No tengas miedo a la oscuridad
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En 1973 se estrenaba en televisión el film ‘No tengas miedo a la oscuridad’. Con el paso del tiempo, el film se convirtió en una película de culto para los amantes del género de terror. Mucho menos espeluznante, pero con un guión de Guillermo del Toro, llegó en 2010 a nuestras pantallas un remake que no sé hasta qué punto era necesario hacer.

«…Queremos jugar contigo Sally…»

Crítica de No tengas miedo a la oscuridad

No soy demasiado aficionado a los remakes, sobre todo cuando son de películas de culto que forman parte de nuestra memoria cinéfila. En este caso hay que remontarse a los inicios de la década de los setenta, cuando hacer una película para televisión no significaba necesariamente que fuera a salir un churro, sino que había productos francamente interesantes.

En el caso de ‘No tengas miedo a la oscuridad’ se convirtió en un clásico para los aficionados al género. Hablamos de una de las películas más terroríficas que se hayan estrenado en televisión. Quizás por ello Guillermo del Toro decidiera emprender este proyecto de remake escribiendo el guión y encargándose de la producción. El resultado es un producto actualizado de una historia que ya nos han contado. No cabe esperar demasiadas diferencias entre la película original y el remake. Por ejemplo, antes los demonios estaban recluidos en una vieja chimenea y ahora en un misterioso sótano. En general no existen más novedades sustanciales.

La mano de Guillermo del Toro está presente en todo momento, en cada plano y en cada toma. No obstante, el director novel Troy Nixey consigue recrear una atmósfera lo suficientemente tétrica y opresiva como para que la historia alcance las cotas exigidas. Estamos ante un guión sencillito: la familia que ocupa una casa antigua, la niña que descubre lo que se esconde en el sótano y unos monstruitos que harán las delicias de los aficionados al susto fácil. Al principio todo funciona bastante bien, no sólo por la interesante secuencia inicial, sino porque la sensación de terror obedece a un fin muy concreto que tiene que ver más con la psique de Sally que con asustar al público. Pero, poco a poco, las carencias del guión van saliendo a flote y todo parece sustentarse en los efectos visuales y en unos sustos típicos y tópicos.

El apartado interpretativo tampoco resulta para echar cohetes. Guy Pearce está correcto y poco más. Tanto él como, sobre todo, Katie Holmes muestran una excesiva frialdad gestual que les resta credibilidad y fuerza escénica. Sin duda, la que consigue salir mejor librada es Bailee Madison. Esta pequeña actriz consigue con su interpretación hacernos mucho más llevaderas las incoherencias que vamos viendo. Incoherencias como que los bichitos tengan aversión a la luz pero monten auténticas fiestas con las luces de las linternas. El problema añadido es que los efectos visuales tampoco son una maravilla. Y es que en cuanto aparecen las malvadas criaturas en escena la cosa se empieza a adentrar en el peligroso mundo de la serie B.

Es en estos casos cuando uno llega a la conclusión de que a veces mostrar menos elementos y recurrir al concepto del miedo más primario es la mejor opción. Sobre todo en casas encantadas, donde lo que realmente nos provoca miedo es lo que no vemos. Ejemplos los hay a patadas, podríamos hablar de Al final de la escalera (Peter Medak, 1980) o incluso la siempre espeluznante El resplandor(Stanley Kubrick, 1980). Pero aquí no hay miedo por ningún lado, sólo sustitos inocentes. Personalmente no tuve en ningún momento la sensación que cabe esperar en una película como esta, y eso para mi resta muchos enteros. Es más, la aparición de los monstruitos es incluso graciosa, una mala señal porque esto se supone que no es Gremlins(Joe Dante, 1984).

Lo más frustrante de todo es que al principio la cosa promete. La película nos conduce a través de una serie de escenas más o menos inquietantes, siempre bajo la mirada de una inocente niña que intenta explorar los oscuros rincones de la mansión. Suspiros en la oscuridad, voces misteriosas que no invitan a nada bueno, objetos que cobran vida… Un conjunto de elementos que, al principio apuntan maneras y marcan intensidad, pero que al aparecer los misteriosos habitantes del sótano comenzaron a desinflarse. Es en ese punto cuando constatamos que lo que pudo haber sido una gran película queda bastante «reducida». Eso sí, al menos nos ofrece una visión un tanto curiosa del origen del mito del hada de los dientes.

Conclusión.
Tras todo lo comentado a lo largo de esta crítica de No tengas miedo a la oscuridad poco más puedo añadir. Estamos ante una película que puede llegar a ser entretenida para mucha gente, pero que para otro amplio sector del público puede resultar decepcionante. Hay sustitos, pero no hay terror… y eso es algo a tener muy en cuenta antes de ver esta película. No me atrevería a decir que sea poco recomendable, de hecho le doy sin problemas un aprobado justito, incluso algo más. Pero ni resulta superior a la película de 1973 ni consigue se una opción a tener en cuenta si uno quiere ver una película sobre casas encantadas con cierta calidad. Sin duda, hay opciones mucho mejores.

Tráiler de No tengas miedo a la oscuridad

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