Lifeforce: Fuerza vital
Comparte con tus amigos










Enviar

Se cumplen 35 años desde que Mathilda May se convirtió en un icono terrorífico y sexual gracias a esta película. Un film que nos lleva directos a explorar la cola del cometa Halley para descubrir “algo” espantoso. “Algo” en lo que estaban basadas las viejas leyendas de los vampiros y que quiere absorber nuestra ‘Lifeforce: Fuerza vital’.

“Ella ha sido la presencia más abrumadora y poderosa que he visto nunca” (Doctor Bukovsky)

Crítica de Lifeforce: Fuerza vital

Recuerdo perfectamente el contexto temporal en el que se estrenó esta película. Por aquellos años yo era un renacuajo que vivía en Zaragoza y el cometa Halley se había convertido en un fenómeno viral de la época. ¿El motivo? Su futuro avistamiento en el año 1986. Así las cosas, un tipo avispado en la sci-fi y el terror como era Dan O’Bannon adaptó al guión una obra de Colin Wilson titulada ‘Los vampiros del espacio’.

Naturalmente, la película presenta algunos cambios, entre ellos la importantísima referencia al cometa Halley. Así llegó a la gran pantalla ‘Lifeforce: Fuerza vital’ un 21 de junio de 1985 en Estados Unidos. Y así fue como un infante como yo quedó fascinado al ver sus fotos y cartelería en los cines de la capital maña. Lógicamente no la pude ver hasta que me hice un poco más mayor… ya que hablamos de un film con imágenes ciertamente potentes. Los ochenta eran una época en la que los films se rodaban de manera valiente y sin cortarse un pelo. Y si hablamos de ‘Lifeforce’ mucho más con Menahem Golan y Yoram Globus como productores y Tobe Hooper como director.

Siguiendo con el libreto de O’Bannon, escrito con la ayuda de Don Jakoby, resulta muy interesante como mezcla ciencia-ficción, terror, vampirismo y sexualidad. Estos dos últimos temas siempre estrechamente ligados entre sí. Naturalmente resulta casi imposible hablar de vampiros (sean terrestres o no) sin referencias a ‘Drácula’, la obra cumbre de Bram Stoker. En ‘Lifeforce’ las tenemos, por ejemplo, en la visita al psiquiátrico y en la conexión mental que se produce entre la vampira femenina y el coronel Carlsen. Conexión esta última que es todo un acierto teniendo su origen nada más que el equipo del Churchill descubre los ataúdes de cristal en la nave y que se prolonga durante todo el metraje.

Al respecto de la ciencia-ficción y el terror decir que la primera la encontramos en la atractiva idea de descubrir una nave alienígena en la cola del cometa Halley y en su inspección. Por su parte, el terror va muy ligado a todos los sucesos del film. Destaca, especialmente, su inenarrable y desatado clímax “zombie” en un Londres en el que, literalmente, se desata el apocalipsis. Sin duda, el libreto de ‘Lifeforce’ es un compendio bastante afortunado de grandes y muy sugerentes ideas para el amante del cine de género. Eso sí, Colin Wilson al parecer repudió esta traslación al cine de su obra.

El trabajo en la dirección de Tobe Hooper está a la altura de sus mejores obras. Tan es así que bien puedo decir que ‘Lifeforce’ fue su última gran película, su canto del cisne. El fallecido cineasta te atrapa con un ritmo que va a tope, deja claro su dominio del horror y, llegado el momento, hace explotar todo con un clímax inolvidable. No obstante, se adivinan unos cortes muy bruscos en el metraje fruto del recorte de varias escenas. Por ejemplo: no queda bien lo poco desarrollada que está la historia en el Churchill, o cómo pasamos de ver al Coronel Carlsen ser rescatado en Texas de la cápsula de salvamento a verlo en la secuencia inmediata ya en Londres.

Respecto al trabajo de efectos especiales poca o ninguna pega les voy a poner. Es cierto que las escenas espaciales de los transbordadores ya no quedan bien… pero de todo lo demás no tengo queja habiéndola visionado recientemente en una edición remasterizada. Todo lo que tiene que ver con cadáveres, maquillaje, prótesis y títeres todavía se mantiene bastante correctamente (salvo que seas un enamorado del CGI) y los efectos de las luces de las almas o el diseño de la propia nave alienígena me siguen pareciendo impresionantes. No olvidemos que esta labor de John Dykstra fue premiada en Sitges.

“Tal vez los vampiros no sean una leyenda”. Vampiros de Tobe Hooper.

En las interpretaciones destacan los roles de Steve Railsback y Peter Firth. Ambos están estupendos como los coroneles Carlsen y Caine. El primero uno de los astronautas a bordo del Churchill y el segundo el encargado de la investigación del asunto. Railsback sobresale por todo el nerviosismo que le mete a su personaje recreando grandes escenas de pesadilla y contacto mental. Por su parte, Firth destaca por un rol mucho más calmado y duro teniendo una imagen exterior que vendría a ser una mezcla de Steve McQueen, Michael Caine y Gene Hackman. Desde luego no pasa desapercibido.

Párrafo al margen merece la repercusión que Mathilda May alcanzó gracias a su papel de chica/vampira espacial. Son legión los aficionados que recuerdan este film por todas las secuencias protagonizadas por la actriz. Una actriz que, por aquella época, tan sólo tenía 18 años y cuyos minutos en el film son contados… Sin embargo, el hecho de distribuirlos de manera muy inteligente a lo largo del metraje unido a que casi todas sus escenas son completamente desnuda hizo el resto. En este sentido, es impresionante el aplomo y total seguridad de la joven intérprete al rodar estas secuencias. Lógicamente destaca más por su segura y decisiva expresión corporal que por sus diálogos que no son muy abundantes.

Repasando los secundarios es obligatorio citar al ya fallecido Frank Finlay, un actor cuyo pelo blanco no lo hacía pasar desapercibido. Aquí interpreta al Doctor Hans Fallada, un hombre de ciencia pero que también abraza sugerentes teorías más allá del conocimiento científico. Fallada es un personaje ciertamente interesante, casi como una especie de Profesor Van Helsing moderno.

Por otro lado, breves minutos son los que tiene Patrick Stewart como el Doctor Armstrong, el encargado del Psiquiátrico que visitarán Carlsen y Caine. Además tenemos al también fallecido Michael Gothard encarnando al Doctor Bukovsky, el colaborador principal de Fallada. Decir que Gothard empieza muy fuerte y con muchos minutos iniciales para luego despedirse sin decir “adiós”. Finalmente, mención para Aubrey Morris dando vida a Sir Percy Heseltine, el ministro del Interior británico que se unirá a Carlsen y Caine.

“No se preocupe. Una chica desnuda no podrá escapar de estas instalaciones” (Fallada)

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Lifeforce: Fuerza vital, toda una película de culto cuya “fuerza vital” sigue siendo irresistible. Un producto muy sui géneris del terror y la ciencia-ficción, tal y como eran su director y productores principales. Para las nuevas generaciones puede que sea una “cutrería”… pero para los que crecimos en los ochenta es una pequeña joya a reivindicar por siempre.

Tráiler de Lifeforce: Fuerza vital

Escucha nuestro podcast