Trol
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Roar Uthaug nos trae su particular película de monstruos basada en un mito nórdico. Nos referimos a un ser hecho de roca cuyo corazón y huesos son de hielo. Un monstruo que florece en la oscuridad y al que el día convierte en piedra. Ahora cobra vida en esta producción noruega que puede competir claramente con otras superproducciones del género. Ya mismo nos vamos a las montañas de Noruega para descubrir el mito de ‘Trol’.

“Dicen que tienes que ver para creer… pero es al revés. Para ver tienes que creer” (Tobias)

Crítica de Trol

Desde el año 2013, el género fantástico parece haber recuperado ese subgénero tan olvidado como es el de las monster-movies. Un subgénero nacido con el nombre del kaiju-eiga en las tierras orientales originarias. Actualmente contamos con los resucitamientos de personajes tan legendarios como Godzilla y Kong, y la revitalización de franquicias como Jurassic Park (Steven Spielberg, 1993). Aunque en el caso que nos ocupa, se podría decir que de lo que se trata es de adaptar un elemento mitológico propio de un país determinado metiéndolo en las monster-movies. Hablamos de ‘Trol’, el proyecto deseado de Roar Uthaug y realizado en su país natal.

Uthaug se hizo popular en Noruega por abordar producciones de corte hollywoodiense. Primero lo hizo con el slasher en la primera parte de ‘Cold Prey’ (2006). Y, posteriormente, lo hizo con una cinta de catástrofes bastante simpática como fue ‘La ola’ (2015). Gracias a estas producciones, el director noruego se granjeó bastante popularidad. Tan es así que se le terminaron abriendo las puertas de Hollywood con la nueva adaptación deTomb Raider (2018).

Mientras terminaba la citada ‘Tomb Raider’, Uthaug se aseguró otros dos proyectos en Noruega. Por un lado se apuntó a producir ‘Terremoto’ (John Andreas Andersen, 2018), la secuela de ‘La ola’. Y, por otro lado, se centró en la dirección de su deseado proyecto sobre un gigantesco trol atacando Oslo. La primera consiguió estrenarla en cines en su país de origen. En cambio, para la segunda contó con el apoyo de Netflix y Motion Blur. Ambas compañías consiguiera darle la financiación y Uthaug la rodó en el tiempo estipulado en su país de nacimiento y en plena pandemia. Una vez estrenada en la plataforma de Reed Hastings, ‘Trol’ se convirtió en un impresionante éxito de visionados.

Roar Uthaug se reafirma con ‘Trol’ como un realizador la mar de efectivo dentro del género de cine de efectos visuales. En esta ocasión tocando las directrices de las ya citadas monster-movies. Es cierto que la película carece de originalidad, pero no se puede negar que Uthaug pone toda la carne en el asador pergeñando una producción divertida y muy entretenida. Además contiene constantes homenajes al subgénero (se hace mención directa a colosos legendarios a modo de coña). Y estos guiños, y sus efectos, son los puntos fuertes de la producción. Por descontado, el film es tan honesto y directo como lo fueron las anteriores cintas de Uthaug… Respecto a los efectos, decir que el grueso de los mismos fueron realizados por las empresas especializadas noruegas que ya trabajaron anteriormente con el realizador. Esto da un toque de favor a ‘Trol’ de cara a compararla con superproducciones americanas.

Al margen de que ya todo está inventado, y de su cantidad de tópicos, la mayor virtud de ‘Trol’ es ser una producción entretenida en todas sus facetas. Una cinta que el amante veterano del género sabrá aceptar y apreciar. También destaca su jugada al despiste con el monstruo utilizando el folclore nórdico como método para crear suspense y emoción. Roar Uthaug demuestra que, más allá de Hollywood, se pueden hacer monster-movies con alma y respeto al fan. En este aspecto, me sorprende que no haya sido la crítica, sino ciertos aficionados los que han dado la espalda a la propuesta… fijándose sólo en su país de origen. Pareciera que solo EE.UU o Japón pudieran hacer una cinta de estas caracterizas.

Y esto me lleva a la parte verdaderamente importante del film: el monstruo. Estamos ante un personaje, el Trol, claramente influenciado en su presentación y acciones por grandes monsters-movies comoTiburón (Steven Spielberg, 1975), Godzilla (Roland Emmerich, 1998), o más recientes comoMonstruoso (Matt Reeves, 2008) y Kong: La isla calavera (Jordan Vogt-Roberts, 2017). Roar Uthaug saca el máximo provecho de su criatura la hora de ofrecernos la destrucción que provoca en su camino a Oslo. El trol se muestra como una fuerza de la naturaleza con cierto corazón e inteligencia. Además, el trabajo con los efectos visuales y diseño de producción está fuera de toda duda. Ambos aspectos combinados con unos fantásticos escenarios montañosos de Noruega como telón de fondo. La realización de Uthaug es muy competente, nítida y con poco o nada que envidiar a otros especialistas del género.

El reparto claramente obedece a clichés típicos como el padre y la hija distanciados, el asistente-friki y fan de ‘Call of Duty’, y el militar heroico. Ine Marie Wilman y Gard B. Eidsvold consiguen llevar su relación familiar de forma creíble y aceptable. Ella fascinada y en la búsqueda de lo real y él tomado por loco. También destacan Kim Falck (asistente Isaksen) y Mads Sjøgård Pettersen (capitán Kristoffer). Estos personajes me llevan a reiterar que el guión no quiere presumir de complejidad o carácter intimista, sino de su diversión y entretenimiento. Siguiendo estas características se acoplan al resto de protagonistas clichés como el secretario cagueta, el militar duro y de alto rango pero de buen corazón, la primera ministra que duda de las acciones que tiene que llevar a cabo, o el habitual personaje “malvado” que merece recibir tres o cuatro tortas.

Así pues, los personajes y protagonistas de ‘Trol’ son una constante dentro del género. Un tipo de películas que contienen una cantidad ingente de clichés con personajes simplones. Pero renegar a estas alturas de ellos también es casi renegar de las propias películas que siempre nos han gustado. Destapar o descubrir ahora que en las películas de monstruos gigantes los roles son tópicos es cuanto menos ridículo.

En conclusión.
Termino esta crítica de Trol, una simpática monster-movie que, a pesar de beber de fuentes muy concretas, resulta una nueva y buena muestra del género fantástico y kaiju eiga. En definitiva, una más que recomendable cinta y un ejemplo de que Roar Uthaug es un realizador que merecía mucho más cuando pisó tierras americanas.

Tráiler de Trol

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