Un padre en apuros
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Estamos ya tocando con los dedos de la mano las fiestas de Navidad. Pero antes de tan mágicas fechas tenemos otro evento que celebrar. Y es que, tal día como hoy, hace ¡25 años! Arnold Schwarzenegger las pasó moradas por esperar al último momento para comprar el regalo navideño de su hijo pequeño. De esta forma, “el roble” justificó sobradamente el título de… ‘Un padre en apuros’.

“¡Siempre puede contar conmigo!” (Turbo Man)

Crítica de Un padre en apuros

Aquí tenemos una nueva producción del mítico Chris Columbus centrada en ofrecer un rato de diversión a los más pequeños de la casa… ¡y a los fans más acérrimos de Arnold Schwarzenegger! En la dirección encontramos a Brian Levant, un realizador que tuvo cierto predicamento en los 90 estrenando películas como ‘Beethoven: Uno más de la familia’ (1992) y ‘Los Picapiedra’ (1994). En ‘Un padre en apuros’ su trabajo detrás de las cámaras está plenamente al servicio de Schwarzenegger y la Navidad. Respecto al guión tenemos a Randy Kornfield, que firmó aquí su script más reconocido. Posteriormente poco o nada más hizo.

En la trama, y una vez plantada la semilla (conseguir el muñeco), el argumento se desarrolla dando lugar a un sinfín de disparatadas situaciones tipo cartoon. Situaciones que sólo pueden darse en los “tsunamis humanos” que son las compras de última hora en las fiestas navideñas. Entre todos estos jaleos cabe destacar el que tiene lugar en los juegos infantiles o aquella de la fábrica de réplicas falsas de los suplantadores de Papá Noel. Amén del desatado final en el desfile con Arnold volando y todo al estilo deRobocop 3 (Fred Dekker, 1993). Lógicamente, todos estos embrollos a nuestros ojos adultos resultan infantiles, pero es que el film está hecho para los más pequeños. Y, en este sentido, la historia cumple bien y sin mayores pretensiones.

Por otro lado, y si queremos, podemos ver al juguete Turbo Man como un pequeño Macguffin, pues su consecución (o no) es lo que hace avanzar toda la trama. La figura fue diseñada por Tim Flattery y en el film procede de la serie de TV más viral del momento. El estilo de la misma viene a replicar de forma paródica lo visto en shows como ‘Power Rangers’ y ciertas series japonesas. Resaltar además que el uniforme de Turbo Man recuerda poderosamente al de The Flash de DC. Quizás para “compensar”, de algún modo, a la competencia más directa de la citada DC, en la habitación de Jamie Langston podemos ver claramente un mural del Capitán América, un cojín de los 4 Fantásticos e incluso una careta de Hulk colgada de la pared. Como bien sabemos, todos estos personajes pertenecen a Marvel.

La banda sonora de David Newman opta por fomentar la diversión que ofrece el film con melodías muy animadas. Además está trufada de canciones navideñas como el mítico e inolvidable ‘Jingle Bells’ u otras como ‘The Christmas Song’, ‘Merry Christmas, Baby’ o el clásico ‘We Wish You a Merry Christmas’. Esta última interpretada por un grupo de vecinos mientras Howard asalta la casa de Ted teniéndoselas tiesas con un reno…

La gran estrella de la función es Arnold Schwarzenegger metiéndose en el pellejo de Howard Langston, el olvidadizo padre que piensa que conseguir un Turbo Man será más fácil que estampar su firma en los numerosos contratos de su empresa. En este film, el amiguete Arnold pone todas sus durísimas miradas, y algún que otro puñetazo, al servicio de la risa y el tema no le sale mal. Como tampoco le salió mal en sus anteriores comedias: ‘Los gemelos golpean dos veces’ (1988), Poli de guardería (1990) y ‘Junior’ (1994), todas ellas dirigidas por Ivan Reitman.

El gran rival de Schwarzenegger en esta película es el comediante Sinbad. Aquí encarna a un cartero que también está deseoso de conseguir el último Turbo Man para que su hijo no sea un “fracasado” como él. En general veo a Sinbad un tanto sobreactuado y a su personaje totalmente volcado en ese estilo cartoon que ya comenté anteriormente. Pero bueno, tiene algunos momentos muy conseguidos al lado de Arnold… la conversación en la cafetería o el alocado clímax, por ejemplo.

Del entorno familiar de Howard Langston hay que destacar a Rita Wilson y Jake Lloyd como su esposa Liz y su hijo Jamie. Ambos están muy correctos en lo que les piden sus roles. Ella intentando que Howard comprenda que no puede fallarle a Jamie, a la vez que intenta despegarse de su sobón vecino, y el chaval alegrándose y enfadándose con su padre. Como nota curiosa, comentar que Jake Lloyd encarnaría a Anakin Skywalker en La amenaza fantasma (George Lucas, 1999). La pena es que ahí terminaría su cortísima carrera cinematográfica.

Al vecino sobón, y siempre dispuesto a “ayudar” a sus vecinas, lo interpreta Phil Hartman. El ya fallecido actor recreó con Ted a un personaje que no hacía más que irritar a Howard y al espectador con su comportamiento “ejemplar”. Desde luego que Hartman cumplió sobradamente dando vida a este molesto personaje que se hace pasar por un tipo encantador. Finalmente, y como cameos especiales, es obligatorio citar a James Belushi y al wrestler conocido como Big Show. Ambos dan vida a sendos impostores de Santa Claus que, tras el traje y la barba, trafican con réplicas de juguetes famosos. Belushi hace de cebo en unos grandes almacenes y Show es el gigantesco forzudo de los Claus.

“Y recuerde: ¡Usted es mi mejor cliente!” (Howard Langston)

En conclusión.
Termino esta crítica de Un padre en apuros, la típica película que encuentra su mejor acomodo y disfrute en las fiestas navideñas. Visionarla fuera de las mismas no tiene el menor sentido y haría bajar su valoración global. Quizás por ello pueda resultar la comedia más floja de las protagonizadas por Schwarzenegger. No obstante, y aun así, ofrece un divertido y familiar espectáculo para verlo en compañía de nuestros queridos “locos bajitos” mientras esperamos la llegada de Santa Claus o los Reyes Magos.

AVISO: Hay una escena final pasados todos los créditos del film.

Tráiler de Un padre en apuros

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