1917
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“La primera vez que entendí la idea de la guerra fue cuando mi abuelo me habló de sus experiencias en la Primera Guerra Mundial. No obstante, esta película no es una historia sobre mi abuelo. Es una película sobre su espíritu. Sobre lo que estos hombres y soldados tuvieron que pasar como sus sacrificios o la sensación de creer en algo más grande que uno mismo”. Sam Mendes nos invita a acompañar a dos cabos ingleses en una misión de alto riesgo y contrarreloj. Bienvenidos a las trincheras de ‘1917’.

“Viaja más rápido aquel que viaja solo” (General Erinmore)

Crítica de 1917

Después de dirigirSkyfall (2012) y Spectre (2015), el director Sam Mendes regresa a cines con ‘1917’. Y lo hace por la puerta grande resucitando para la gran pantalla el conflicto bélico de La Primera Guerra Mundial. Lo importante, y la verdadera novedad, es el estilo filmación empleado por Mendes. En este sentido, ‘1917’ está rodada en un eterno plano secuencia planificando cada escena al milímetro.

Ahora bien, con respecto al “plano secuencia”, conviene precisar que la película no se rodó en una sola toma, sino que se filmó en una serie de tomas largas sin cortes. Se hizo así para que las escenas se pudieran conectar sin fisuras ofreciendo el aspecto de un único plano secuencia. El propio realizador inglés explica y justifica el motivo: “Desde el principio sentí que este film debía ser narrado en tiempo real. Quería viajar cada paso con estos hombres, respirar cada respiración con ellos. Necesitaba ser visceral e inmersivo. La película está filmada para acercarte lo más posible a esa experiencia. Y no hay mejor manera de contar esta historia que con una toma continua”.

Una vez vista la película no se pueden negar las palabras de Mendes de ninguna manera. La “toma continua” que es ‘1917’ nos hace totalmente compañeros de viaje de los cabos Blake y Schofield. Los seguiremos casi desde todos los puntos posibles en su odisea y, en algunos momentos, nos sentiremos como un tercer cabo. Esto último se siente, sobre todo, cuando Mendes los graba desde la espalda convirtiendo al público en un tercer miembro de tan reducido “pelotón”. Además, la filmación es tan sobresaliente que llegas a olvidarte del “plano secuencia” sumergiéndote totalmente en la propuesta fílmica de Mendes.

Dejando ya al margen el tan famoso “plano secuencia”, la película también destaca mucho por su gran ambientación. En pantalla se nos mostrarán unos paisajes absolutamente apocalípticos en los que la esperanza y la vida no existen. En este aspecto, atención al recorrido de los dos protagonistas por la conocida como “tierra de nadie”. Una zona repleta de barro, ratas, cuervos, cadáveres, agua estancada, alambradas, caballos muertos, árboles destrozados,… A nivel personal, ese recorrido por tan devastado terreno me impresionó más que la “toma continua” y me hizo recordar las mejores propuestas post-nucleares.

También es muy importante destacar los contrastes de luz en la filmación. De zonas iluminadas pasaremos a zonas en las que la oscuridad y la niebla campan a sus anchas. Aquí es obligado destacar el gran trabajo de fotografía del maestro Roger Deakins jugando sus bazas al máximo con la innovadora y ágil ALEXA Mini LF. Así pues, ‘1917’ presenta unos aspectos técnicos de referencia.

Otro que también aporta su relevante e importante grano de arena es el compositor Thomas Newman. El músico californiano entrega unas partituras que juegan totalmente a favor del efecto inmersivo de lo que vemos. En ‘1917’ escucharemos pasajes expectantes como en una contrarreloj y también los tendremos épicos y sus reversos totalmente desesperanzadores.

El guión también ha sido escrito por el propio Sam Mendes con la colaboración de la guionista Krysty Wilson-Cairns. Lo cierto es que la trama que ambos ofrecen es bastante “sencilla”, ya que básicamente se trata de ir de un punto X a un punto Y. Ahora bien, esa aparente “sencillez” entrega grandes frases y ahonda bastante en los soldados protagonistas. A lo largo del metraje veremos a los dos soldados conversar sobre la misión, la familia que dejaron atrás, los permisos, el significado de las medallas,… Así pues, y a través de estos diálogos, empatizaremos con ellos y veremos que detrás del uniforme hay una vida. Algo que no todos sus superiores aciertan a ver y/o comprender…

Pasando al reparto decir que los protagonistas principales son Dean-Charles Chapman y George MacKay como los cabos Blake y Schofield. Ambos actores realizan buenas interpretaciones logrando generar simpatía hacia sus personajes. Ahora bien, tampoco son unas actuaciones de Oscar. En el caso de Chapman recrea a un joven un tanto idealista, familiar y que es elegido para la misión por su habilidad para leer mapas y situarse sobre el terreno. Por su parte, MacKay entrega a un hombre desilusionado en lo bélico y en lo familiar. De alguna manera, Blake y Schofield son dos caras de la misma moneda.

Sobre los secundarios hay muy poco que decir. Es cierto que hay grandes y destacados nombres, pero sus intervenciones en minutos son escasas y así poco o nada se puede entrar a valorar sus interpretaciones. No obstante, una breve cita de cada uno sí que me parece justa. El primero en aparecer es Colin Firth como el General Erinmore. Más avanzado el metraje aparecerá Mark Strong encarnando al Capitán Smith. Finalmente, en el último tramo veremos a Richard Madden y a Benedict Cumberbatch en sendos papeles de los que no diré nada para evitar spoilers.

“Algunos hombres sólo ansían la lucha” (Capitán Smith)

En conclusión.
Finalizo esta crítica de 1917, una película que sobresale especialmente por el laborioso trabajo de Sam Mendes. El cineasta nacido en Inglaterra nos entrega una excepcional filmación que cumple con lo prometido y publicitado. Aquí sí que se hace bueno el dicho de: “El algodón no engaña”. Por si fuera poco, la cinta también ahonda lo suficiente en lo que significa ser un soldado. Ya pueden colocarla en su lista de “Favoritas”.

Tráiler de 1917

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