Yo, el halcón
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“Has perdido ese pulso porque lo has querido perder. Empezaste a luchar derrotado. Yo sabía que podías ganar. Eres un chico especial. Eres mi hijo, te das cuenta. Pero también eres un niño mimado al que siempre se lo han dado todo hecho. Debes empezar a hacer las cosas por ti, Mike. Porque te aseguro que la vida no regala nada a nadie. Si quieres algo, debes ganártelo”. Sylvester Stallone va a por todas sin más horizonte que la carretera en ‘Yo, el halcón’.

“Michael Cutler es mi nieto. Tú le abandonaste hace años y ese es un hecho que no podrás cambiar jamás hagas lo que hagas ¡Maldito!” (Jason Cutler)

Crítica de Yo, el halcón

En los años ochenta, Sylvester Stallone era la mayor estrella de Hollywood. Por eso, la mítica productora Cannon buscaba llenar las marquesinas fichando, sin importar cuanto costara, a los mejores. En busca de un As que llenará sus arcas de dólares acabaron tirando la casa por la ventana para que Sly firmará un contrato millonario para la compañía de Golan/Globus. Así fue como Stallone protagonizaría Cobra (George P. Cosmatos, 1986) y ‘Yo, el halcón’ (Menahem Golan, 1987).

‘Yo, el halcón’, con título original de ‘Over the Top’, se estrenó en salas de EEUU el 13 de febrero de 1987. Con un presupuesto estimado de 25 millones (la mitad para el sueldo de Stallone) tan solo recaudó en taquilla 16 millones de $. Posteriormente, parte de las perdidas de la película se cubrirían con las ventas y alquileres de video, y los derechos del film para televisión. Pero el resultado global fue un fracaso severo en la carrera de Stallone. Y, por supuesto, un fiasco sin paliativos para la Cannon y para su máximo gerifalte, Menahem Golan, que incluso dirigió él mismo la cinta.

Como bien es sabido… ¡la victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana! En consecuencia, Stallone no tardó mucho en renegar de la película alegando que la única razón por la que la hizo fue por dinero. Ojo, conviene apuntar que Sly fue uno de los co-guionistas del film. Su misión en ese apartado era adaptar el material ya escrito previamente por Stirling Silliphant. Stallone debía adaptarlo al estilo de héroe humano tan típicamente suyo. Aquí son obvias las referencias a Rocky en el personaje de Lincoln Hawk y sus discursos y frases motivadoras.

Lo cierto es que ‘Yo, el halcón’ siempre fue una película que me causó gran flipación. Una película que me llegó desde su primer visionado. Personalmente me quedo con su bien llevada relación paterno-filial con padre e hijo que intentan encontrarse tras una vida separados, la búsqueda del padre ausente, la fuerza del hombre común que lucha contras las adversidades aún sabiendo que son mayores de lo que quizá pueda soportar… y el poder mal usado para comprar lo que no quieres que te estorbe por parte del personaje de Jason Cutler (Robert Loggia). Todo eso destaca y mucho a lo largo del metraje.

Como digo, esos puntos son un total acierto del film. Se supera así un arranque a medio camino entre una road-movie, un film tipo viaje de descubrimiento, un planteamiento de telenovela barata, un aroma de cine de machos y la figura de Stallone jugando con ecos de Rocky. Todo eso cuesta juntarlo y que funcione. Es cierto que, globalmente, la cinta tiene un devenir irregular precisamente por lo que acabo de comentar. Aunque la parte final deja un gran sabor de boca que hace subir bastante el listón.

Se nota que Menahem Golan no era ni mucho menos un director con talento. No obstante, conviene apuntar que resuelve bastante bien su labor. Aunque también es de justicia apuntar que prácticamente el film se sustenta en planos aéreos (que él no filmó), en las escenas conjuntas en el camión entre Hawk y Mike (seguramente reescritas por Sly) y en el camino hacia el campeonato de pulsos. Esta última parte, que engloba cerca de media hora de metraje, es la mejor. Y es la mejor debido a la insuperable ambientación plagada de testosterona en el Hotel Hilton, y a la colección de colosos luchadores a cada cual más loco y subido de ego.

En relación con lo anterior, la colección de gigantes y colosos que veremos en pantalla es antológica. Y a buen seguro que se interpretaban a ellos mismos… o al personaje que habían creado sobre sí para ganarse la vida. Los que se llevan la palma son: John Grizzly (Bruce Way) Harry Bosco (Sam Scarber), Perro Loco Madison (Randy Raney) y Hull Hurley (Rick Zumwalt). Especialmente el primero y el último son “verlos para creerlos”. ¡Cómo se las debió hacer pasar Way a Stallone con las inenarrables acciones que ejecuta antes de sus combates! Y también es imposible olvidar a Scarber buscando “gasolina verbal” para que Lincoln se desconcentre. ¡Ah! conviene decir que hay un campeonato paralelo de pulsos de mujeres… para que luego digan que antes no había diversidad y el empoderamiento es cosa de modas actuales.

Por otro lado, hay que alabar la partitura musical a cargo de Giorgio Moroder. Destaca en la misma sus habituales sintetizadores y su uso de canciones a modo videoclip. De estas últimas merecen ser destacadas por su sentimiento las que están a cargo de Robin Zander.

Entrando puramente en el reparto básicamente sólo hay tres actores a los que se puede evaluar por sus interpretaciones. Me refiero en primer lugar a Sylvester Stallone que encara a un personaje con un nombre que, a buen seguro, fue idea suya. Un currante muy en la línea de sus héroes de clase obrera. Un tipo que quiere hacer las cosas bien, cueste lo que cueste. Buen trabajo de Stallone a nivel dramático, sobre todo en sus escenas con su hijo en pantalla o plantando cara al dinero y el poder de su antiguo suegro. Y, cómo no, gran despliegue físico cuando le toca sacar los músculos. Inolvidable su giro de gorra y sus tics de luchador de pulsos con la funda para el codo y sus camisetas ceñidas.

A su lado, David Mendenhall como Michael Cutler lleva a cabo una interpretación irreprochable. No desentona cuando le toca dar la réplica a su padre en pantalla. Además sabe darle el sentimiento exacto a su papel de Michael, un niño bien de Bel-Air que no conoce a su progenitor y que vive muy bien en su burbuja bajo el manto de dólares que le proporciona su abuelo.

El último que destaca del casting es el siempre notable Robert Loggia como Jason Cutler, un tipo poderoso que cuenta con un ejército de abogados y matones. Cutler busca anular de nuevo a su yerno, sino con amenazas será con dinero. Gran papel sin duda que Loggia solventa con nota. Para la historia quedan sus primeros planos durante la final del campeonato, sabedor de que ni con todo su dinero podría comprar la inquebrantable fe y voluntad de Hawk… Finalmente, mencionar a Susan Blakely en el breve rol de Christina, la madre de Michael y gravemente enferma desde el comienzo del film.

“Yo cuándo me pongo a luchar voy a romperles el brazo. Es lo que sé hacer y lo consigo hacer. No valen segundos lugares. Hay que ser el número uno. Los segundones apestan” (Hull Harley)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Yo, el halcón; un film que por motivos ciertamente incomprensibles fue un fracaso en su paso por cines. Sin embargo, con los años se ha convertido en todo un clásico y en una de las más míticas películas de Stallone fuera de las franquicias Rocky, Rambo y Mercenarios.

Tráiler de Yo, el halcón

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