One Shot (Misión de rescate)
Un equipo SEALs se traslada a una prisión secreta en una isla del Mar Báltico para trasladar a Amin Mansour, un prisionero importante. Sin embargo, y al poco de llegar, la isla es atacada por un grupo de mercenarios franco-argelinos. Su objetivo es eliminar a Mansour… pero el teniente Harris tiene órdenes muy claras: mantenerlo vivo a toda costa. (Cineycine).
Lo que parece un sencillo traslado de un prisionero de una cárcel secreta en el Mar Báltico, se convierte en un asedio de un grupo de mercenarios franco-argelinos. Su misión es eliminar a todo el personal y recuperar al prisionero en concreto. Pero hay un obstáculo llamado Scott Adkins… Ya mismo entramos a saco en ‘One Shot (Misión de rescate)’.
“Yo sólo soy el escolta” (Teniente Harris)
Crítica de One Shot (Misión de rescate)
Uno suele encontrarse sorpresas donde menos las espera. Y se podría decir que eso me ha pasado con esta propuesta de James Nunn, estrenada en 2021. Me refiero a ‘One Shot (Misión de rescate)’, un título con una clara referencia a su modo de filmación: un falso plano secuencia. Así pues, se “imita” lo visto en ‘1917’ (Sam Mendes, 2019). De hecho, esta última fue la inspiración de Nunn, que quedó impresionado por el modo en el que Mendes editó su película. Nunn quería filmar un film de acción con ese mismo estilo de montaje y filmación. Aunque, claramente, sin los medios que había tenido a su disposición el oscarizado director británico.
James Nunn es uno de esos realizadores nacidos dentro del bajo presupuesto. Su escasa filmografía incluye dos de las secuelas de ‘Persecución extrema’ (John Bonito, 2006), concretamente la quinta y sexta entregas, ya sin John Cena como protagonista. Por consiguiente, podemos hacernos a la idea de su bagaje como director… Para su propuesta de ‘One Shot’ contactó con su amigo Scott Adkins, a quién había dirigido en ‘Eliminators’ (2016). Nunn le presentó al actor marcial la idea de filmar una cinta de acción en un solo plano secuencia y el duro intérprete aceptó. Rápidamente presentaron el proyecto a los productores con los que Nunn había trabajado en sus últimas producciones consiguiendo “luz verde”. La cinta se rodó en Reino Unido en una antigua base aérea cerca de Londres.
Entrando ya en materia, ‘One Shot’ tiene bastante en común con varias cintas de acción ochenteras e incluso con el cine de la Cannon (atención al desfile de terroristas). Esto nos deja claramente un sabor añejo y una evidente falta de pretensiones. Lógicamente, en este tipo de producciones el público debe dejarse llevar por la experiencia de acción sin ahondar más. Personalmente, no me puedo quejar del resultado final. Además, la idea del “plano secuencia” funciona moderadamente bien. Aunque es cierto que no hace del film una experiencia visual apabullante, sí que consigue que el espectador esté totalmente metido en la película. A esto ayuda también su ritmo trepidante y su duración estándar de 96 minutos.
El guión escrito por Jamie Russell, basado en la idea de Nunn, aporta sólo lo justo en cuanto a retrato de personajes se refiere. Como es de suponer, estos presentan todos los tópicos esperados. El rol del propio Scott Adkins es ciertamente parecido al de John Krasinski en ‘13 Horas: Los soldados secretos de Bengasi’ (Michael Bay, 2016). Y esto no es un mera coincidencia, ya que hay una clara influencia del film de Bay en el tratamiento del asalto de los mercenarios a la prisión (incluso se cita lo sucedido en Bengasi). La historia también presenta otras referencias al mundo real como las cuestiones del radicalismo islamista, la financiación del terrorismo o el reclutamiento de seguidores. Pero pasan bastante deprisa porque lo que realmente importa es la acción pura y dura.
Por otro lado, hay que reconocer también que, a pesar de su bajo presupuesto, la sensación de cortes entre planos no es, ni de lejos, notoria. Así pues, y dentro de lo apretados que han ido de dinero, es de justicia reconocer como punto positivo este aspecto. No tanto aplauso merece la música de Austin Wintory, puesto que pasa muy desapercibida. Y esto es una pena puesto que habría “adornado” mejor las secuencias de acción y tensión.
Tal y como ya avancé anteriormente, el film está protagonizado por Scott Adkins. Digamos que Adkins no es un actor del método, pero funciona como héroe de acción a la vieja usanza. No hay más que verlo en sus secuencias de fostiador pasando a cuchillo limpio a varios mercenarios. Además, la cinta presenta muchas set-pieces para que se luzca y vaya “a tiro hecho” o con combates físicos filmados de forma clara y decente. Por supuesto, Adkins no decepciona en ninguna de las set-pieces. Él es la estrella y la película está toda ella a su servicio.
Acompañando a Adkins, en el cast principal, tenemos a Ashley Greene y Ryan Phillippe. La actriz es la agente novata Zoe Anderson, mientras que el actor interpreta a York, el director de la prisión con pasado en el 11-S incluido. Tanto Greene como Phillippe hacen buenos sus papeles cumpliendo con corrección y sin estorbar a Scott Adkins como amo de la función. Respecto a sus personajes apenas tienen desarrollo más allá del típico “tengo novia o hija”.
Y como toda cinta de acción que se precie hay que presentar un villano a la altura. Aquí lo tenemos en la figura Jess Liaudin. El ex-luchador de la MMA interpreta a Hakim Charef, el jefe de los mercenarios franco-argelinos que quieren a toda costa a Mansour. La filmografía de Liaudin está formada por sus intervenciones como especialista en películas de acción. Sobre todo se luce por ser pura fuerza bruta frente a Adkins. También destaca por mal hablar en francés y escupir alguna que otra frase lapidaria. Su lugarteniente, Chelkor, tiene menos frases y fuerza bruta, pero también le pondrá las cosas feas a Adkins. Está interpretado por Lee Charles, otro especialista.
El punto emocional viene de la mano de Waleed Elgadi como Amin Mansour, el prisionero Macguffin de la trama. Según afirma, está encerrado por error… pero los jefazos creen que tiene información vital y esto lo convierte en un objetivo. Su interpretación, al igual que la del resto de actores, cumple a la hora de representar (no de forma sutil) todo el tema referido a Guantánamo y su polémica en general.
En conclusión.
Acabo esta crítica de One Shot (Misión de rescate), una película que puede llevar a cierto engaño por su tufillo a DTV… pero el resultado final es la mar de decente. Aquí tenemos una cinta de acción directa en sus intenciones, con una serie de set-pieces competentes y bien filmadas. Un espectáculo accionero puesto a disposición de Scott Adkins que cumple sobradamente.
Tráiler de One Shot (Misión de rescate)
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