Sicario: El día del soldado
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“En todos los sentidos esta es una película mucho más grande y severa, hará que la primera parezca una comedia… Es un film extremadamente emocional y tenso”. Taylor Sheridan sigue ahondando con sus lápices en la guerra sucia que rige la vida y la muerte en la frontera de… ‘Sicario: El día del soldado’.

“Hoy no hay reglas, socio. Sólo órdenes” (Matt Graver)

Crítica de Sicario: El día del soldado

Tras ceder Denis Villeneuve la silla del director al italiano Stefano Sollima, conocido por su labor en la serie ‘Gomorra’ (2014-2016), este intento de franquicia que es Sicario queda en las manos de Taylor Sheridan, destacado guionista que ya se ocupó del libreto del primer film. Sheridan presentaba esta continuación en los términos descritos en la introducción.

Las palabras del guionista me llevaron a pensar que ‘Sicario: El día del soldado’ sería un film tremebundo con un arco argumental más grande y con imágenes mucho más impactantes. Y lo cierto es que el film arranca de esa manera, contando con localizaciones que nos llevan por diferentes lugares como Texas, Kansas, Colombia, México o África. En este sentido, se pone al espectador rápidamente en situación para ver una acción global. Ahora bien, pasados esos primeros minutos, luego queda muy claro que lo que vamos a ver “simplemente” es otra misión en la zona fronteriza entre Estados Unidos y México. De esta manera se desaprovecha todo el principio y la posibilidad de haber ahondado más en la oscura y sucia guerra de los estados contra el terrorismo.

Esta nueva misión, al igual que pasaba en ‘Sicario’ con la trama de Kate Macer y la del policía mexicano, nos es contada por Sheridan a través de una trama principal (la que sigue los pasos de Graver y Alejandro) y de una subtrama paralela en la que conocemos a Miguel, un adolescente que sueña con convertirse en un “sicario”. Llegado el momento, ambas líneas argumentales se unen llevándonos a un final que claramente deja con ganas de más.

Por otro lado, y para despistados, quien no tiene cabida en el libreto de esta segunda parte es Kate Macer, la agente antidroga del FBI interpretada por Emily Blunt. Al final del primer film ya quedó claro que no tenía estómago para la guerra sucia de Graver y Alejandro. El propio Sheridan manifestó que el arco argumental de Macer ya estaba cerrado. No obstante, el interés de Emily Blunt por volver a interpretar al personaje, y las ganas de los productores por traerla de vuelta, pueden hacer que la volvamos a ver en una tercera película. Esto último siempre que el estudio considere rentable esta continuación.

En la dirección hay que decir que Stefano Sollima cumple con las expectativas. El realizador mantiene el interés y la tensión durante todo el metraje, destacando especialmente varios momentos que son un KO total por lo inesperado de lo que vemos. Respecto a la acción, comentar que está muy bien rodada con tiroteos sin perdón y con el empleo de diferentes vehículos militares. Apunten aquí las muy notables tomas con los helicópteros del ejército interceptando y siguiendo a los vehículos de los cárteles. Destacar que la mayor parte de la filmación tuvo lugar en localizaciones abiertas de zonas rurales. Zonas alrededor de Albuquerque (Nuevo México) y en la propia Ciudad de México.

Para replicar la gran ambientación de la primera película, Sollima ha contado con la ventaja que supone trabajar al lado de Dariusz Wolski, el prestigioso director de fotografía replica sobradamente la labor de Roger Deakins en el film original. También contribuye a mantener la ambientación la banda sonora compuesta por Hildur Guðnadóttir. La violonchelista toma el relevo de su compatriota y amigo Jóhann Jóhannsson (fallecido en febrero de 2018). Guðnadóttir se pliega por completo a su espíritu y, de hecho, recupera el tremebundo tema principal de ‘Sicario’ conocido como “The Beast”.

Por otro lado, y al igual que sucedió en la cinta de Villeneuve, escucharemos a muchos personajes hablar en español, el propio Benicio Del Toro entre ellos. Así pues, recomiendo que, para sacarle todo el gusto y matices a la película, se opte por su visionado en versión original.

“Siempre seré un mensaje”… Once Upon a Time in Texas.

En el campo de las actuaciones nos volvemos a encontrar con Josh Brolin repitiendo su papel de Matt Graver. Brolin sigue apostando por hacer de Graver un duro intocable (nuevamente su primera aparición es en chanclas) que sólo responde ante las más altas esferas. Un tipo que hace lo que le da la gana y él mismo así lo deja claro: “Hago lo que me sale de los cojones”. Sin embargo, este durísimo hombre tiene una gran lealtad hacia Alejandro. Lealtad que en esta nueva misión será puesta a prueba. Al lado de Graver, uno de sus hombres de confianza en la acción vuelve a estar interpretado por Jeffrey Donovan. Esta vez tiene más minutos que en el film precedente encarnando a Steve Forsing.

Naturalmente, Alejandro vuelve a estar interpretado por Benicio Del Toro. El intérprete nacido en Puerto Rico tampoco añade cambios significativos a su personaje. Además, y salvo por algún que otro detalle que lo tiende a humanizar, tampoco se ahondará mucho más en su pasado. Un pasado por el que le preguntará la adolescente Isabel Reyes interpretada por Isabela Moner. La joven artista se une a la franquicia como la secuestrada hija de uno de los grandes capos de la droga. Isabela retrata a una chiquilla que sabe defenderse con uñas y dientes, pero que también se vuelve muy temerosa cuando las circunstancias la sobrepasan. Buenos registros los de esta chica actualmente conocida como Isabela Merced. La pena es que, debido al carácter frío de Alejandro, ambos no terminan de transmitir una gran química al público en sus escenas conjuntas.

Otras caras nuevas que podremos ver en la película son las de: Matthew Modine como James Riley, el Secretario de Defensa que ordena a Graver una operación de castigo contra los jefazos de la droga. Catherine Keener como Cynthia, la mano derecha de Riley en el terreno de Graver. La verdad es que, salvo alguna discusión que otra con Josh Brolin, y estar de pie todo el rato, apenas hace algo más y queda muy desaprovechada.

Por otra banda tenemos a Manuel Garcia-Rulfo que, con poco esfuerzo, se basta para mostrarse despreciable como Gallo, un mercader que trafica con «carne humana» a los dos lados de la frontera. Finalmente, buena labor de David Castañeda como Héctor, un hombre de Gallo que le va comiendo la cabeza a su primo, Miguel, para que se una a la banda y se convierta en un sicario. A Miguel le da vida el joven Elijah Rodriguez debutando en esta película poniendo cara de adolescente rebelde y poco más.

En conclusión.
Acabo ya esta crítica de Sicario: El día del soldado, una película cuya parte técnica y dirección queda al mismo nivel que el primer film. Sin embargo, el guión no termina de redondear todo lo que prometía. Al final no es que echemos de menos a Kate Macer. Al final echamos de menos una historia más completa en todos sus aspectos y no una nueva incursión fronteriza. Una nueva misión con dos anti-héroes sembrando “el caos” y contando con la hija pequeña de un capo de la droga como As bajo la manga.

Tráiler de Sicario: El día del soldado

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