Adam resucitado
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El holocausto perpetrado por los nazis y un extraño superviviente son los elementos de partida en esta película de Paul Schrader que ahonda en la psique y las miserias del ser humano. Como en la mayoría de sus películas, Schrader nos ofreció una visión muy particular de este periodo histórico y, sobre todo, de cómo puede llegar a afectar en la mente del ser humano.

«Un perro ladra. Pero un perro ladrando en un escenario ya no es un perro».-Adam Stein.

Adam Stein

Crítica de Adam resucitado.
Cuando uno se dispone a ver una película de Paul Schrader debe estar preparado para cualquier cosa. No se trata de un simple director con un estilo propio, sino que se siente cómodo sumergiéndose en el lado más oscuro del ser humano en todas sus vertientes. En ocasiones retrata las relaciones humanas, como hiciera en ‘Aflicción’, o se adentra en las frustraciones sexuales de sus personajes como es el caso de ‘El beso de la pantera’. Pero si algo caracteriza a sus personajes es el carácter autodestructivo de los mismos, tal es el caso de películas como ‘Mishima’ o ‘Taxi Driver’. Así que, cuando Schrader toca un tema de por si oscuro como fue el holocausto judío, uno tiende a esperar un trabajo de los personajes cuanto menos enfermizo, focalizado en el trauma y la miseria.

En esta ocasión el personaje de Adam Stein se presenta como un tipo amable y extraordinariamente positivo que se gana la vida entreteniendo al público con sus espectáculos de variedades. Hasta que la guerra y su condición de judío le arrebatan su humanidad y acaba convertido literalmente en el perro de un comandante nazi. Al hablar de esto es inevitable recordar otra película, posterior a ésta y dirigida por el griego Giorgos Lanthimos. Me refiero a ‘Canino’, una atroz crítica social que presentó a una familia que vive recluida en su casa bajo la autoritaria educación del padre, que establece una jerarquía canina en la que él es el macho alfa y el resto su manada. En el caso de Adam sucede exactamente lo mismo, queda convertido en el perro del comandante Klein, incluso subordinado a la presencia del pastor alemán que comparte la jaula con él.

La película fue estructurada a base de flashbacks, intercalando la estancia de Adam en el psiquiátrico durante los años 60 con su periodo como prisionero en un campo de exterminio. Y para reflejar esa dicotomía entre la luz y la oscuridad Schrader recurrió al juego cromático. El blanco y negro (con una fotografía oscura y espectral) se utilizó para narrar los años de Adam como prisionero, y un color mucho más nítido y esterilizado retrató su estancia en el psiquiátrico. El hecho de que dicha institución estuviera situada en pleno desierto no fue casual, la potente iluminación y la claridad de líneas se contraponían así a la oscuridad del campo nazi. Era la amplitud de espacios frente a la claustrofobia del campo de exterminio.

Adam Stein

Entrando en esta crítica de Adam resucitado con las actuaciones, comentar que con su interpretación de Adam, Jeff Goldblum alcanzó probablemente las mayores cotas en su carrera como actor. Como ya hiciera en La mosca consiguió dotar al personaje de una amplia paleta de matices que fueron desde la simpatía y el encanto al asco, terminando en la esencia más autodestructiva del ser humano. Adam es un personaje traumatizado y en cierto modo condenado, pero al mismo tiempo nos muestra cierta lucidez y comicidad que contrasta incluso con el modo en que los médicos intentan estudiarle. El hecho de que viva esclavo de su pasado se refleja incluso en el trato íntimo que mantiene con la enfermera Gina, interpretada por Ayelet Zurer, una actriz hebrea especializada en papeles fríos y cortantes. Ver a Stein tratándola como a una perra, necesitando esa transformación casi canina para excitarse, nos golpea con dureza porque nos hace partícipes del horror que ha vivido y que nunca le abandonará.

Willem Dafoe no tuvo un papel prominente, de hecho, apareció relativamente poco y lo hizo con su histrionismo habitual, sirviendo como mero catalizador. Es decir, no interpretó a un simple comandante sino que representó los valores perversos de una sociedad que permitió a los nazis extender su manto de terror sobre Europa. La existencia tranquila y feliz de Adam Stein se transforma en una pesadilla de la noche a la mañana, dejándolo mutilado psicológicamente de por vida. Es entonces cuando aparece en escena el personaje de David, un niño que también ha sido machacado hasta conseguir que se comporte como un perro. Es en ese momento cuando Adam intenta ayudar al niño para devolverle su dignidad y al mismo tiempo recuperar la suya.

Quizás al final lo que queda tras este film es una disección del ser humano y la tortura como arte. Una tortura que alcanzó la sublimación al conseguir que la víctima se torture a si misma y a los que le rodean. La desintegración del ser humano y el hundimiento del hombre bueno y afable focalizado en la figura de Stein es el objetivo último. Nos deja un claro mensaje de desesperanza pero también de redención cuando el pequeño David se cruza en su camino dándole la oportunidad de recuperar lo que le arrebataron.

Adam Resucitado

Conclusión.
Recomendar ‘Adam resucitado’ no es tarea sencilla, a pesar de su espléndido reparto y de que el holocausto sirva de escenario no estamos ante una producción ni medianamente comercial. De hecho, probablemente fue una de las incursiones cinematográficas más enfermizas e incómodas de Paul Schrader. Pero el trabajo magistral que realizó Jeff Goldblum, el cuidado montaje, la esmerada puesta en escena y el minucioso retrato que nos ofreció acerca del ser humano son motivos más que suficientes para darle una oportunidad. Habrá quien considerará que se trató de una apuesta nada interesante que frivolizó con el sufrimiento humano. Pero creo que también es posible «disfrutar» con ella y sobrecogerse con la historia de un buen hombre que sólo aspira a reencontrarse a si mismo.

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