Los dos papas
Tras la muerte de Juan Pablo II, el Vaticano pone en marcha todos sus protocolos para elegir a su nuevo líder. El conclave termina con la “fumata blanca” que determina la entrada del veterano cardenal Ratzinger, de ideología continuista en favor del “avance” que proponía la posible elección del cardenal Bergoglio, un hombre de perfil más bajo y cercano al pueblo y el avance a la hora de acercar la Iglesia a los tiempos modernos. Años después de estos hechos, Bergoglio es llamado a filas para que acuda a Roma a una reunión de urgencia con el Papa Benedicto XVI, quien vive horas bajas. Mientras el primero quiere conocer a su opuesto, el segundo planea entregar en mano su renuncia como cardenal. En esos días de confidencias ambos conocerán al hombre detrás del hábito. (Cineycine).
Nueva producción de Netflix que esta vez viene liderada por Sir Anthony Hopkins y Jonathan Pryce. Ambos encarnan a los cardenales Ratzinger y Bergoglio. Detrás de las cámaras encontramos a Fernando Meirelles. Es hora de que haya “fumata blanca” en ‘Los dos papas’.
“El dicho dice: “Dios corrige a un Papa presentado al siguiente”. Me gustaría ver mi corrección” (Benedicto XVI)
Crítica de Los dos papas
Fernando Meirelles adapta a su particular estilo de filmación esta “fábula”. Una película que se acerca a la realidad que supuso el encuentro entre las personalidades de Ratzinger y Bergoglio. Un encuentro que desembocó en los hechos ya conocidos a día de hoy, pero que nunca fueron narrados más allá de la leyenda.
‘Los dos papas’ no es un film religioso, aunque toda la religión, la Iglesia, su poder, su fuerza y las creencias y formas de vida que promueve estén muy presentes. No obstante, ayudará el no ser un completo agnóstico a la hora de ponerse delante del televisor para visionarla. Una vez vista, la opinión que cada uno tenga de los hechos, o la que quiera extraer de lo narrado, queda ya a su cuenta. Ahora bien, es de aplaudir que el film nunca decaiga en ritmo. Y eso a pesar de casi todo su metraje nos muestra a dos hombres de edad avanzada hablando y buscando un nexo común. Igualmente es de resaltar que no ofrezca una visión puramente limpia de la Iglesia. Aquí vemos a dos mortales que fallan, dudan y llevan pesadas cargas a sus espaldas. Dos hombres totalmente alejados de cualquier toque de divinidad.
La cinta no fue rodada en ningún enclave real del Vaticano, sino que todo fue recreado para la ocasión. La atención al detalle es minuciosa. Ojo a cómo se prepara el cónclave para elegir al nuevo Papa o la casa vacacional de Benedicto y su forma de vida totalmente solitaria. En términos puramente cinematográficos la cinta es atrapante. El espectador se va metiendo de lleno en ella a pesar que el tema puede parecer, a priori, pesado o aburrido. También puede existir un cierto miedo a blanquear el estado del Vaticano o la Iglesia para limpiar su imagen. Finalmente, esto no es así. El film “simplemente” muestra a dos hombres que acaban por confesarse el uno al otro, incluso sus miedos, secretos y sus dudas acerca de la fe o del destino que les está asignado.
‘Los dos papas’ no aburre en ningún momento y trata sus temáticas con tacto y suficiente profundidad como para emocionar o divertir con las punzantes réplicas de Ratzinger y su visión nada idealizada de la moderna y poco ostentosa vida que quiere llevar Bergoglio. Absolutamente genial el momento en que Ratzinger saca el tema del disco a piano que grabó en Londres, en el mismo estudio que Los Beatles en su día.
El estilo es muy importante en el film, y que Meirelles no haya renunciado al suyo para dotar de su personalidad a la historia es un punto a su favor. Lo mismo para la música y para todo lo cercana y real que se palpa la fotografía. Una fotografía plagada de primeros planos, cámaras en mano y acercamiento a los rostros de los actores, sobre todo a los dos protagonistas. Ambos acaban por ejercer un hipnótico poder en el espectador con unas actuaciones sutiles, perfectamente medidas y muy naturales.
Resalta la cercanía con la que Jonathan Pryce retrata a su personaje. El Cardenal Bergoglio es el verdadero eje del film y sobre el que se sustenta la trama, tanto en su edad avanzada como en su juventud donde es interpretado por Juan Minujín. Solo un “pero” a la interpretación de Pryce: es doblado cuando debe hablar en español con acento argentino. Esto resulta realmente chocante por mucha explicación lógica que pueda tener.
Sobre Sir Anthony Hopkins no vamos a descubrir ahora su talento. En ‘Los dos papas’ encara su rol del cardenal Ratzinger, posteriormente Papa Benedicto XVI, como un caramelo. Hopkins logra desaparecer en su caracterización y adopta una pose parsimoniosa y achacosa que le va como anillo al dedo a su interpretación. Lo mismo para el acento y las entonaciones que adopta en su voz. Atención a como usa palabras anticuadas para algunas réplicas a las “moderneces” de Bergoglio. Ellos dos, y su duelo de casi hora y media en solitario (de los 125 minutos que dura el largometraje), son los que engrandecen la historia narrada.
Como apuntamos unos párrafos más arriba, la historia que narra es lo más cercano a lo que sucedió en realidad. Esto ya es mucho, sabiendo del total hermetismo con el que la Iglesia y el Vaticano tratan sus asuntos. Como bien apuntaba el guionista Anthony McCarten, el script del film trabaja con testimonios reales de gente cercana. También se consultó gran cantidad de material de video que se va intercalando en el film con momentos “cinematográficamente” recreados de aquellos. A pesar de no ser una gran superproducción, los efectos especiales y trucajes para recrear los escenarios reales en los que se sitúa son bastante acertados. Sin embargo, no son óptimos cuando se opta por mezclar imágenes de archivo sustituyendo a los reales por las versiones de ficción a cargo de Hopkins o Pryce.
Para el final es de justicia destacar la banda sonora. La música destaca tanto en las composiciones originales como en el uso de canciones tan conocidas y, a priori, desconcertantes como “Bésame mucho”, la cual una vez vista la cinta tiene su explicación. Queda como plenamente acertado el tema “Cuando tenga la Tierra” que se usó para la promoción del film.
“Como Papa, debe recordar que no es Dios. Sólo es un humano” (Bergoglio)
En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Los dos papas, un largometraje que cuenta con una dirección que acierta de lleno. Meirelles triunfa a la hora de dotar de gran ritmo y su estilo personal al film. Además cuenta con interpretaciones de alto nivel de dos actores de la vieja escuela como Jonathan Pryce y Anthony Hopkins. En definitiva, una película que toca una importante colección de temas vitales y, al mismo tiempo, sirve como exploración del hombre y de cómo uno debe aceptar la responsabilidad aunque le pese.
PD: Cuando el film acabe no dejen de verlo porque hay una divertida secuencia post-créditos muy futbolera.
Tráiler de Los dos papas
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