Jumper
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Existen películas rodadas con un único y sencillo propósito: el de ejercer como meros vehículos de entretenimiento para que el espectador pase el rato en la sala de cine. Algunos de estos films resultan tan inocuos e irregulares que no logran alcanzar su cometido con éxito. Sin embargo, tenemos otros que se pueden hacer bastante amenos, a pesar de la superficialidad y sencillez del argumento. ‘Jumper’ se encuadra a la perfección en este segundo grupo.

Crítica de Jumper

Por norma general, y salvo excepciones, este tipo de producciones tan previsibles, intrascendentes, sencillas y carentes de pretensiones no se llevan grandes aplausos. El caso de ‘Jumper’ no es precisamente la excepción que confirma la regla. Sin embargo, y como he señalado en la cabecera del artículo, tampoco es una película despreciable como para ignorarla y machacarla hasta la saciedad. En esta ocasión nos encontramos ante un producto de consumo rápido y correctamente elaborado. Un film que está respaldado por unas buena dosis de cuidados efectos especiales y arropado con la presencia de varios actores de renombre. Eso sí, no se toman en serio a sí mismos y disfrutan como enanos con las situaciones en las que se ven inmersos.

El guión carece de esa complejidad argumental que tanto nos gusta (o nos disgusta, según se mire). Aunque se podría haber sacado mucho más provecho de la historia, es innegable que el ritmo se mantiene bastante constante durante casi todo el metraje, algo imprescindible para evitar el aburrimiento del personal. Todos estos elementos convierten al film en un mero pasatiempo que nos entretendrá (que no es poco viendo la mayoría de películas que nos llegan hoy día) durante la escasa hora y media que dura. Unos 85 minutos que se pasan volando, entre salto y salto, y las nada despreciables batallitas de Jumpers y Paladines.

Hasta aquí todo correcto para merecer el aprobado raspado. Ahora bien, como a todos nos gusta ser exigentes con el cine actual, también debemos serlo con estas producciones tan «inocentes» y poco dañinas. Como he comentado unas líneas más arriba, la historia podría haber dado mucho más de sí. De hecho, la película habría sido infinitamente más interesante y espectacular si el guión no hubiera girado en torno a la (sosa y previsible) historia de amor que envuelve a los dos protagonistas principales. A pesar del gran espectáculo de efectos visuales que se nos ofrece (y de los muy buenos escenarios y localizaciones que caracterizan esta producción) el contexto principal de la trama se centra (por desgracia) en el monótono romance que viven los personajes que interpretan Hayden Christensen (David) y Rachel Bilson (Millie). Nuevamente una historia de pasión vista mil veces que dura casi hora y media.

Parece increíble que un guionista de prestigio como David S. Goyer y un director interesante como Doug Liman, no hayan sido capaces de exprimirse las ideas para escribir y dirigir una apasionante historia que narrase la legendaria guerra entre Paladines y Saltadores. Una guerra que se lleva librando desde tiempos ancestrales. En este caso, el presupuesto (que rondó los muy aceptables 90 millones de dólares) no sirve precisamente como excusa para haber tenido que ignorar esta vía narrativa que le habría otorgado al film la seriedad argumental que se le ha negado. Con la citada cantidad económica se podría haber conseguido un producto de muchísima mayor envergadura y calidad.

La trama de la película procede de la novela escrita por Steven Gould pero el guión final resulta excesivamente plano, infantiloide y rectilíneo. Además se dejan en el aire ideas francamente interesantes que se podrían haber desarrollado con profundidad en beneficio de la propuesta. Algunos ejemplos serían: el auténtico origen de esta extraña raza de personas o las verdaderas inquietudes y causas que promueven a los implacables Paladines a eliminar a todos los Jumpers. Y es precisamente aquí donde nos topamos con una pequeña duda moral que está presente durante todo el metraje: ¿Quiénes son los auténticos villanos del film: los Paladines o los Saltadores?

Los Saltadores son personas presuntamente inocentes que deben cargar a sus espaldas con un defecto genético (¿o tendría que llamarlo «don»?) que les permite desaparecer y aparecer instantáneamente en cualquier lugar del planeta. Esto no es un motivo real para que sean perseguidos y juzgados sin piedad como «seres potencialmente peligrosos para la sociedad». También es cierto que el personaje de David nos da motivos suficientes como para tener que aplaudir la actuación de los Paladines. Estos últimos pertenecen a una organización gubernamental secreta y sólo intentan ejercer bien su trabajo. Posiblemente nos encontramos ante un film en el que las diferencias entre el Bien y el Mal no quedan claramente delimitadas. Por lo tanto, los dos bandos se reparten a partes iguales la culpabilidad y la inmoralidad de sus actos. Así pues, este pequeño enigma moral es lo más destacable e interesante de la historia.

En lo referente a los efectos visuales decir que son lo más destacable de la propuesta. Las numerosas escenas de saltos y brechas temporales rozan la espectacularidad. Por encima de todas destaca esa secuencia en la que el personaje de Jamie Bell (Griffin) roba un lujoso automóvil deportivo y, junto a David (de copiloto), se dispone a atravesar toda la ciudad a velocidad de vértigo. Por no hablar de esas secuencias en las que los Jumpers comienzan a teletransportar camiones y vehículos pesados con el objetivo de lanzarlos deliberadamente a sus perseguidores, los Paladines. Sin duda, hablamos de secuencias que rebosan espectáculo e impacto visual por los cuatro costados.

Todas las escenas comentadas en el párrafo anterior, y la gran mayoría de efectos especiales (creados por la prestigiosa compañía Weta), beben directamente de ‘Matrix’ (1999). Tan es así que la película de las Wachowski se nos vendrá a la mente en más de un instante. Lo mismo sucede con el cartel promocional de ‘Jumper’, que se asemeja bastante al póster original de la película protagonizada por Keanu Reeves. Así es el mundo del márketing.

Los paisajes y localizaciones son otro punto importante a destacar. No obstante, el plano utilizado como «icono» de la campaña publicitaria es aquel en el que David se encuentra en lo alto de una pirámide de Egipto. Realmente el equipo técnico se tuvo que trasladar a varios puntos del planeta para rodar las impresionantes escenas de exteriores. Secuencias filmadas en lugares tan dispares como Canadá, República Checa, Italia, Egipto, Francia o Japón. Esto es algo que se debe valorar, ya que se ignoró por completo el sistema de pantalla verde utilizado para plasmar fondos digitales.

En cuanto a los actores que intervienen en la película el único que merece la pena destacar es Jamie Bell (Griffin), que parece ser uno de los pocos que se toman en serio el asunto. Samuel L. Jackson (Cox, el líder de los Paladines) aporta nombre y prestigio a la ficha, nada más. Lo poco destacable de su personaje es ese pequeño arsenal de utensilios que son empleados para neutralizar el poder de los Jumpers, pero en lo que se refiere a actuación creo que deberíamos de ignorarla. En cuanto a Hayden Christensen (David) siempre me ha parecido un actor sumamente sobrevalorado. Un actor que no es capaz de mover un sólo músculo de la cara. En este film vuelve a demostrarlo. Por desgracia (para él) siempre será Anakin Skywalker…

Por otro lado, también nos encontramos a Michael Rooker como William Rice. En el caso de Rooker hablamos de un secundario de oficio y nivel. Aquí interpreta con soltura (dentro de lo que cabe) al semi-desquiciado padre de David. Por su parte, Diane Lane se mete en la piel de la madre del famoso «saltarín». Ojo porque su presencia en pantalla no supera los 5 minutos. Finalmente, la joven Rachel Bilson interpreta a Millie, la amiga de David que se convertirá en su compañera de fatigas. Todos ellos aportan lo que pueden (que no es mucho) en una producción que no levantará la carrera de nadie. ¡Ah, sí! también podemos ver a AnnaSophia Robb como la Millie jovencita y a Kristen Stewart como Sophie.

En resumidas cuentas.
Para finalizar con esta crítica de Jumper, el film puede «presumir» sin tapujos de tener lo mínimo e imprescindible que se le pide a una película para que no provoque somnolencia al respetable espectador. Puede servir para visionarla tranquilamente en casa un día que la pasen por la tele con una buena bolsa de palomitas y con la compañía de un amigo/a de confianza al lado.

Curiosidades.
-En un principio se rumoreó que este film sería el primero de una trilogía.
-Los responsables de Fox no quedaron del todo satisfechos del resultado final. Así pues, recortaron la película en la sala de montaje hasta los 85 minutos del metraje.
-Doug Liman no aprobó el guión del proyecto hasta dos años después de haberse incorporado al mismo. Tras dos meses de rodaje, a un directivo de la Fox se le ocurrió que sus dos protagonistas eran demasiado jóvenes (en el relato original tienen 18 años) y que sería conveniente hacerles un poco más mayores para que la historia de amor interesara a un público más adulto. Así pues, Tom Sturridge y Teresa Palmer fueron sustituidos por Hayden Christensen y Rachel Bilson. Esto provocó el consiguiente parón de la filmación, la repetición de tomas, una nueva reescritura de guión y un aumento del presupuesto.

Tráiler de Jumper

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