Poison Rose
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“Me llamo Carson Philips, soy detective privado en la ciudad de Los Ángeles. Me gusta beber, fumar y el juego”. Carson Philips ha sido contratado para encontrar a alguien. Ahora debe regresar a Texas, lugar del que salió corriendo hace treinta años. Allí pronto se dará cuenta de que todo se ha vuelto mucho más “organizado”. John Travolta se pasea por nuestras televisiones en busca de la verdad entorno a una ‘Poison Rose’.

“Yo nunca pierdo” (Doc)

Crítica de Poison Rose

La carrera de John Travolta se ha alargado durante más de cinco décadas. Una carrera con una serie de altos y bajos que le han llevado desde el estrellato absoluto a ser considerado veneno para la taquilla. Y todo esto pasando por un rescate a cargo de Quentin Tarantino y una nueva filmografía con personajes casi siempre de villanos en films de primera línea.

Con la llegada de las plataformas digitales, y el VOD, estrellas con más pasado que presente decidieron firmar contratos con productoras independientes. Así fue como se convirtieron en funcionarios en lugar de actores. Hablamos de intérpretes como Nicolas Cage, Bruce Willis, Steven Seagal, Cuba Gooding Jr o el propio John Travolta. Estas antiguas estrellas (y varias más) comenzaron a filmar películas de temáticas idénticas con rodajes de menos de un mes y directores desconocidos. En estas cintas suelen repetirse lugares y actores secundarios de unas a otras y su destino irremediablemente es la Televisión. El caso de la película que hoy nos ocupa es un ejemplo clarísimo de lo que les queremos contar. Además, ilustra a la perfección esta “mafia” en la que otrora cabezas de cartel de grandes producciones han decidido participar.

‘Poison Rose’ (eliminando en su no-traducción al castellano el ‘The’ de su título original en inglés) es un tremendamente tedioso, ridículo y penosamente ambientado thriller de cine negro. Un film con un puñado de rostros familiares y una trama que nunca despega ni logra llamar la curiosidad. Ni siquiera se respira el aroma de homenajes que el film quiere conseguir.

Respecto a la acción, las dos escenas contadas que hay (en realidad unos intercambios de disparos entre el protagonista y unos esbirros) se notan insertados para animar la fiesta. Son más bien como exigencia de los compradores internacionales para vender el tráiler con algo de pirotecnia. Sin esos casquillos volando, la cinta se reduciría a Carson (Travolta) dando vueltas en las mismas tres localizaciones durante cerca de cien minutos.

Lo peor de todo viene con los apartados de ambientación y fotografía. La cinta está ambientada en los años setenta pero da igual ¡parece como si fuera en la actualidad! Salvo por la falta de tecnología, no hay nada que haga que el espectador se sienta en otra época. De traca es el no omitir planos generales aéreos donde se denota claramente que estamos viendo una ciudad actual. El vestuario también tiene lo suyo con personajes que más que estar vestidos ¡parecen ir de carnaval!

La dirección también alcanza un nivel lamentable. Supuestamente corre a cargo de George Gallo, pero ver su nombre junto al del productor Francesco Cinquemani da mala espina. Tiene toda la pinta de que Gallo huyó despavorido del set de rodaje al ver el percal y Cinquemani fue quien finalizó el asunto. Y no extrañaría, puesto que Gallo es un director y guionista con cierto caché y maneras. Sin embargo, aquí no aparecen por lado alguno.

John Travolta sale con cara de aburrido y tirando de tics para hacer ver que está interpretando y no haciendo de sí mismo con un descarado peluquín barato a cuestas. Para la historia de lo inenarrable quedan varias secuencias de un bochorno impagable. Por ejemplo: aquella que se mueve alrededor de una mesa de póker con un acabado aporte de Robert Patrick (Sheriff Walsh) y Peter Stormare (Slide) con Morgan Freeman (Doc) dejando bien claro quién es desde de su primera aparición. El otro par de secuencias vergonzantes son las que tiene Brendan Fraser como el Doctor Mitchell. Ni rastro del Fraser que saltó a la fama a finales de los noventa. El colmo de los colmos llega cuando se sienta en su despacho a beber una copa y tirarse pedos.

En el apartado femenino encontramos a Famke Janssen interpretando a Jayne Hunt. La otrora Jean Grey de los ‘X-Men’ es aquí una viuda alcoholizada incapaz de evitar que su hija caiga en los mismos errores que ella tres décadas atrás. Por su parte, Kat Graham es Rose, una exuberante cantante que esconde importantes secretos y acostumbrada a manipular a los hombres a su antojo. Por último queda Ella Bleu Travolta, la hija en la vida real de Travolta interpreta a Becky Hunt. En su caso se nota que, por mucho que le quieran dar un personaje con cierta sustancia, no logra en ningún momento dar sensación de tener talento para la interpretación.

“Nada es gratis. Mi marido lo quería todo y todo fue demasiado para él” (Jayne Hunt)

En conclusión.
Termino esta crítica de Poison Rose, aunque en ocasiones nos encontramos en España con films que han llegado directos a televisión teniendo calidad para más, este no es el caso. Estamos ante una cinta que mejor evitar. Una película que carece de interés, siquiera para fans de Travolta o Freeman. Si acaso resulta curiosa sólo para ver lo bajo que ha caído Brendan Fraser. El antaño Rick O’Connell se muestra abandonado físicamente y exhibiendo una falta total de vergüenza en un personaje deplorable dentro de una película hecha directamente para olvidar.

Tráiler de Poison Rose

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