El mañana nunca muere
Comparte con tus amigos










Enviar

“Señoras y señores, detengan las rotativas. La gran noticia. Según parece, una pequeña crisis se está gestando en el mar de la China. Quiero que la cubran mis periódicos. Quiero reportajes en mis revistas y quiero que la crisis esté en el aire 24 horas al día. No hay mejor noticia que una mala noticia”. En esta entrega, el mítico James Bond aprenderá que ‘El mañana nunca muere’.

“La distancia entre la locura y el genio se mide solo por el éxito” (Elliot Carver)

Crítica de El mañana nunca muere

Tras su presentación dos años antes con ‘GoldenEye’ (Martin Campbell, 1995), Pierce Brosnan renovó su licencia para matar en ‘El mañana nunca muere’. Esta película suponía la entrega número 18 de la saga. Dejando siempre de lado a las dos cintas no canon de la misma. Me refiero a ‘Casino Royale’ (varios directores, 1967) y ‘Nunca digas nunca jamás’ (Irvin Kershner, 1983).

‘El mañana nunca muere’ contó con un holgado presupuesto de 110 millones de dólares. Toda esta cantidad de dinero fue gestionada por Roger Spottiswoode como director… y también por el especialista Vic Armstrong encargándose de la segunda unidad. Las localizaciones del film tuvieron lugar en Hong Kong, Alemania, la inevitable Reino Unido, Francia y Tailandia. Además se contó con sets interiores en México y con California para las escenas acuáticas.

Respecto al libreto, este fue escrito en solitario por Bruce Feirstein. Por su parte, la música corrió a cargo del habitual David Arnold, adjuntando el inevitable tema musical interpretado por Sheryl Crow. Para la fotografía se fichó al prestigioso Robert Elswit. Por último, el film está dedicado a la memoria de Albert R. Broccoli (1909-1996), el productor original de 007 desde sus comienzos.

La película tuvo varios problemas de pre-producción. El primero y más importante afectó a su guión. El script debió rehacerse por completo cuando Hong Kong entregó la soberanía británica a favor de China. Los productores, no queriendo que el film perdiera vigencia antes de su estreno, ordenaron retirar todas las referencias a Hong Kong. Esto provocó que el libreto prácticamente se tuviera que redactar por completo de nuevo…

Estos retrasos, y cambios en la escritura, fueron los que hicieron abandonar de la producción a un actor tan importante como Anthony Hopkins (Elliot Carver), quien fue sustituido con el rodaje ya empezado por Jonathan Pryce. Ambos llegaría a trabajar juntos posteriormente enLos dos papas (Fernando Meirelles, 2019). Además, Monica Belluci debería haber sido la elegida como Paris, una de las chicas Bond. Pero el retraso en tomar la decisión final para contratarla, a pesar de las continuas presiones de Brosnan para ello, hizo que Belluci se desentendiera del film. En su lugar, Teri Hatcher acabaría por heredar su papel.

De entrada, tanto los productores como el director tenían claro que debían de abrazar un tono más ligero. ‘GoldenEye’ no fue ni mucho menos una mala entrega. Más bien es de las más recordadas y veneradas por los fans. De hecho, recuperó el toque seco y frio de las cintas de Dalton (ambas muy rescatables), y resucitó el mito del agente secreto más famoso para la gran pantalla… Pero el cine de evasión de finales de los 90 necesitaba de un tono más light. Por ello, los gadgets y los chistes de ‘El mañana nunca muere’ superaron de largo a los de la película de Campbell, que era una cinta de espías más en la línea clásica.

La unión de conceptos de ‘El mañana nunca muere’ va desde el espía encantado de conocerse (que encaja como un guante con la pose de Brosnan), a las cintas de acción de gran escala. Y, por supuesto, nos entrega un villano megalómano de manual. Un maloso a cargo de un Jonathan Pryce. El actor nacido en Reino Unido, si bien no está mal, no termina de mostrar esa psique de loco peligroso que debiera tener (seguramente Anthony Hopkins se la hubiese dado mucho mejor).

Por otro lado, no hay en el film una set-piece que merezca ser recordada por sí misma. Aunque sí que tenemos buenas secuencias de acción. Incluso se abraza el tipo de confrontaciones y estilo del cine asiático con la entrada en liza de Michelle Yeoh y el equipo de especialistas de Jackie Chan. Aún y con todo, si tenemos que rescatar alguna secuencia, entonces, esa sería aquella que sigue la huida en moto y encadenados de Bond y la Coronel Wai Lai (Yeoh).

Del elenco, además de los ya citados Brosnan, Pryce, Hatcher y Yeoh, también debemos citar a Ricky Jay, el mago y actor fetiche de David Mamet. Aquí da vida al as informático alemán Gupta. La inevitable mano derecha del villano central, y rival físico de Bond cuando toca, lo encarna Gotz Otto (Stamper) con un look claramente deudor del mitiquísimo Grant (Robert Shaw) visto en ‘Desde Rusia con amor’ (Terence Young, 1963). Además, ojo al inenarrable y genial cameo para el icónico actor de carácter Vincent Schiavelli como el Doctor Kaufman, un sicario que se vanagloria de ser un genio infringiendo dolor.

Del resto resulta imposible pasar por alto al Q original, el siempre entrañable Desmond Llewelyn. En este film ya le pesaban los años y apenas sale en dos escenas. Por su parte, Judi Dench todavía estaba asentándose en su personaje de M, que terminaría por redifinir en la era de Daniel Craig. Y ya para lo último dejamos dos nombres: Joe Don Baker y Gerard Butler. Baker volvía a la franquicia con un personaje diferente y habiendo muerto ya previamente en ‘Alta tensión’ (John Glen, 1987). Y a Butler sólo lo verán los más avispados a bordo del U.S.S Devonshire con solo una línea de diálogo.

“Acabaremos esto juntos. Y permíteme que te diga que tienes al más decadente y corrupto agente occidental como compañero” (James Bond)

En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de El mañana nunca muere, un Bond de continuidad que sirvió para que Brosnan se asentara en los zapatos del personaje. La cinta presentaba una trama con potencial de denuncia sobre el poder de manipulación de los medios de comunicación. Y, finalmente, se adornaba con un toque oriental que aprovechaba el tirón al alza por aquellos años de gente como Jackie Chan, Jet Li y la propia Michelle Yeoh.

Tráiler de El mañana nunca muere

Escucha nuestro podcast