una larga travesía para la que, en principio, estaban plenamente capacitados. Sin embargo, fueron sorprendidos por el huracán Raymond. La impresionante tormenta los dejó a la deriva en la inmensidad del Océano Pacífico.
A lo largo del metraje no sólo se nos cuentan los avatares de esa larga odisea, sino que también somos testigos de cómo Tami y Richard se conocen y se van enamorando. En este sentido, el film hace un uso constante de los flashbacks al pasado (el romance) intercalándolos con la narración en tiempo presente (la supervivencia). No estoy del todo satisfecho con esta técnica, ya que más de una vez corta la parte más atrayente que es la odisea marítima. Digamos que aplicar dos o tres “miradas al pasado” puede ser entendible… pero aplicarlas de manera continua te termina sacando de la aventura. Aunque entiendo que esto se puede haber hecho así para evitar la monotonía, también se podía haber contado todo de manera lineal sin mayores problemas.
Por otro lado, la música compuesta por el alemán Volker Bertelmann tampoco ayuda a disfrutar. El problema es que casi todos sus pasajes musicales resultan demasiado melancólicos. Esto último, al igual que los flashbacks, no ayuda a la parte de supervivencia.
En el terreno interpretativo sobresale la figura de Shailene Woodley, la joven actriz se construye un personaje para brillar al máximo. Ella lo es todo aquí y responde dándolo todo y ofreciendo un gran despliegue, tanto físico como emocional. Físicamente la vemos cargar con todo el trabajo en el velero accidentado, nadar, golpearse, intentar mover el timón, las velas,… Desde un punto de vista emocional la vemos llorar, sufrir y sentir impotencia por no poder hacer más. En definitiva, el trabajo de Shailene dando vida a Tami es sobresaliente y justo es reconocerlo.
Por su parte, Sam Claflin (Richard) pasa gran parte del metraje (el dedicado a la supervivencia) inmóvil como un mueble debido a las heridas sufridas. Sam no tiene otra opción que verse totalmente dependiente de Shailene Woodley, como ya le pasara con Emilia Clarke en ‘Antes de ti’ (Thea Sharrock, 2016), si bien, el carácter de aquel personaje no es el mismo que el de este film. La parte en la que no está inválido cumple bien, quizás el problema radica en que el libreto le entrega un rol demasiado cursi. Esto queda patente cuando su personaje y el de Shailene se definen entre ellos: “Valiente como un tío” (Tami) y “Sensible como una mujer” (Richard).
Finalmente, breves apariciones para Jeffrey Thomas y Elizabeth Hawthorne como el matrimonio que les encarga que lleven su velero, el Hazaña, hasta San Diego.
En conclusión.
Acabo ya esta crítica de A la deriva, un film en el que su suave y delicado romanticismo termina por imponerse a la terrible aventura real de supervivencia sufrida por Tami Ashcraft y Liam Sharp. Seguramente gustará más a los corazones románticos que a los amantes de odiseas marítimas recientes del estilo de ‘Cuando todo está perdido’ (J.C. Chandor, 2013).
Tráiler de A la deriva
Escucha nuestro podcast