Código de silencio
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Se suelen despreciar, con poco fundamento, las películas protagonizadas por Chuck Norris. Es cierto que algunas no son cintas realmente sobresalientes… pero no es el caso de esta y de varias más. Aquí estamos ante un gran entretenimiento para los amantes de la acción y el thriller. El director Andrew Davis eleva el listón y Raymond Wagner produce un auténtico ‘Código de silencio’.

“Nadie hablará. Es la omertà. El código de silencio” (Scalese)

Crítica de Código de silencio

Tres son los nombres destacados que podemos ver en los créditos iniciales: Chuck Norris, Raymond Wagner y Andrew Davis. El primero estaba en su época de mayor gloria como action-man. Por su parte, el segundo y el tercero prácticamente iniciaban sus andaduras como productor y director respectivamente. De Norris ya hablaré más adelante. Respecto a Raymond Wagner comentar que posteriormente produciría títulos como ‘El héroe y el terror’ (William Tannen, 1988) y ‘Socios y sabuesos’ (Roger Spottiswoode, 1989). La primera de nuevo protagonizada por Chuck Norris y la segunda por Tom Hanks. Finalmente, de Andrew Davis decir que ‘Código de silencio’ fue su primer film destacado y su primer gran thriller accionero. A esta le seguirían títulos tan destacados como ‘Alerta máxima’ (1992) oEl fugitivo (1993). Actualmente Norris está retirado, Wagner fallecido (2014) y Davis olvidado.

Entrando en materia hay que decir bien alto que ‘Código de silencio’ es un gran policíaco de acción. Probablemente sea la mejor de todas las películas protagonizadas por Chuck Norris. Al menos así la considero junto a Desaparecido en combate 2 (Lance Hool, 1985) y Delta Force (Menahem Golan, 1986). Lo cierto es que este film tiene todo lo que debe que tener un buen thriller de acción que se precie: una buena trama, seguimientos, persecuciones y, por supuesto, tiros. En este sentido, atención al clímax final. Un clímax que es marca de la casa ochentera. Y si el clímax es ochentero, entonces, la banda sonora firmada por David Michael Frank es totalmente setentera. La mezcla, sin duda, resulta muy curiosa.

Probablemente la trama sea lo mejor de toda la propuesta. Aquí nos encontramos con una historia principal, la guerra de bandas entre italianos y colombianos, de la que cuelgan varias e interesantes subtramas. Entre estas últimas resulta muy atractiva la del viejo policía Cragie que accidentalmente mata a un chico latino y trampea la situación a su favor. Esto último provocará que surja un corporativismo malentendido entre sus compañeros al que sólo se opondrá Cusack. Así pues, se dará lugar a una situación muy parecida a la del mítico western ‘Sólo ante el peligro’ (Fred Zinnemann, 1952). También encontraremos ciertas dosis de romance nada molestas entre Eddie Cusack y Diana Luna, la hija del mafioso italiano. ¡Ah! y no se pierdan el gag de los ladrones que terminan encañonados bajo mil armas. Gag luego repetido en cientos de producciones.

Toda la trama y sus atractivas subtramas están repletas de durezas de esas que lo ponen a uno en su sitio. Las réplicas de Norris a los diferentes mafiosos que van de duros son directas y cortantes como un cuchillo (ojo a cómo saca de sus casillas a Scalese, el tranquilo y anciano jerifalte italiano). Y eso ya sin entrar en ciertas frases que se escuchan en comisaría y que actualmente serían irreproducibles al ser tachadas de homófobas y racistas… Como curiosidad comentar que este libreto (escrito a seis manos por Michael Butler, Dennis Shryack y Mike Gray) fue muy cotizado. De hecho, fue concebido como una nueva entrega de la saga de Harry Callahan hasta que el mismísimo Clint Eastwood lo rechazó.

Respecto a la acción destacan las secuencias de persecuciones (la que comienza en la calle y culmina en el techo del metro es un perfecto ejemplo) y las peleas y tiros. De entrada, el film ya comienza con una matanza en la que los italianos cosen a tiros a los colombianos en un intercambio de drogas. Más tiros encontramos en el ya referido clímax con Cusack armado con una recortada y un revolver, este último sonando como un auténtico cañón. En estas secuencias presten atención especial a la Mark II, una especie de tanqueta-robot policía que vendría a ser un anticipo del ED-209 visto enRobocop (Paul Verhoeven, 1987). Esta tanqueta dispara y explosiona a todo lo que se mueve…

En lo relativo a las peleas lo cierto es que hay muy pocas para ser un film de Chuck Norris. La zurra más llamativa es la que tiene lugar en la sala de billares de los colombianos. En esta secuencia nuestro héroe se enfrenta, tan sólo con sus puños, a cientos de sabandijas colombianas confiadas en su superioridad numérica. Eso sí, Norris se reserva una breve escena en el gimnasio de comisaría para hacernos una demostración de cómo lanzar puñetazos y patadas. Toda esta acción, como era habitual de la época, muy bien filmada (sobre todo las peleas).

“Hermanos, os prometo vengar vuestra muerte”. Solo ante el peligro.

En el reparto el nombre de Chuck Norris es el que lidera la función como el sargento Eddie Cusack, un policía intachable, recto y duro. A nivel de interpretación no es que Norris luzca mucho, ya sabemos cuáles eran sus capacidades. Sus mejores momentos los tiene cuando escupe firmezas o cuando reparte patadas y plomo. La chica en apuros de la película la representa Molly Hagan debutando en cines en el rol de Diana Luna, la hija del cacique italiano. Lo cierto es que no se nota en absoluto que esta fuera su primera gran producción y queda bastante bien.

Al lado de Chuck empieza como su compañero de función Dennis Farina que cae simpático aunque excesivamente pesado como Dorato, un agente que sólo piensa en retirarse buscando trabajos a cada cual más estrambótico… Por su parte, Joe Guzaldo también hizo su debut aquí encarnando a Kopalas, el segundo compañero de Cusack. Al igual que Molly, Hagan hace un buen debut y no se siente para nada su falta de experiencia. El último policía a destacar es Ralph Foody en el rol de Cragie, el viejo agente que no sabe que “está acabado”.

Entre los gangsters hay que llamar la atención sobre la cabreada interpretación de Mike Genovese dando vida a Tony Luna, un jefecillo maltratador que inicia la guerra para luego “irse a la casa del lago”. Su jefe supremo es Nathan Davis como Felix Scalese, un anciano que disfruta de la calma en su yate hasta que recibe la visita de Cusack. Finalmente, entre los colombianos la cabeza visible es la del mítico Henry Silva como Luis Comacho. En el caso de Silva hablamos de un actor al que hacer de malo ya le venía impuesto por su particular rostro. Silva era un tipo elegante y firme candidato al maloso del año en toda producción que buscara un cierto nivel. Atención a su primer encuentro explicando a Cusack lo que es “una corbata colombiana” y la respuesta de este.

“¿Por qué no miras, hijo? Así aprenderás” (Eddie Cusack)

En conclusión.
Concluyo esta crítica de Código de silencio, un gran thriller de acción y candidata a película Top de Chuck Norris. Después de todo lo ya expuesto poco más me queda por decir. Si acaso, recomendar su visionado a todo aquel que no la haya visto todavía y sea amante de los policíacos setenteros y ochenteros, seguro que les gustará.

Tráiler de Código de silencio

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