La sombra del testigo
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“Me verás en la rueda de reconocimiento y no me reconocerás. Si lo haces, alguien se encargará de ti. Te encontrarán muerta y sin cara, ¿Entendido? Ahora sal de aquí. Y si volvemos a encontrarnos, tú no me has visto nunca”. Ridley Scott presenta a Tom Berenger como ‘La sombra del testigo’.

“La guardaréis en una caja fuerte las 24 horas del día. Pero no quiero que ella sospeche que está en peligro” (Teniente Garber)

Crítica de La sombra del testigo

La postproducción de ‘Legend’ (1985), y todo su rodaje, fue tan movida que ya preveía un inevitable desastre en taquilla. Por eso, Ridley Scott rápidamente se quiso cubrir las espaldas. Y para ello se enroló en un thriller de clara vocación comercial con actores del momento. Scott pensaba que esta nueva propuesta podía servirle para minimizar los efectos negativos de la epopeya fantástico-mitológica protagonizada por Tom Cruise, Mia Sara y Tim Curry… Así fue, a grandes rasgos, como obtuvo luz verde para ‘La sombra del testigo’.

Para terminar con la comparación entre ‘Legend’ y ‘La sombra del testigo’, que vieron la luz con algo más de un año de diferencia, decir que la primera se acabó por convertir con el tiempo en un apreciado y pequeño film de culto. Por el contrario, la segunda fue relegándose cada vez más como una de las prescindibles de la filmografía de Scott.

‘La sombra del testigo’ fue una producción de Sony/Columbia Pictures filmada en NY y alrededores durante el invierno de 1986. Su presupuesto estimado fue de entre 12 y 15 millones de dólares. El estreno tuvo lugar el 9 de octubre de 1987 y se saldó con un severo fracaso de taquilla, el segundo consecutivo para Scott. El británico no recuperaría su status hasta la notableBlack Rain (1989). Que, todo sea dicho, guarda similitudes de estilo con ‘La sombra del testigo’, pero con el añadido de aportar elementos muy mejorados.

Viendo de nuevo este film, con la ventaja que da el paso del tiempo, uno puede explicar cómo mostraba defectos rutinarios en el año de su estreno, aún más evidentes vista más de treinta años después… De entrada, y por muy elegantemente rodado que este, lo que cuenta se ha visto ya cientos de veces y mejor plasmado. El argumento no presenta ninguna sorpresa y los nervios apenas se presentan en el acorralamiento final del clímax. Además, el guión de Howard Franklin parece redactado más para una TV-Movie o miniserie que para una producción de cines.

Todo lo anterior no tiene que ser netamente una crítica, si no que las ideas que quiere presentar y el drama que debe mostrar, en un film de una duración estándar queda muy superficial. Toda la tensión que debe causar en torno a la siniestra figura del asesino acechador no termina de ser tal. Y eso, justamente, por estar más pendiente de líos sentimentales que del miedo o la intriga… Por el contrario, sí en algo difiere la cinta respecto a otras de este mismo estilo filmadas en los ochenta, es su visión de la opulencia de la gente pudiente del alto Manhattan con los trabajadores de las afueras de Queens. Y como en esa enorme diferencia de formas de ser, y vivir, dos personas acaban por encontrarse en momentos de su existencia en donde viven en confusión.

Apuntar que dentro de la banda sonora de podremos oír hasta en tres ocasiones la canción homónima en inglés. La primera vez la escucharemos al comienzo en la voz de Sting y, posteriormente, sonará dos veces más. La última de ellas a cargo de Roberta Flack, ya totalmente volcada al lado más melancólica de la misma, siendo una clara analogía al devenir de todo lo que hemos presenciado.

Mimi Rogers (Claire Gregory en la película) se mueve como una elegante mujer de las altas esferas. Vive en un apartamento que parece un palacio. Y allí deberá recluirse tras ser la única testigo de un asesinato perpetrado en una selecta discoteca neoyorquina en la segunda secuencia del film. La actriz está bastante comedida plegándose por completo al rol asignado. Nos muestra fielmente a una señora con todas sus letras. Una mujer que vive desatendida por su pareja: un hombrecillo ocupado por su trabajo y por aparentar. Al final acabará bajando la guardia ante la llegada de un detective asignado como guardaespaldas.

La partenaire de Rogers va a cargo de todo un fijo del cine ochentero como Tom Berenger (Mike Keegan). Aquí resulta muy comedido y hasta, si se quiere decir, incómodo en muchos momentos. Berenger pasa por la cinta con cara de aburrimiento y solo saca algo de coraje y emoción en el último tercio. Sin duda, y por mucho que Ridley Scott lo defendiera en su momento, fue une elección fallida para ser el protagonista. El rol que entrega no supera en nada a su buena, y mitificada, actuación en Platoon (Oliver Stone, 1986). Precisamente por ese papel fue seleccionado para ‘La sombra del testigo’.

Entre la testigo (Rogers) y el detective (Berenger), y al margen de las parejas sentimentales de ambos, también se mueve el asesino sigiloso y reptiliano encarnado por Andreas Katsulas. Recordemos que era un actor de gran envergadura física y rostro pulido para ser villano. En esta película apenas tiene recorrido más allá de ser la amenaza en la sombra.

Del resto del elenco es conveniente destacar la nerviosa y malhablada actuación de Lorraine Bracco como Ellie Keegan, la mujer de Mike. Una joven criada en Queens que conoció a su marido estando aún en la policía. Ahora vive por y para su familia. La actuación de Bracco es más que menos la misma que entregaría en Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1990), solo que aquí está más acorde con el resto del film… Por último tenemos roles de reparto para Jerry Orbach como el teniente Garber, alto mando de Mike. Harley Cross como Tommy, el hijo de Mike. Tony DiBenedetto es T.J. el compañero y amigo veterano de Keegan. Y, por último, John Rubinstein da vida a Neil, la pareja de Clarie.

“Abandona ahora mismo este caso o no vuelvas a casa” (Ellie Keegan)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de La sombra del testigo, un film que bien pudo servir de preludio a las posteriores series de éxito filmadas en los 2000 sobre las mismas o muy parecidas temáticas, estilo ‘Gossip Girl’. En cualquier caso, no deja de ser un más que pasable thriller de la época claramente mejorable. Una cinta menor dentro de la filmografía del afamado Ridley Scott. Finalmente, y si acaso, merece algo de recuerdo es por la elegante (que no notable) performance de Mimi Rogers.

Tráiler de La sombra del testigo

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