Naves misteriosas
Año 2008. La vida vegetal en la Tierra ha sido extinguida y no quedan árboles ni plantas. La nave espacial Valley Forge, cuya misión es preservar los últimos vestigios de la Naturaleza, recibe la orden de destruirlo todo y regresar a la Tierra. Será entonces cuando uno de sus tripulantes decida rebelarse y hacer caso omiso a dicha orden. (Cineycine).
Cuando pensamos en cine y ecologismo acuden a nuestra memoria un relativo número de películas y documentales. Pero basta remontarnos a los setenta, los años dorados del movimiento hippie, para rescatar pequeñas joyas como esta. Aquí se nos ofrece el intento de la humanidad por preservar aquello que ha destruido. Y, por supuesto, el retrato del individuo que se rebela ante el sistema. Un hombre que llega a sacrificar lo que haga falta para conseguir un objetivo mayor. Acompañadnos en este viaje a las estrellas a bordo de las ‘Naves misteriosas’.
«Cuando era un niño puse una nota dentro de una botella con mi nombre y dirección. Entonces lancé la botella al océano. Y nunca supe si alguien la había encontrado”.-Freeman Lowell.
Crítica de Naves misteriosas
La verdad es que estamos ante una película que, si bien ha envejecido considerablemente a nivel visual, contiene un mensaje que sigue vigente a día de hoy. Basta con recordar que nuestros bosques y selvas tropicales están siendo deforestados a paso acelerado. De hecho, ya se han construido en diversos países una serie de complejos donde se preservan las semillas de todas las especies vegetales. Todo esto en vistas a un posible Apocalipsis medioambiental. Es decir, las similitudes entre el futuro que nos espera y lo que esta película nos cuenta son inquietantes.
La trama versa sobre una nave espacial cuya misión consiste en preservar bajo cúpulas presurizadas la flora de la Tierra de cara a una futura reforestación. Si nos fijamos hay una cierta relación con esa excelente película que es ‘Wall-E’ (Andrew Stanton, 2008). La diferencia es que el robotito trata de limpiar y preservar el planeta, siendo los humanos los que se exilian. En ‘Naves misteriosas’ cuando se ordena a la tripulación regresar y destruir los cultivos todos obedecen. Todos menos uno, que en ese momento se revelará como el ecologista radical. Un tipo que no vacilará en hacer lo todo necesario para impedir que se acate la orden.
El director de la película, Douglas Trumbull, ya había trabajado en 1968 con Stanley Kubrick en el rodaje de ‘2001’. Allí fue uno de los cuatro supervisores de efectos especiales. Esa experiencia sería vital cuando se le ofreció dirigir ‘Naves misteriosas’ con un presupuesto irrisorio de un millón de dólares. Trumbull decidió emplear algunas de las técnicas que había desarrollado en la película de Kubrick. También se decantó por el uso de miniaturas para recrear las naves. La verdad, y teniendo en cuenta las circunstancias, el resultado final es impecable. De todas formas, el aspecto visual de la película no es ni el punto fuerte ni el foco de atención. Ese papel se reserva para el análisis intimista de la tripulación y el mensaje ecologista que subyace tras la trama.
Todo lo anterior está reunido en un magnífico guión. Un libreto firmado, entre otros, por un primerizo Michael Cimino. El guión plantea una disyuntiva moral que afectará a la misión de forma trágica. Esto se explota enormemente porque la historia se centra en la solitaria existencia de Lowell a bordo de su nave y su lucha idealista contra la compañía que le ordena regresar. La soledad en el espacio, un recurso que podemos encontrar aunque a otro nivel en películas como ‘Moon’ (Duncan Jones, 2009) o ‘Solaris’ (Andrei Tarkovski, 1971).
Por cierto, el protagonista es interpretado por un excelente Bruce Dern. Su personaje, Freeman Lowell, acaba deshumanizándose y confraternizando con tres robots. A lo largo de su viaje se ayuda de estos seres mecánicos para mantener los cultivos, jugar con ellos a las cartas y, finalmente, acaba tratándolos como si de seres humanos se tratara. Es el punto de inflexión para Lowell, cuando es consciente de su locura y comprende que se ha perdido completamente como ser humano. La labor de Dern es doblemente encomiable, ya que también consigue captar la simpatía del público, pese a que algunos de sus actos sean totalmente condenables.
Un punto interesante es que los robots están interpretados por actores con miembros amputados. Esto dota a estas máquinas de una serie de matices y comportamientos humanos muy convenientes. También destaca la notable ambientación donde transcurre la trama, un elemento que consigue convertir esta modesta película en un producto memorable. Porque, ¿cómo olvidar los paseos de Lowell a bordo de su peculiar kart? El secreto es la inestimable labor de John Dykstra, que más tarde trabajaría con George Lucas en ‘La guerra de las Galaxias’. Al margen de vehículos, contenedores y un sinfín de decorados que se filmaron en el interior de un portaaviones, Dykstra consigue crear un mundo futurista francamente creíble incluso a día de hoy. En resumen, el resultado es formidable tanto para los estándares de la época como para el escaso presupuesto.
Al principio hemos hablado brevemente del mensaje ecologista que transmite esta película. Además encontramos un tono emocional y casi compasivo hacia la soledad del individuo durante su descenso a los infiernos. Y una segunda advertencia que nos muestra claramente que ni siquiera la mejor de las acciones queda sin castigo. Al final, el propio Lowell nos regala una profunda disertación. En la misma compara su destino con el del náufrago que echa botellas con mensajes al mar. Todo con la esperanza de que algún día sean encontradas por alguien. Y quién mejor para poner fondo musical a esta historia que la cantautora de Folk Joan Baez. Una apuesta arriesgada, las cosas como son, pero que combinó perfectamente con el espíritu hippie que reinaba en ese momento.
Conclusión.
Concluyo esta crítica de Naves misteriosas. Esta es una película que en su época el público era más receptivo ante el mensaje que aportaba. Es decir, hoy en día puede que resulte para muchos una apuesta ingenua y aburrida. Pero creo que la mezcla de conceptos políticos y morales que contiene, aderezado con un drama en un futuro incierto, debería ser suficiente para que los fans de la ciencia-ficción le den una oportunidad. Es una de esas obras clásicas que sobreviven al paso del tiempo. Además nos cuenta una historia de la que podemos aprender.
Tráiler de Naves misteriosas
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