Otra vuelta de tuerca
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“Todo el principio lo recuerdo como una sucesión de altibajos, un vaivén de emociones mejores y peores. En la ciudad, aun después de haberme animado a aceptar el ofrecimiento, pasé unos días muy malos. De nuevo dudaba, en realidad estaba convencida de haber cometido un error…”. Floria Sigismondi nos vuelve a llevar de visita a Bly Manor acompañando a Mackenzie Davis en ‘Otra vuelta de tuerca’.

“Nadie se merece sufrir” (Miles)

Crítica de Otra vuelta de tuerca

Henry James fue un escritor nacido en 1843 en Nueva York y fallecido en 1916 en Londres. En sus obras predominaba el gusto por la tensión psicológica de los ambientes y personajes. Gran parte de sus novelas se han trasladado con gran éxito a los diferentes medios que han ido surgiendo. En este sentido, una de las más explotadas ha sido ‘The Turn of the Screw’, una novela gótica de gran ambigüedad sobre las relaciones trágicas, los fantasmas y las casas malditas.

En relación a lo anterior, este año tenemos dos versiones de ‘The Turn of the Screw’ para “disfrutar”. Dos versiones para dos medios diferentes pero ambas apadrinadas por Amblin Entertainment, la productora de Steven Spielberg. En la pequeña pantalla, y vía Netflix, nos encontramos con la versión de Mike Flanagan en la miniserie La maldición de Bly Manor’. Por otro lado, en la gran pantalla, Floria Sigismondi estrena el film que vamos a comentar a continuación: ‘Otra vuelta de tuerca’ (The Turning).

Antes de ahondar en el film presentamos a Floria Sigismondi, ya que es la primera vez que visita nuestra casa, Cineycine. Aquí tenemos a una realizadora especializada en cortos y videos musicales. De estos últimos destacan sus trabajos para artistas como Lady Gaga. Sigismondi también ha dirigido algunos episodios de series importantes como ‘El cuento de la criada’ y ‘Daredevil’. A nivel cinematográfico su película más conocida es ‘The Runaways’ (2010). Y ya, sin más, entramos en materia…

La trama de Henry James ha sido adaptada al guión por Chad Hayes y Carey W. Hayes, los guionistas deExpediente Warren: The Conjuring (James Wan, 2013) yThe Crucifixion (Xavier Gens, 2017). Naturalmente, en esta adaptación, hay algunos cambios. Entre ellos puedo destacar la ambientación temporal, el personaje de la madre de Kate y el final. Al respecto de la ambientación, Sigismondi decidió ambientar el relato clásico en los años 90 para modernizar la historia, pero sin dotarla de una tecnología excesiva. Por su parte, la madre de Kate sólo sale en dos escenas, pero resulta un personaje clave para entender el final. Por último, decir que el final está cambiado respecto al libro y puede llegar a dejar al espectador “irritado” y/o “descolocado”, ya que “parece” cerrar la película prematura y chocantemente.

Visto el film, queda claro que tanto los guionistas como la directora “intentan” jugar con la ambigüedad sobre los sucesos que soporta Kate. Recalco entrecomillado lo de “intentan” porque la idea de “locura o realidad” no está todo lo bien expuesta ni desarrollada que se pretende. Por ejemplo, las lecturas que hace Kate del diario de Jessel están muy separadas. Otro ejemplo sería la conexión con su enferma madre que queda reducida a dos escenas. Finalmente, todo esto desemboca en el final anteriormente comentado. Un final que, si no has captado la idea, te deja como dije anteriormente, “irritado”. Parece claro que, en este caso, habría sido altamente deseable añadir más metraje para profundizar mejor en los personajes (especialmente los fantasmales) y en lo que se quería contar y exponer.

Por el contrario, lo que sí destaca y mucho es la filmación de Floria Sigismondi con una elegancia y variedad de tomas que marcan la diferencia e individualizan a esta película frente a otras del género. Es un deleite para la vista disfrutar de sus amplios planos generales, las tomas aéreas, las inclinadas e incluso las más interiores y cercanas a medida que el film va aproximándose a la conclusión.

La filmación de Sigismondi se ve favorecida por el rodaje en el entorno natural de una amplia finca situada en el condado de Wicklow al sur de Dublín (Irlanda). Además, las estancias interiores empleadas como sets fueron decoradas con mobiliario de diferentes épocas para recrear el paso del tiempo y dar importancia a la tradición de la familia de Miles y Flora.

Ahora bien, todo este gran trabajo de Sigismondi pierde mucho de lo ganado cuando entramos a analizar los elementos asustadores. Aquí la directora abandona la personalidad mostrada y se pliega totalmente a los clichés actuales del género. Esto significa que tendremos jumpscares para aburrir, voces y susurros, ciertas apariciones fantasmales y la ya cansina manía que se está poniendo muy de moda de intentar engañar al espectador haciendo pasar sueños por realidad. Y ojo, esto último se hace más de una vez a lo largo del metraje. Es una pena que no se haya aprovechado la genial ambientación buscando otros efectos como la opresión o el terror psicológico.

“¿Cuidarás de Flora y de mí?” La maldición de Bly Manor.

La protagonista principal es Mackenzie Davis que está francamente bien en el rol de Kate, la institutriz. Después de haberla visto toda poderosa enTerminator: Destino oscuro (Tim Miller, 2019), tenía serias dudas sobre si sería capaz de transmitir el miedo y “debilidad” que Kate requería. No obstante, pronto se despejaron mis interrogantes y Mackenzie demuestra ser una actriz capaz de asumir tanto un rol de poder como otro de “debilidad”. Además, y en este caso, su delgada figura contribuye a hacer más frágil al personaje. Presten también atención a su vestuario, especialmente al abrigo rojo que lleva al principio cual Caperucita lista para ser devorada por los acontecimientos.

Finn Wolfhard abandona sus papeles de jovencito amable para convertirse en Miles, un inquietante adolescente de comportamiento confuso. La interpretación de Wolfhard resulta muy buena y convierte a su personaje en una cierta amenaza física para Kate, pese a que ella intenta conectar con él una y otra vez. Destacan todas aquellas escenas en las que ambos chocan o discuten. Ojo a la escena de la doma del caballo o a la cruda amenaza que le suelta a Kate a través del cristal del coche. Esta última nos deja tan en shock como a ella. Por su parte, a Flora, la hermana de Miles, la interpreta la jovencita Brooklynn Prince. Su performance es tan natural y agradable que rápidamente conectas con ella y sientes al verla sufrir en determinadas escenas. Recordemos que Brooklynn saltó a la fama en ‘The Florida Project’ (Sean Baker, 2017).

Finalmente es también obligado hacer referencia a la tétrica interpretación de Barbara Marten en el papel de la Señora Groose, el ama de llaves y empleada para todo de la finca. Su marcada figura y rostro son un aval a la hora de dotar de cierto misterio al personaje. Sobre ella decir que claramente esconde secretos que prefiere que no salgan a la luz. Y ya cerrando tenemos en un papel de dos escenas de escasos minutos a Joely Richardson como Darla, la madre de Kate. Lo curioso es que teniendo tan reducidísima presencia su personaje se vuelve clave para entender el final.

“Hay gente a la que le cuesta mucho despedirse” (Kate)

En conclusión.
Termino esta crítica de Otra vuelta de tuerca, una película que intenta transmitir ciertos sentimientos y/o estados de ánimo, pero que no lo consigue plenamente. Con más metraje y un mejor montaje creo que todo habría quedado mejor expuesto. No obstante, para nada es una mala adaptación de la novela trayéndola a “nuestro tiempo” y siendo más fiel a la misma que ‘La maldición de Bly Manor’. Por otro lado, como film entiendo que no merece ser despreciado ni arrojado a la hoguera.

Tráiler de Otra vuelta de tuerca

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