Pompeya
Un niño celta llamado Milo sobrevive a la matanza de su pueblo a manos de los romanos para caer preso de unos esclavistas. 17 años después se ha convertido en uno de los mejores gladiadores de la provincia de Britania. Gracias a su fama es trasladado a Pompeya para combatir en su circo. En la floreciente ciudad romana Milo luchará, amará y será testigo de una de las más grandes catástrofes de la historia. (Cineycine).
Año 79 DC, una floreciente ciudad romana, situada al lado del volcán Vesubio, vive sus mejores días con la celebración de las fiestas locales y su gran circo de gladiadores. Sin embargo, el nombre de esa ciudad quedaría grabado para siempre en la historia no por sus galas, sino por la tremenda erupción del Vesubio. El famoso volcán que arrasó con todo y con todos. Esa ciudad se llamaba… ‘Pompeya’.
“Yo no me inclino sobre Roma… escupo sobre ella” (Milo)
Crítica de Pompeya
Nunca he ocultado mi gusto por el cine de Paul W.S. Anderson, ya que hace un tipo de películas con las que disfruto enormemente. No obstante, y en esta ocasión, me desencantó con ‘Pompeya’. Estamos ante una película bastante «insípida» y que para el que escribe estas líneas fue una decepción. Todo aquí es fallido y previsible, lo cual no sería malo si la cinta lograra conectar con el público… pero no lo hace en ningún momento y los diálogos no tienen casi fuerza. Por su parte, el elenco está desaprovechado o desubicado y los protagonistas carecen de carisma o importancia para el espectador. Las 3Ds poco o nada aportan y, finalmente, la traca del Vesubio no justifica los 100 millones que parece se gastaron en esta producción.
Respecto a las siempre importantes escenas de acción Anderson demuestra una gran cobardía. El realizador omite cualquier tipo de sangre en los combates entre los gladiadores. Imaginaros que hay de todo: acuchillamientos, tajos, hachazos, lanzazos,… y nada, no se derrama en pantalla ni una gota de sangre. Eso sí, estas escenas están bien rodadas y justo es reconocerlo. Por otro lado, al filmar la terrible devastación provocada por el Vesubio no veremos más que a dos o tres personas quemarse en segundo plano. Eso es lo más horrible que veremos. Realmente pienso que cuando estás haciendo un film sobre tan terrorífica catástrofe no puedes ir con medias tintas y autocensurarte para dejarlo todo en un PG-13.
‘Pompeya’ no sólo prometía devastación y acción, también prometía romance y drama. Y también en esto falla. Y falla porque la relación entre los personajes de Emily Browning (Cassia) y Kit Harington (Milo) resulta poco convincente. Tampoco ayuda el hecho de que ambos intérpretes se esfuerzan muy poco en ir más lejos. Sus personajes se gustan y parece que se enamoran. Sin embargo, su amor imposible es tan poca cosa como el resto de lo que vemos. Al respecto de las intrigas políticas que siempre han estado presentes, en mayor o menor medida, en el llamado “cine de romanos”, decir que aquí se quedan en meras “intrigas de andar por casa” entre el Senador Corvus y la familia de Cassia.
Sobre el rodaje y la producción del film cabe resaltar que Paul Anderson, Jeremy Bolt y su equipo pasaron seis años documentándose sobre Pompeya. El diseñador de producción, Paul Denham Austerberry, usó como fuente de inspiración para el diseño y los detalles de los decorados la ingente cantidad de material original recopilado a lo largo de los años por arqueólogos e historiadores. Además, Anderson y su equipo, sacaron imágenes de cada calle y edificio de la ciudad, así como de sus alrededores. Querían que la película pudiera retratar esta espléndida civilización con la mayor precisión posible. El equipo también sobrevoló exhaustivamente el monte Vesubio, así como volcanes activos, para que las imágenes fueran visualmente lo más exactas posibles.
El reparto principal de ‘Pompeya’ está formado por “juegos de parejas”. Empezamos el repaso con Kit Harington y Emily Browning que interpretan a Milo y Cassia. Él es una especie de «gladiador que susurra a los caballos» y que odia a Roma. Y ella es una joven perteneciente a la aristocracia de Pompeya. La relación de esta joven pareja no acaba de ser totalmente sentida ni creída. En consecuencia, sus personajes no logran empatizar con el público. Ahora bien, el fallo entiendo que no es sólo de Kit y Emily, sino que el guión tampoco les construye una plena relación de amor. Individualmente destaca más Kit Harington porque en las escenas de acción se desenvuelve con bastante corrección.
Por su parte, Carrie-Anne Moss y Jared Harris encarnan a Aurelia y Severus, los padres de Katia. Ambos progenitores forman parte de la alta aristocracia de Pompeya. Tengo muy claro que estos son meros papeles de esos que mi amigo Carlos G. llama “alimenticios”. Poca gracia le ponen Anne Moss y Harris al tema… especialmente ella que se contenta con actuar con cierta profesionalidad y punto pelota.
También tenemos a Kiefer Sutherland y Currie Graham como los romanos Corvus y Bellator. Corvus es un senador de importancia en Roma y Bellator es su esbirro principal. Antes me refería a que había actores “desubicados” y este es el caso de Kiefer Sutherland. El hijo del mítico Donald Sutherland no pega ni con cola como alto senador romano. Por su parte, Currie Graham resulta poco menos que “un mueble andante”.
Por último, nos encontramos con gran participación en la película de artistas como: Joe Pingüe, Jessica Lucas y Adewale Akinnuoye-Agbaje. Este trío de actores realmente sí que funcionan. Joe Pingüe da vida Graecus, el típico rico y propietario de un grupo de gladiadores. Jessica Lucas se mete en el rol de la criada y amiga de confianza de Cassia. Y, finalmente, Adewale Akinnuoye-Agbaje interpreta al poderoso gladiador llamado Atticus. Incidir especialmente Adewale porque es lo mejor de la película con una interpretación de fuerza, presencia, y con coraje y carisma suficiente para destacar sobre el resto.
“No te equivoques. Mis dioses vienen a por ti” (Milo)
En conclusión.
Contando con un gran presupuesto, y un plantel de actores más o menos conocidos, Paul W.S. Anderson fracasa a la hora de llevar a la gran pantalla la tragedia de Pompeya. Y fracasa porque para esta historia no bastaba con unos conseguidos efectos especiales. En esta ocasión había que haber metido mucho más sentimiento, un mejor tratamiento de los personajes y valentía, tanto para mostrar las luchas de gladiadores como para reflejar en toda su desgracia la terrible catástrofe de la famosa ciudad romana. No hay mucho más que decir en esta crítica de Pompeya.
Tráiler de Pompeya
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Es una película que me ha decepcionado mucho, aunque pensándolo bien no pretende ser otra cosa que un intento mal trabajado de imitar al ‘Gladiator’ de Ridley Scott. Pero claro, sin Russell Crowe, sin épica y sin todo lo demás.