Llamada a un reportero
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Un crimen, una tormenta a punto de estallar, un periodista desmotivado, un asesino con ansia de reconocimiento, un teléfono que suena en la redacción y un aviso: “He sido yo, yo la maté. Habrá un número dos, y un tres, y un cuatro y un cinco. Y sé lo que serán: serán tres mujeres y dos hombres. Le he elegido a usted, será mi contacto con el público”. Es hora de recibir la… ‘Llamada a un reportero’.

“Las cosas pasan y se llaman noticias, y yo las publico” (Malcolm)

Crítica de Llamada a un reportero

El director Phillip Borsos, de la escuela canadiense (aunque nacido en Australia), adaptó ‘In the Heat of the Summer’, novela de John Katzenbach sobre un asesino que buscaba atención y un periodista que quería ser uno más en la redacción. Con claras influencias del caso del asesino conocido como “Zodiac”, Borsos se trajo a Kurt Russell (Malcolm) para el papel protagonista, acompañado de la actriz Mariel Hemingway (Christine) en sus años de fama, veteranos como Richard Masur (Bill), casi-debutantes como el cubano Andy Garcia o Joe Pantoliano (Andy el fotógrafo) y un papel de peso en la trama para Richard Jordan, seguramente el más recordado de su carrera.

El guión de Christopher Crowe se nota que viene de una novela bien hilvanada, en donde dos perspectivas distintas toman el control del argumento. Así las cosas, vemos la búsqueda y ansia de reconocimiento por parte de una persona que toda su vida pasó como uno más y, por otro lado, tenemos a un periodista con talento, harto de ser el centro de atención en su redacción y que quiere ser uno entre tantos.

Además de lo anterior, también se muestra como las noticias y el periodismo pasan a transformarse en un negocio y espectáculo circense cuando saltan a la arena pública. Espectáculo del que no escapa ni la propia policía, en este sentido, ojo al compañero de Raymond Martinez, un tipo que se las tendrá tiesas con el protagonista en ese papel de hostigador del lado de los “buenos” que toda cinta de y/con asesinatos que se precie debe tener. En este caso, tal rol va a parar a las manos del tercer Richard del elenco, Richard Bradford, con su pelo gris y su bigote negro que desde la primera escena del film logra que lo pongamos bajo seguimiento.

Phillip Borsos le da a ‘Llamada a un reportero’ ese tono asfixiante de cinta de verano, encima con el añadido de estar rodada en la siempre calurosa Miami, que en esta ocasión se encuentra en alerta por un huracán que viene desde Cuba y que aparece como amenaza latente durante todo el metraje, igual que los pasos del asesino, cuyo modus operandis es tremendamente sencillo: una pistola y listo… así acaba con sus víctimas, y lo hace valiéndose de su apariencia de “tipo normal”.

El film muestra una perspectiva interesante: la ética del trabajo periodístico, y como se convierte en cómplice y mensajero. Además, el mismo periodista también pasa a ser un cebo para cazar al criminal. El tono pesadillesco de los planos de nubes y ráfagas de viento es una clara alusión al estado de las mentes de los dos protagonistas: una lucha consigo mismos (ojo a la caza en los pantanos).

Apostando definitivamente por ese tono sombrío, chocan los sustos gratuitos que Borsos inserta, de vez en cuando, para mantener el miedo en el cuerpo del espectador (con homenaje a Psicosis incluido). Ese quizá sea su mayor debe, el creer que el film necesita de esos sobresaltos baratos para mantener el tono hasta que se vuelvan a producir las llamadas. Llamadas que, sin duda, son lo mejor del film (atención al doblaje, sobre todo en la citada emboscada del pantano, donde la voz que le ponen al asesino logra dar esa sensación de locura y respeto que en el original se convierte en pena por un hombre cuya presencia física no va acorde con su tono vocal, ambas apuestas son interesantes, una más centrada en infundir respeto –doblaje a cargo de Camilo García- y la otra en la redundancia del hombre patético en busca de su lugar en el mundo y con ansias de escribir su nombre en el viento).

El protagonismo principal recae en Kurt Russell, actor que, a pesar de mantenerse en lo más alto durante cuatro décadas, nunca ha sido un intérprete taquillero. A pesar de comenzar como niño prodigio, en los años ochenta aún no había encontrado su lugar en la industria al pasar a la edad adulta. Russell fue combinando sus personajes duros a las órdenes de John Carpenter con papeles serios o cómicos. Este rol de Malcolm Anderson es de los “serios”, y ciertamente mantiene el tipo cargando el film sobre sus hombros con ayuda de su destacable química con Mariel Hemingway, que en sus escenas sin Russell parece bastante perdida.

Andy García tiene aquí uno de sus primeros papeles antes de ganarse la fama a finales de los 80 con sus apariciones en ‘El Padrino III’ (Francis Ford Coppola, 1990) o ‘Black Rain’ (Ridley Scott, 1989). Andy interpreta al detective Ray Martinez, un buen poli cubano en Miami que busca cazar al asesino, siendo al mismo tiempo amigo de Malcolm. Richard Masur es el editor de Malcolm, quien no quiere desprender de la estrella de la redacción, y que le encarga el caso del primer asesinato sin saber lo que vendrá luego. Y por último Joe Pantoliano es Andy, el implacable fotógrafo siempre con el dedo en el flash, captando los momentos y capturando en instantes congelados en el tiempo las caras de la noticia.

Finalmente, destacar la clásica score rápidamente reconocible de Lalo Schifrin, todo un imprescindible de las bandas sonoras de los setenta que siguió llevando su personal estilo musical a los ochenta, con ese tono de graves tan acorde con el tema que el film quiere tratar.

“¿¡Podrás soportar la fama!?”

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Llamada a un reportero, una interesante mirada a las redacciones periodísticas que, en cierto modo y como otros films de la época, se adelantó a su tiempo mostrando el poder de la noticia, de los medios escritos y de la televisión que hoy día tendrían su equivalente en internet. Buenas actuaciones en su mayoría y una dirección que intenta aportar un tono de pesadilla al clásico juego del gato y el ratón.

Tráiler de Llamada a un reportero

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