Valor de ley (2010)
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Fue toda una sorpresa cuando se anunció que los hermanos Coen iban a dirigir un western. Esta pareja de directores ha demostrado con creces su talento en un buen número de películas. Sin embargo, reconozco que me asaltaron algunas dudas con este proyecto. Más aún cuando supimos que se trataba del remake de una película dirigida por Henry Hathaway en 1969 y protagonizada por el eterno John Wayne. Ya sabemos que sustituir al Duque es imposible, pero creo que lo que nos ofrecen los hermanos Coen con ‘Valor de ley (2010)’ es mejor de lo que pudiéramos esperar.

«Tienes que pagar por todo en este mundo, de una forma u otra. No hay nada gratuito, excepto la gracia de Dios» (Mattie Ross)

Crítica de Valor de ley (2010)

El Antiguo Oeste era un mundo de valores algo particulares y, sin duda, la venganza es uno de los que más veces se han retratado. Quizás uno de los ejemplos más recordados sea ‘Centauros del desierto’, donde John Wayne daba vida a un hombre que emprendía un tortuoso camino al corazón del racismo y el odio. Aunque cabría preguntarse si la historia que nos ofrece Valor de ley’ es una simple venganza, o más bien la honorable búsqueda de la justicia a través de la redención de un viejo alcohólico…

Recordemos que la novela en la que está basada, escrita por un verdadero Marshall, fue publicada originalmente en 1968. Tan sólo un año más tarde era llevada a la gran pantalla con un fabuloso John Wayne. El actor consiguió crear un auténtico icono con ese inolvidable parche en el ojo. Amén de aquella tremenda escena donde cabalgaba furioso sujetando las riendas con los dientes mientras sus revólveres escupían plomo. Tal sería el éxito que, en 1975, protagonizaría una secuela junto a Katharine Hepburn. Me refiero a ‘El rifle y la Biblia’.

La particularidad más evidente de este western es que navega entre la comedia y el drama. Tanto la versión de 1969 como la que nos ofrecen los Coen. Es decir, cualquiera que haya visto la versión dirigida por Henry Hathaway sabrá que aquí no hay tiroteos espectaculares ni acción trepidante, sino un camino de autodescubrimiento en el que los personajes van dejando aflorar sus sentimientos y los demonios que les persiguen. También vemos esa fotografía en tonos invernales que, aunque sea una moda actual dentro del género, es marca de la casa en casi toda la filmografía de los Coen. No en vano, Roger Deakins se ha encargado de ello en buena parte de sus películas. El afamado director de fotografía se ha convertido en uno de los fieles colaboradores de los Coen.

La primera pregunta que me vino a la cabeza al conocer este proyecto fue: «¿quién sustituirá a John Wayne?». Y aunque la respuesta era difícil de encontrar, creo que Jeff Bridges resulta una de las mejores opciones. Es obvio que hubiera preferido a un icono del western como Clint Eastwood, pero dadas las circunstancias no se puede pedir más. El Rooster Cogburn alcohólico, melancólico e indolente que dibuja es perfecto. Quizás el único reproche que podría hacerle a Bridges es que arrastra los tics propios de aquel personaje entrañable que dibujó en ‘El gran Lebowsky’. Sí, amigos, «El nota». Un personaje del que, en mi humilde opinión, nunca se ha desprendido y que podemos encontrar en muchas de sus películas.

‘Valor de ley (2010)’ supuso además el debut en cines de Hailee Steinfeld interpretando a la jovencísima Mattie Ross. Una adolescente de 14 años que ha visto morir a su padre… y que emprenderá la implacable persecución del asesino con la ayuda del viejo Marshall al que da vida Jeff Bridges. Y olvidaos de la típica niña indefensa y temerosa de Dios que cabría encontrar en un western. En lugar de eso, Hailee encarna a una chica de aspecto algo inquietante que muestra un fervor casi religioso cuando se trata de castigar al asesino. Es fría y madura para su edad, con un especial apego por las armas, y no muestra el lógico temor que debería sentir una niña que persigue criminales porque contempla su misión como si de una cruzada se tratara.

Juntar a un alcohólico machista y a una niña da suficiente juego de por sí, pero se agradece la presencia del personaje interpretado por Matt Damon. Un rudo Ranger de Texas que persigue al mismo asesino que ellos y que, eventualmente, se asocia para cobrar juntos la recompensa. Nunca he sido un gran seguidor de Matt Damon, en algunos papeles se sale y en otros se queda sin gas. Afortunadamente aquí estamos ante uno de los primeros. También resulta digna de mención la corta pero intensa aparición de Josh Brolin, el eterno goonie, que ya había trabajado con los Coen en esa pequeña joya que es No es país para viejos’. Por no olvidarnos de la aún más escueta participación de Barry Pepper. Aparece  como el  líder desgreñado y maloliente de la banda de forajidos que acoge a Chaney.

Si observamos la película en su conjunto veremos un retrato un tanto particular de la sociedad americana. De hecho, cuando se estrenó la película de 1969 ya levantó unas cuantas ampollas por su trasfondo fascistoide. No hemos de olvidar que, como buen republicano que era, John Wayne imprimía esa esencia de macho man conservador que le había convertido en un icono americano. Analicemos a grandes rasgos los personajes: Un sheriff clasista de gatillo fácil que prefiere liquidar a los criminales en vez de entregarlos y que se vanagloria de ello. Una niña salida de un hogar desestructurado que busca tomarse la justicia por su cuenta y que siente cierta fascinación por los ajusticiamientos y las armas. Y, finalmente, un cazarecompensas con una especial predilección por el rifle.

En realidad, podríamos pensar que los Coen tratan de ensalzar los valores más conservadores de la sociedad norteamericana a través de este western crepuscular. Sin embargo, hay una serie de elementos que demuestran lo contrario. La inclusión de Jeff Bridges en el casting quizás no fuera tan casual, como tampoco lo fue esa convocación casi mística que hace de El Nota. Y que la película comience y termine con funerales de por medio, convirtiéndose en un claro testimonio de que los héroes han muerto, no es un mero capricho. Porque no nos engañemos, lo que se cuenta aquí no es otra cosa que el recuerdo casi nostálgico de un glorioso pasado.

Conclusión.
No me cuesta nada reconocer en esta crítica de Valor de ley (2010) que siento una absoluta aversión por los remakes. Generalmente no sirven de nada, son peores que la película original y hacen que me ponga de mal humor. Pero, en ocasiones contadas, me topo con versiones como ésta que incluso mejoran la obra original. No hay misterio alguno, la película de 1969 protagonizada por John Wayne no era ni mucho menos uno de sus mejores westerns, aunque le dieran un Oscar como reconocimiento inconfeso a una carrera. La clave está en que los hermanos Coen consiguieron revitalizar el género con un western atípico que recuperó la estética crepuscular de las grandes obras. Lo que ofrece realmente esta película es un retrato nostálgico de una época pasada y de unos héroes olvidados. Sin duda, uno de los westerns de referencia de los últimos años.

Tráiler de Valor de Ley (2010)

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