La niebla
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“En la superficie es una historia de monstruos… pero en su interior trata sobre cómo actúa la gente bajo presión. Somos una especie demente y nos es imposible convivir. Esa es nuestra historia y también parece nuestro futuro… y eso me pone nervioso”. Frank Darabont nos invita a adentrarnos en ‘La niebla’.

“¡Ahí fuera está la muerte… es el fin del mundo!” (Señorita Carmody)

Crítica de La niebla

El guionista Frank Darabont empezó muy fuerte su carrera como director con títulos imprescindibles como ‘Cadena perpetua’ (1994) y ‘La milla verde’ (1999). Ambas basadas en sendas obras de Stephen King. Después del paréntesis que supuso ‘The Majestic’ (2001), en 2007 regresó a la obra de King poniéndose detrás de las cámaras de ‘La niebla’. Hablamos de un libro que el escritor de Maine había publicado por primera vez en 1980. Para su redacción, se basó en una idea que se le vino a la cabeza cuando estaba haciendo cola en un supermercado.

Tal y como ya había hecho anteriormente, el propio Darabont se ocupó de adaptar la novela al guión. Una novela que adoraba y de la que había comprado los derechos para llevarla al cine antes de la citada ‘Cadena perpetua’. Sin embargo, al final retuvo su rodaje durante casi 15 años. Finalmente, a la hora de la adaptación decidió cambiar el final de común acuerdo con un entusiasmado Stephen King y con la aprobación del hoy maldito Harvey Weinstein. Entre este último y Frank Darabont llegaron a un acuerdo: el final se grabaría tal cual si el director y guionista conseguía mantener el film dentro de un presupuesto bajo y rodarlo en el tiempo establecido. Ni que decir tiene que Darabont cumplió.

Siguiendo con el final plasmado en la película, y sin destripes innecesarios, conviene advertir que resulta mucho más desesperanzador que el del libro. Hablamos de un cierre que provoca un gran golpe en el espectador. En el resto del libreto apenas hay modificaciones importantes. Así pues, la trama básica es la establecida en la sinopsis. En consecuencia, nos encontramos con una misteriosa niebla que se va extendiendo por todo el pueblo y que deja atrapado a un variopinto grupo de lugareños en el supermercado local. Ahí arranca todo…

Vuelvo ahora sobre las palabras de Frank Darabont que he empleado para abrir esta review. Unas palabras que definen perfectamente lo que ofrece el libreto del film. Aparentemente estamos ante una película de monstruos que se ocultan en la niebla… pero, realmente, los verdaderos monstruos son los humanos que se refugian en el supermercado. Al menos unos cuantos de ellos que son los que abrazan el fanatismo más extremo de la religión creando bandos, escogiendo culpables y estando incluso dispuestos a ofrecer sacrificios humanos. De esta manera se incide en la miedosa, desquiciante y fácilmente maleable naturaleza humana. Algo que vemos prácticamente a diario en nuestra realidad.

Otro punto destacado del film es convertir a la densa niebla en un personaje más. Un personaje que parece abarcarlo todo y devorar a todo aquel que se atreve a introducirse en su interior. Y he aquí los grandes interrogantes de la película que nos mantienen en vilo hasta casi el final: ¿Cómo surgió esta niebla? ¿De dónde viene? ¿Cubre todo el pueblo o se extiende más allá?… Resulta un disfrute ver la cinta esperando averiguar todas las respuestas. Y ¡claro! hablar de la niebla y ver la película con esta inquietante y misteriosa escenografía exterior nos lleva a recordar al mítico videojuego Silent Hill’. Respecto a su creación en la película decir que sus efectos y “presencia” fueron obra de Darryl Pritchett.

Ahondando un poco en el diseño producción resaltar que el todo el escenario del supermercado fue levantado en un plató en apenas 6 semanas. Al frente del mismo estuvo Gregory Milton. Por su parte, las criaturas del largometraje fueron elaboradas por el ilustre Greg Nicotero. Para recrearlas en pantalla partió de modelos diseños del propio Darabont y del reconocido ilustrador Bernie Wrightson. Por supuesto, también son muy claros los guiños al universo cósmico de Lovecraft. Todas estas criaturas cobraron vida gracias a animatrónicos y CGI. El resultado es un tanto desigual con algunas bastante conseguidas (las “reales”) y otras que se notan falsas (las digitales). También hay que advertir que hay algunas secuencias que son puro gore. El ejemplo más claro es aquella en la que se parte por la mitad a un pobre desgraciado quedando su tronco inferior a la vista de todos.

También es justo resaltar la banda sonora de todo un currante como es Mark Isham. Atención, sobre todo, al tema “The Host of Seraphim” de la banda Dead Can Dance que suena en la parte final como una especie de coros divinos y a la vez angustiosos. Un tema que nos encoge el alma al sonar y representarse visualmente como una auténtica marcha fúnebre. Sin duda, unos momentos imposibles de olvidar…

“Hay algo en la niebla”. The Fog.

De entre todos los refugiados del supermercado el gran protagonista es Thomas Jane como David Drayton, un ilustrador de carteles de Hollywood que se convertirá en un líder y héroe accidental… Podemos decir que su actuación es bastante normal hasta llegar al tramo final. Ahí, y al igual que la película, pega una gran subida y te transmite perfectamente todas las sensaciones y sentimientos por las que atraviesa su personaje en esos momentos. Probablemente creo que estamos ante los mejores minutos de su filmografía.

Apoyando a Thomas Jane está Nathan Gamble encarnando a Billy. Por aquel entonces, Nathan era un infante y aquí tiene una actuación adorable como el hijo pequeño e indefenso de David. También está del lado de David la maestra Amanda interpretada por una sólida secundaria como Laurie Holden. El resto del grupo de apoyo lo forman Jeffrey DeMunn, Frances Sternhagen y un genial y sorprendente Toby Jones como Ollie, un hombrecillo encargado del supermercado que demostrará que el valor y la decisión no tienen nada que ver con el tamaño…

El resto del cast importante del supermercado lo forman William Sadler que está bastante bien con una mentalidad cambiante al dar vida a Jim, un mecánico de pocas luces. También destaca bastante con su labor Andre Braugher en el rol de Norton, un abogado y vecino de David que decide ir por libre a las primeras de cambio. Para los más jóvenes tenemos la presencia de Alexa Davalos como Sally, una joven cajera que aprovecha el encierro para retomar su amor con Jessup, un joven militar interpretado por Sam Witwer.

Y de entre todo el elenco de secundarios se alza de manera poderosa la figura de Marcia Gay Harden como la Señorita Carmody, una auténtica y muy peligrosa fanática religiosa. La actuación de la actriz es tan convincente que llega a convertir a su personaje en una figura aborrecible para el público. Personalmente me ponía enfermo cada vez que empezaba a recitar sus discursos y a agitar el miedo y el fanatismo entre los refugiados. Sin duda, Marcia cumple fantásticamente con su trabajo.

“Y tras anunciar la catástrofe despareció” (David Drayton)

En conclusión.
Termino esta crítica de La niebla, una nueva adaptación de la obra de Stephen King que nos muestra cómo, ante el miedo, el hombre puede convertirse en el peor de los monstruos al abrazar el fanatismo e involucionar hacia la raza humana más básica. Por su parte, Frank Darabont nos demostró que con un presupuesto muy ajustado (apenas 18 millones), y el tiempo justo de rodaje, fue capaz de crear toda una mitología y golpearnos con un final absolutamente inolvidable.

Tráiler de La niebla

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