Legado en los huesos
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Después del éxito de ‘El guardián invisible’, tocaba seguir adaptando la exitosa obra de Dolores Redondo en cines. Para ello, Marta Etura volvía a ponerse en la piel de la inspectora Amaia Salazar y regresaba a Elizondo a las órdenes de Fernando González Molina. Llegó la hora de pasar las páginas cinematográficas de ‘Legado en los huesos’.

“Me comeré a esa pequeña zorra” (Rosario)

Crítica de Legado en los huesos

Aquí tenemos la segunda parte de la conocida como “Trilogía del Baztán”. Nuevamente, Fernando González Molina reúne a todo el equipo artístico y técnico del primer film para esta continuación de la obra de Dolores Redondo. Destacar que ‘Legado en los huesos’ fue rodada al mismo tiempo que la tercera parte, ‘Ofrenda a la tormenta’. El rodaje de ambas cintas se prolongó a lo largo de 18 semanas con localizaciones en Navarra y Catalunya.

Entrenado ya en el film comentar que la labor de González Molina detrás de las cámaras vuelve a resultar superior. Podrán gustar más o menos, pero todas las cintas de este director nacido en Pamplona tienen una calidad fílmica muy alta. Tal y como ya comenté en El guardián invisible(2017), su trabajo no tiene nada que envidiar a las producciones más destacadas que nos ofrecen desde Hollywood. Así pues, ‘Legado en los huesos’ es otro excepcional trabajo técnico de facturación impecable.

Por el contrario, no puedo decir lo mismo del libreto de Luiso Berdejo. El script vuelve a presentar los mismos defectos del primero. Me refiero a que se acumulan temáticas sin parar que van tapándose unas a otras. Aquí se parte de la profanación de una Iglesia como supuesto crimen central a investigar. Sin embargo, a partir de ahí todo se va enredando con una serie de subtramas que incluyen suicidios de presos, crímenes sin resolver, referencias a los agotes y al Tarttalo e incluso a las brujas del siglo XVII. Por si fuera poco, todo esto se trata de fundir con el pasado familiar de Amia Salazar, más concretamente con la figura de su madre, Rosario, una mujer enloquecida y supuestamente entregada al Mal.

La conexión con ‘El guardián invisible se presenta en el juicio del principio a Jason Medina, el inmigrante asesino. Por supuesto, también se enlaza gracias a la investigación de los huesos hallados en la cueva descubierta en el tramo final del film precedente y que tanto impacto causó. Amén, claro está, del traumático pasado familiar de Amaia con su madre. Y no puedo pasar por alto el nacimiento del primer hijo de Amaia y James. Un nacimiento que ya nos fue anunciado en ‘El guardián’ y que también tiene ahora su propia subtrama familiar.

Como hemos podido ver en los párrafos anteriores, hay demasiados platos puestos sobre la mesa. Esto provoca claramente cansancio en el espectador casual haciendo que termine perdido. Así las cosas, es bastante probable que sólo los fans de la obra de Dolores Redondo sigan al pie de la letra los sucesos del film. También seguirán la trama aquellos espectadores ávidos de desentrañar crímenes enrevesados. El resto ya digo que puede llegar un momento en el que pierdan la paciencia o terminen desesperados ante tanto dato e información. Llegado este punto recomiendo que, si se tiene interés y tiempo, se revisione la cinta un mínimo de dos veces para no perder detalle.

En lo que respecta a la fotografía causa baja Flavio Martínez Labiano que es sustituido por Xavi Giménez. En este aspecto el cambio se nota fundamentalmente en las imágenes de los exteriores que ya no resultan tan preciosistas, misteriosas y bellas. Por su parte, en la banda sonora sí que repite el maestro Fernando Velázquez. Su score es fabulosa aportando muy variados estilos a la narración y haciendo subir enteros al conjunto. Resaltar también en este apartado el tema principal “Luz y sombra” interpretado por la cantante Amaia en los créditos finales. La canción fue escrita por la propia Amaia y David Rodríguez y grabada con la Orquesta Sinfónica de Navarra contando con arreglos de Fernando Velázquez.

“Su madre se mezcló con lo que no debía”. Regreso a Elizondo.

Una vez más es la actriz Marta Etura quien lleva el peso de toda la trama estando además en pantalla casi todos los minutos del film. Ojo con esto porque no es nada fácil soportar 121 minutos de protagonismo absoluto. Su trabajo es netamente top y en eso ayuda a que la maternidad de Amaia la ha hecho más humana y vulnerable que en la cinta anterior. Presten también atención a sus escenas de acción y a su angustiosa performance en el tramo final.

Respecto a las dos versiones de su madre, Rosario, siguen siendo interpretadas por Miren Gaztañaga y Susi Sánchez. En el caso de Miren sigue destacando por la tremenda sequedad que le da al personaje y por las acciones oscuras que protagoniza. Por su parte, la veterana Susi Sánchez marca la escena cada vez que aparece en pantalla. Su actuación nos inquieta y perturba en grado máximo. Es cómo ver una especie de versión femenina y embrujada del Doctor Hannibal Lecter. Con eso creo que ya digo bastante acerca del nivel alcanzado por la intérprete.

Por otro lado, muchos menos minutos son los que pasan a tener Elvira Mínguez y Patricia López como Flora y Rosaura Salazar. Ahora bien, la primera se vuelve a dejar notar por su carácter en lo poco que sale. Quien sí que consigue más minutos y trascendencia es Benn Northover como James. En este capítulo presenciaremos cómo su relación con Amaia empieza a debilitarse por la dedicación al trabajo de ella y las controversias a la hora de cuidar al bebé. Finalmente, Itziar Aizpuru sigue encarnando fenomenalmente a la querida Tía Engrasi. Es impresionante como Itziar clava este entrañable papel de tía y casi abuela.

Entre los secundarios compañeros de Amaia quisiera hacer una pequeña parada en Carlos Librado porque mejora bastante su actuación como Jonan. Ahora vemos un “Nene” con una interpretación más natural y cercana con Marta Etura. De Francesc Orella (Inspector Montes) y Paco Tous (Doctor San Martín) poco se puede decir porque apenas tienen presencia, más el primero que el segundo que sólo sigue apareciendo cuando hay cadáveres. Eso sí, en Montes apreciamos ya una gran colaboración con Amaia.

Entre las nuevas caras destacan los fichajes de Imanol Arias y Leonardo Sbaraglia. El primero interpreta al Padre Sarasola, un psiquiatra con sotana y bien relacionado en el Vaticano. Ni qué decir tiene que Imanol hace una buena interpretación de un calmado sacerdote que parece tenerlo todo bajo control. Quizás esta pose controladora juegue en su contra cuando casi pierde los papeles en el tramo final superado por los acontecimientos. Por su parte, Sbaraglia no tiene muchos minutos para recrearse en su rol del Juez Markina, pero su “percha” no pasa desapercibida. Eso sí, salvo conceder autorizaciones e intentar atrapar en su lazo a Amaia poco más hace su personaje.

“El Mal es una cosa… y las maldiciones son otra” (Tía Engrasi)

En conclusión.
Concluyo esta crítica de Legado en los huesos, un film que globalmente creo que supera a ‘El guardián invisible’. Sobre todo hay que dejar muy claro su excelente facturación y el alto nivel interpretativo. De todas formas, creo que esta película y la precedente habrá que volver a analizarlas como parte de un todo cuando veamos la obra plenamente acabada con el estreno de ‘Ofrenda a la tormenta’. Esto es lo que suele pasar con las sagas y trilogías… que hay cintas que funcionan mejor como parte de un todo que individualmente.

Relacionado: Los personajes de la trilogía del Baztán.

Tráiler de Legado en los huesos

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