Masters del universo
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Justo en el centro de las galaxias. Entre la luz y las tinieblas… se alza el Castillo de Grayskull. Durante innumerables siglos, la hechicera ha mantenido este universo en armonía. Pero los ejércitos de la oscuridad nunca descansan en su ambición eterna de conquistar Grayskull. Porque aquellos que controlen Grayskull tendrán el poder. El poder de un ser supremo y el poder de un todopoderoso. El poder de convertirse en… ‘Masters del universo’.

“Los enemigos de Skeletor son nuestros amigos” (Duncan)

Crítica de Masters del universo

Mattel fue el todo y la nada en los años ochenta. De tocar el suelo, al rechazar hacerse cargo del merchandising de La guerra de las galaxias (George Lucas, 1977) que fueron a para a manos de Kenner, pasaron a intentar rehacer su error con las fallidas figuras de ‘Flash Gordon’ (Mike Hodges, 1980) o ‘Furia de titanes’ (Desmond Davis, 1981). Pero desde los despachos de Mattel no tardaron mucho en darse cuenta de que gastarse millonadas en películas que podían o no ser éxitos no era el camino a seguir. Así pues, ellos mismos decidieron crear sus propios éxitos…

Para ello, y reutilizando los restos de stock de sus muñecos de ‘Big Jim’ y basándose en el universo de Conan, lograron alzarse como los reyes de los juguetes para niños en los 80. Inestimable fue la ayuda que recibieron del dibujante Mark Taylor (creador de Skeletor y la amalgama de villanos) y de Roger Sweet (responsable del nombre de He-Man y de la frase: “Yo tengo el poder”). Todo el proyecto conocido como ‘Masters del universo’ fue presentado en 1981. De 1982 a 1986, los musculosos muñecos de más de 14 centímetros se vendieron por más de 1000 millones $. Sin embargo, una serie de malas decisiones agotaron la fórmula y dejaron a Mattel al borde del colapso…

La última bala de Mattel era vender los derechos de ‘Masters del universo’ para el cine. Y además tenían que rezar para que el film fuera un éxito y revitalizara las ventas. Así fue como, en enero de 1986, se anunció la película. The Cannon Group y Edward R. Pressman compraron los derechos por más de 8 millones $ y prometieron un presupuesto de más de 20. Pero claro, nunca hablaron de 20 millones limpios, sino que sumaron los 8 ya gastados al presupuesto…

Así las cosas, el rodaje comenzó con ciertas limitaciones. Ante la imposibilidad de filmar la cinta recreando el mundo de Eternia (plasmado en la serie animada de Filmation y en los comics de 1982 que venían con los juguetes originales) en la Cannon decidieron rehacer toda la historia. En consecuencia, se obviaron personajes claves y lugares conocidos. En su lugar añadieron nuevos e infames villanos y aliados. Y, por si fuera poco, trajeron a los protagonistas a la Tierra de la época: el año 1987.

El film se rodó entre agosto y noviembre del mismo 1986, tras más de cinco meses de preproducción y retrasos. Su estreno en cines de Estados Unidos tuvo lugar el 7 de agosto de 1987 estrellándose en taquilla de forma descomunal. Los restos del set ya construidos para una hipotética segunda parte (que nunca vio la luz y para la que se incluyó una escena postcréditos) fueron usados para la película Cyborg (Albert Pyun, 1989).

En la dirección se coló Gary Goddard, quien nunca más volvió a dirigir un film para cines. Su propuesta fue “un intento” de film de aventuras familiar y epopeya espacial. Y fue “un intento” porque se queda en meros esbozos. ‘Masters del universo’ es un vergonzante reciclaje de secuencias y eventos de otros films anteriores y mejores. Brevemente puedo citar algunas “influencias”. En primer lugar el compendio del toque kitsch procede de la ya citada ‘Flash Gordon’. El look de las tropas de asalto procede de la también citada ‘Star Wars’ en los esbirros de Skeletor o en la fanfarria principal a manos de Bill Conti, claramente deudora de la fuerza de George Lucas. El mundo desolado del inicio viene a imitar a ‘Mad Max’. El alivio cómico representado por James Tolkan resulta tomado de ‘Regreso al futuro’… y así tantas y tantas.

El film hace de su cutrez una apología del cine grandilocuente y pretencioso en su peor vertiente Cannon. Aquí podemos ver a He-Man luchado con una espada contra malosos armados con pistolas, extras muriendo sin que nada ni nadie los dispare, y malísimos efectos holográficos. No contentos con todo eso, debemos de presenciar el muy descafeinado baile/enfrentamiento que tiene lugar entre héroe y villano… La frase referencial de He-Man, cuando alza su espada, resulta indescriptiblemente mutilada. Todo el guión parece redactado por los enemigos de Mattel para hacer estrellar el film… Y ya el colmo es el infame diseño de la llave cósmica ¡confundida por todos con un sintetizador japonés! En su global, estamos ante una cinta que no da la talla ni siquiera como entretenimiento para niños de ocho a doce años. Y todo a pesar de tener a personajes tan populares como He-Man y Skeletor.

Es verdad que también hay otros personajes claves del universo MOTU como Duncan (El hombre-Armas) o Evil-Lyn. Sin embargo, “lucen” de aquella manera y son presentados por sus nombres para que el espectador los ubique. Esto ya es un claro aviso del flojo nivel de vestuario… Poco más hay reconocible aquí del legado ‘Masters del universo’. El resto son todos inventos de quimicefa que, para no hacer más sangre, prefiero no enumerar. No obstante, lo más indignante de la película es que, viéndola, uno solo puede destrozarse los sesos pensando cómo se complicaron tanto la vida inventando para el film. Lo más sencillo habría sido centrarse en una historia que podría funcionar, sabiendo ya lo que gustaba.

Respecto al elenco, seamos sinceros, aquí no buscaron actores que pudieran destacar. El único con formación actoral y teatral para afrontar un papel donde lucirse era Frank Langella. Y aun con todo queda tapado ante una infame caracterización como Skeletor más propia de Halloween. Por su parte, con Dolph Lundgren, casi recién salido deRocky IV (Sylvester Stallone, 1985), no vamos a ser muy duros. Al final terminó haciendo lo que podía con un material que no daba más que para lucir músculos e intentar poner caras serias ante todo el espectáculo circense del film.

Como curiosidad, apuntar el nombre de una semi-debutante Courtney Cox como la joven huérfana Julie. Y el ciertamente pasable rol de Meg Foster como Evil-Lyn, que no deja de ser una más de los esbirros de Skeletor. Por último, mencionar de pasada varios nombres: James Tolkan como el flipado agente de la ley Lubic, una risible Chelsea Field como Teela y un ya talludito Jon Cypher como Duncan/Man-At-Arms.

“¿Dónde están tus amigos ahora? Háblame sobre la soledad del bien, He-Man. Es igual a la soledad del mal ¿eh?” (Skeletor)

En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de Masters del universo, un film que hasta difícilmente tiene un pase como película de infancia. Si la recuerdas con nostalgia, entonces, no vuelvas a verla y no destrozarás ese bonito recuerdo. Fue un merecido batacazo a todos los niveles que, aunque mostró a la Cannon el camino que no debían tomar para futuras producciones ambiciosas, no les hizo aprender de sus errores. Una oportunidad perdida de revitalizar Mattel y de dar al gran público una película a la altura de lo esperado. Si acaso merece un visionado es por pura y dura morbosidad cinéfila.

Tráiler de Masters del universo

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