Una joven prometedora
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“Me apetecía mucho escribir un guion sobre la venganza femenina. Recientemente se han filmado bastantes películas de mujeres haciéndose con las riendas, pero tienden a ser muy violentas o muy sexys, o también superdeprimentes. Quería describir a una mujer normal y cómo se vengaría en el mundo real. En este caso, muy pocas veces saca una pistola. Es más extraño y retorcido que eso”. Emerald Fennell nos presenta su ópera prima invitándonos a conocer a ‘Una joven prometedora’.

“¿Adivinas cuál es la peor pesadilla de una mujer?” (Cassandra)

Crítica de Una joven prometedora

La actriz Emerald Fennell debuta en la dirección y en el guión con esta nueva película del subgénero de venganzas. Eso sí, aquí tenemos una venganza totalmente adaptada a los tiempos actuales del “MeToo”. Lo que vamos a ver queda muy claro desde las primeras escenas. En las mismas, la realizadora filma en primer plano los “paquetes” de varios facinerosos ya maduros que bailan en una discoteca en busca de alguna mujer incauta. No faltan en el film ni los típicos obreros que piropean a la rubia de turno… es decir, casi todos los hombres que salen en la película (blancos y para gran sorpresa esta vez también negros) son representados con el cliché de los babosos, abusadores, violadores en potencia, fumetas y sicarios. Naturalmente siempre hay algunos que se libran de tan repulsivas etiquetas… pero son los menos.

Ahora bien, las cosas como son… y justo es decir que Emeral Fennell y su película no engañan absolutamente a nadie. En mi caso fui a visionarla siendo plenamente consciente de lo que me iba a encontrar y dispuesto a disfrutarla. En este sentido cabe preguntarse si la película, en su denuncia y exposición, funciona. Y lo cierto es que sí. Sería absurdo negar la existencia de todos esos buitres y depredadores sexuales que el film retrata. Sería algo así como decir que la Tierra no es redonda. Tema distinto es la siempre peligrosa e injusta generalización que aquí alcanza sus más altas cotas.

En esta ocasión, la venganza parte de la gravedad de los abusos y/o violaciones que se producen en los desmadres y en sus consecuencias. En este caso, nuestra protagonista arrastra un gran pensar y ansias de revancha por un dañino suceso del pasado. El grave incidente sufrido le quitó lo que más quería y le dejó unas secuelas emocionales imposibles de sanar sino es con la venganza. Y precisamente a eso se dedica cada noche. A vengarse de todos los hombres posibles que intentan aprovecharse de ella haciéndose pasar por una borracha. Así la conocemos en el film y así la seguimos hasta un determinado punto. Como vemos, la premisa tiene cierto parecido con ‘Ms .45’ (Abel Ferrara, 1981). Eso sí, aquí la violencia y las escenas desagradables se obvian.

La trama comentada en el párrafo anterior se enriquece justo cuando su pasado vuelve a hacerse más presente que nunca. En ese momento el film se torna más interesantes adoptando una especie de división por capítulos numerados casi como en ‘Kill Bill’ (Quentin Tarantino, 2003). Anotaciones que Cassie hace en su libreta según se va vengando de los personajes de su anterior vida universitaria. Y aquí hay que decir muy claro que Emeral Fennell ajusta cuentas con todos. La directora y guionista reparte en ese segmento a hombres y mujeres. A los primeros los pone frente a su reflejo abusador. Y a las segundas las coloca frente al incómodo reflejo de la justificación de los primeros.

Tal y como hemos visto, el guión tiene mérito porque, clichés al margen, va más allá de lo típico en este tipo de películas de venganzas. Especialmente destaca desde un punto de vista psicológico. No obstante, juega en su contra el hecho de que si tienes cierto rodaje ya te puedes imaginar ciertas cosas que van a ir sucediendo… Sin embargo, el final resulta bastante inesperado y revelador del gran pesar que soporta Cassie. Lógicamente no voy a ahondar en el mismo más allá de decir que eleva de manera clara la propuesta. Para exponer todo esto, Fennell hace navegar su película por varios géneros: el thriller, la comedia negra, la comedia romántica e incluso el terror humano.

Expuesta la narrativa cabe entrar ahora en la labor detrás de las cámaras de Emerald Fennell. En este aspecto decir que la dirección se siente muy fresca, natural y, en ciertos momentos, con claro estilo videoclipero. Un ejemplo de esto último son los primeros minutos del film o los primeros en la cabaña ¡un total videoclip! También contribuye mucho a la buena factura de la cinta la colorida fotografía de Benjamin Kracun buscando intencionadamente determinadas imágenes. Un ejemplo de esto es una imagen de Cassie en la cafetería en la que el fondo seleccionado la hace parecer una santa.

También merece mención la banda sonora, una soundtrack con un montón de canciones no originales procedentes de diferentes grupos y artistas. A lo largo del metraje escucharemos temas como estos: “It’s Raining Men” versionado por DeathbyRomy, el “Stars Are Blind” de Paris Hilton, el “Angel Of The Morning” de Juice Newton o el “2 Become 1” de las archifamosas Spice Girls. Desde luego esta es una película para recordar también por su gramola.

“Lo está pidiendo a gritos”. Ángel de venganza.

Respecto a las actuaciones todo el film está servido para el lucimiento de Carey Mulligan. Y la actriz responde entregando una gran interpretación encarnando a Cassie (Cassandra). Resulta increíble verla dominar varios estados de ánimo, personalidades y sentimientos a lo largo del film y expresarlos, aparentemente, en unas mismas escenas sin cortes. Así las cosas, la podemos ver “borracha” y al instante siguiente dura y fría como el acero. También la veremos derrochando amabilidad y al segundo cambiando de actitud por otra amenazadora. En cuanto al personaje, Cassie, el retrato que hace la actriz no es nada amable y cuesta empatizar con ella por su carácter cerrado, áspero e irónico. No obstante, determinados sucesos la irán abriendo más y, llegado el final, la abrazaríamos sin dudarlo.

Al margen de Mulligan, también tiene importancia Bo Burnham como Ryan, un joven pediatra que se convierte en el “caballero de la blanca armadura” para Cassie. Del resto del elenco muy poco que decir ya que básicamente interpretan a personajes que entran y salen simplemente para aportar su cupo a la historia. El ejemplo más claro lo representan Clancy Brown y Jennifer Coolidge como los padres de Cassie. Ambos aparecen siempre sentados en casa e intentando comprender la actitud de su hija. Tampoco se aprovecha para nada a Christopher Mintz-Plasse que sale unos minutos encarnando a un fumeta baboso.

Por otro lado, sí que tienen más importancia (que no minutos) Alison Brie y un increíblemente no acreditado Alfred Molina. La primera interpreta a una vieja compañera de Universidad de Cassie y el segundo a un acabado abogado. Ambos personajes serán claves, cada uno a su modo, llegado el momento decisivo. Finalmente, papel de apoyo a la protagonista para Laverne Cox como Gail, la jefa de la cafetería que le consiente todo a Cassie.

“Quería contarte por qué dejé la Universidad…” (Cassie)

En conclusión.
Termino esta crítica de Una joven prometedora, un film con un clarísimo mensaje en favor del «feminismo» actual y más imperante. Su estilo visual, claramente pop y juvenil, irremediablemente capta la atención de nuestros ojos desde el primer fotograma. Finalmente, su mezcla de géneros, sin terminar casi nunca por decantarse por uno de ellos, es la baza más interesante junto a alguna lectura y la actuación de una cambiante Carey Mulligan que aquí lo es todo: el principio y el final.

Tráiler de Una joven prometedora

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