Lágrimas del sol
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Hace 20 años Antoine Fuqua reunió a Bruce Willis con Monica Bellucci para entregarnos esta destacada y, por momentos, emotiva película bélica sobre la situación en la Nigeria de la época. Una situación que provocaba auténticas y sentidas… ‘Lágrimas del sol’.

“Para que triunfe el mal basta con que los hombres de bien no hagan nada” (Edmund Burke)

Crítica de Lágrimas del sol

El director Antoine Fuqua, conocedor de la situación en África, decidió hacer esta película para denunciar el abandono del continente y, especialmente, la situación en Nigeria. País este último donde el fanatismo de los grupos musulmanes les lleva a cometer auténticas barbaridades y salvajadas. Barbaridades como las que perpetran grupos terroristas como el tristemente famoso Boko Haram. En el film se pueden ver algunas de estas atrocidades. En este sentido, ojo al estado en el que el pelotón de Waters encuentra a una mujer. No obstante, el propio Fuqua decidió “suavizar” la película. De hecho, las secuencias del inicio están sacadas de documentales con imágenes reales de las que el realizador decidió no usar las más crudas.

Por otro lado, tanto el film como el guión son una muy eficaz y conseguida exaltación de los SEAL y del ejército norteamericano. El teniente y su equipo nos son mostrados como unos auténticos héroes que deben hacer frente a una milicia de bestias y/o demonios humanos que arrasan con todo sin respetar nada. Aquí se denota el alto respeto y consideración que Fuqua tiene sobre los hombres que forman parte del ejército de su país. Es innegable que la cinta resulta claramente extrema en su posicionamiento partidista.

En relación a lo anterior, y tras la localización de la doctora Kendricks, la película pasa a convertirse en una persecución en toda regla: la de los fanáticos nigerianos en busca del pelotón de Waters. Las razones de esta implacable persecución se esclarecerán en el tramo final. Entre tanto, el metraje avanza intercalando escenas de gran tensión con otras dramáticas y de asaltos perfectamente orquestadas. Un ejemplo es esa en la que los SEAL imparten justicia contra unos sanguinarios que habían arrasado una aldea.

En un segundo pero importante plano queda todo el tema de la ayuda humanitaria que prestan los verdaderos hombres y mujeres de fe. Me refiero a aquellos sacerdotes y monjas que deciden darlo todo a cambio de nada. Precisamente es su sacrificio, y trágico destino, lo que despierta el lado más humano de Waters. Esto le obligará a tomar una decisión clave en el operativo de la misión.

Al respecto de la dirección cabe resaltar la notable competencia de Antoine Fuqua dando lustre a los 75 millones de presupuesto. El director nacido en Pittsburgh rueda francamente bien todas las secuencias. Especialmente destacada es la ya comentada “operación de justicia” en la aldea. Esa set-pieces están sobresalientemente bien filmadas desde su inicio y hasta su final. Presten atención a ese travelling circular haciendo todo un barrido por el desastre que rodea al personaje interpretado por Bruce Willis. Amén del tremendamente emocionante clímax final a tiro limpio y con las vías de escape prácticamente taponadas.

Fuqua también sobresale exhibiendo la diferente parafernalia militar. La producción nos muestra en pantalla los cazas, los helicópteros Sea Hawk o el portaviones Harry S. Truman. Todo en un rodaje realizado en un Hawai disfrazado de Nigeria y con extras traídos de África, los llamados “niños del Sudán”. De La banda sonora se ocupa Hans Zimmer. El maestro entrega unas composiciones realmente dramáticas que tienden a evocar el espíritu africano y lo que allí sucede.

Las dos grandes estrellas de ‘Lágrimas del sol’ son Bruce Willis y Monica Bellucci. Ambos en papeles antagónicos y no sólo por el hecho de ser hombre o mujer. Willis es perfecto para su rol y clava el papel del teniente Waters, un duro y seco militar que acata las órdenes y las cumple cueste lo que cueste. Sin embargo, en esta misión su conciencia despertará y le obligará a mirar a su lado más humano. Por su parte, Bellucci se luce con mucho temperamento dando vida a Lena Kendricks, una entregada doctora que ha hecho de la solidaridad su modo vida. El choque con la personalidad militar de Waters y los fuertes temperamentos de ambos es uno de los alicientes del casting. Un casting que, para poder interpretar al comando de los SEAL, pasó dos semanas en un campamento de entrenamiento de este grupo de operaciones especiales.

El resto del elenco lo integran los hombres del pelotón de Waters que son retratados casi todos de menara muy ligera. Aquí me refiero al gigante Cole Hauser como Red, el experto en minas y explosivos. Eamonn Walker aprovecha sus minutos dotando de buena personalidad a Zee, el portador de la radio y cuestionador de las decisiones de Waters. Paul Francis es Doc, el enfermero y más humano del comando. Johnny Messner sabe destacar con su cresta en el rol de Lake, uno de los francotiradores y recién puesto bajo las órdenes del teniente. Terminando, y en un papel mucho más amable de lo habitual tenemos a Nick Chinlund como Slo, el experto en comunicaciones que resulta el más fiel al mando y órdenes de Waters. Totalmente desapercibidos pasan el especialista Charles Ingram y Chad Smith como Silk y Flea.

Finalmente, cabe citar a Tom Skerritt en su papel del capitán Rhodes que sólo aparece para encargar la misión y dar órdenes por teléfono desde el portaviones. De los villanos hacer referencia a Peter Mensah. Su afilado rostro y mirada malvada hablan mucho más que sus escasas líneas de diálogo. Y otro que va en la misma línea es Malick Bowens, el jefe que aparece en dos o tres escenas y no dice absolutamente nada, tan sólo gesticula… De los nigerianos protegidos la que más luce con una buena y sentida interpretación es Akosua Busia como Patience, la mejor amiga de la Doctora Kendricks.

“Dios ya se fue de África” (Teniente Waters)

En conclusión.
Finalizo ya esta crítica de Lágrimas del sol, una película que resulta una apuesta claramente ganadora si, como es mi caso, te gustan las cintas bélicas filmadas con competencia y respeto. Además, y con la perspectiva del paso de sus 20 años, se configura claramente como uno de los últimos grandes films protagonizados por un Bruce Willis totalmente implicado y no de pasada o pasando del tema.

Tráiler de Lágrimas del sol

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