Looper
Comparte con tus amigos










Enviar

En el futuro los viajes en el tiempo son posibles, pero están prohibidos. Una organización criminal logra hacerse con una máquina del tiempo y envía al pasado (treinta años atrás) a los objetivos molestos. Objetivos que son eliminados por unos asesinos llamados Loopers. Rian Johnson presenta  ‘Looper’.

«Y entonces lo vi: Vi a una madre muriendo por su hijo. A un hombre matando por su mujer…» (Joven Joe)

Crítica de Looper

Si uno ha visto las anteriores propuestas como director de Rian Johnson ya debería saber que, cuando se puso tras las cámaras y el guión de ‘Looper’, no sólo nos iba a entregar un vehículo de ciencia ficción dentro de los standars del género, sino que iba a ir más allá. Quizás, en un paso fallido (el tiempo lo dirá), hacia metas demasiado ambiciosas. Pero metas también tremendamente arriesgadas y dignas de una valentía cinematográfica que se ve muy poco en el cine de hoy en día.

‘Looper’ nos presenta una sci-fi netamente comercial con vocación mainstream de viajes en el tiempo. El film hace gala de unas escenas de acción de auténtico lujo y una descarnada violencia. Atención al instante en que el Viejo Joe (Bruce Willis) empuña dos armas automáticas y comienza una sangría brutal. Momento que desde ya formará parte de las secuencias más bestiales de la filmografía del actor, y que hará que los fans de la saga Jungla de cristal (John McTiernan, 1988) salten literalmente de sus butacas. Antes asistimos a otro desgarrador momento que tiene que ver con la aparición de un individuo llamado “El Médico”

Dejando esos descarnados momentos al margen, también tenemos una historia marginal que parece secundaria y efímera en la trama, pero que luego se descubrirá vital en su devenir. Me refiero a los vaivenes existenciales de una serie de desarraigados sociales dentro de una sociedad desoladora y consumida. Una sociedad en donde los vagabundos se han multiplicado exponencialmente y las drogas se consiguen como aspirinas en la farmacia actualmente.

El eje central de la historia, y de las sub-tramas, es el Joe de Joseph Gordon-Levitt. Un joven que fue abandonado por su madre drogadicta y vagabunda. Joe muestra una muy visible falta de afecto que intenta paliar entregándose a las drogas e intentando entablar una relación condenada al fracaso con un madre soltera. Esta última encarnada por una desinhibida y fugaz Piper Perabo. Sin embargo, Johnson quita rápidamente de en medio a Perabo y nos vuelve a contar otra historia en el mismo tono, insertada a mitad de metraje, en donde los personajes de Emily Blunt (Sara) y Pierce Gagnon (su hijo Sid) toman literalmente los mandos de la película frenando de lleno el ritmo del film. Un film que había puesto la quinta marcha cuando hizo acto de aparición el viejo Joe y comenzó el show de Bruce Willis.

Bruce Willis demuestra que una estrella de cine es una estrella por méritos propios, por su carisma y por su fuerza delante de la cámara. Sin ser considerado tan buen actor como algunos de sus coetáneos, Willis da una auténtica lección de madurez interpretativa. Además tiene las santas narices de aparecer en pantalla sin disimular su edad, arrugas ni su calvicie. Willis ofrece una interpretación que, en todo momento, se muestra acertada. Es un héroe de acción al uso cuando toca, un desesperado viudo que quiere recuperar su vida y a la mujer que amaba (y le fue arrebatada), y un hombre a la deriva que ya no es capaz de diferenciar entre el bien y el mal.

Pero esa irrupción de adrenalina se ve frenada, como digo, por la historia que tiene que ver con Sara y su hijo. Y también con los lazos que van acercándose entre esta y el joven Joe. Una sub-trama que Johnson toma como la verdadera película que quería contar, dando entender que el resto (la acción, la ciencia ficción, o las paradojas temporales) son sólo un lujoso envoltorio para relatarnos un alegato intimista sobre las relaciones madres e hijos. Además nos acerca a la posibilidad de que la maldad sea o no intrínseca, o fruto de lo que nos rodea.

A partir de ahí, lo que parecían pequeños detalles (los constantes planos de relojes, la marginalidad del joven Joe, el hecho de que el 10% de la población mundial del 2044 posea poderes telequinéticos) toman el protagonismo en pos del actioner futurista. La acción ya sólo regresará en sus desatados minutos finales. Un final con un descubrimiento argumental que hará cuestionar al espectador mucho acerca de las motivaciones de los protagonistas. En concreto: los personajes de los tres actores que aparecen en los carteles promocionales del film: Levitt, Blum y Willis. Los tres en ese orden de importancia dentro del relato.

Antes de finalizar esta review no puedo pasar por alto que Joseph Gordon-Levitt ha hecho ya, rebasados los cuarenta, una serie de méritos para ser considerado el mejor actor de su generación, sin duda alguna. Incluso logró que lo que podía parecer un final inaceptable para los fans de Batman en El caballero oscuro: La Leyenda renace (Christopher Nolan, 2012) fuera recibido con vítores. Eso dice mucho de su talento.

Sobre el resto del cast, hay que alabar el gran trabajo de Johnson que eligió a la perfección a todos y cada uno de los intérpretes. Desde una Emily Blum perfecta como valiente madre soltera. Pasando por el niño Pierce Gagnon que se revela como una promesa a tener muy en cuenta. Y Hasta un Jeff Daniels que nunca te remite al tontaina Daniels de Dos tontos muy tontos(Bobby y Peter Farrelly, 1994).

«Un hombre de la ciudad me encontró, me dio un arma y me devolvió lo que era mío» (Joven Joe)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Looper, una producción que tiene los réditos suficientes como para que el tiempo la sitúe como una cinta de culto, a saber: una historia potente de sci-fi, unos actores perfectos en sus roles, una ambientación con vida propia y una valentía a la hora de mostrar sangre que parecía extinguida. También destacan un Willis a pleno rendimiento y la candidatura de Rian Johnson como director de grandes proyectos. Falta ver cómo el público mayoritario la valorará en su conjunto.

Tráiler de Looper

Escucha nuestro podcast