La semilla del mal
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Muchos (o algunos) conocen a David S. Goyer por sus aportaciones al mundo superheróico… como guionista. Pocos conocen sus películas tras las cámaras. Hoy celebramos el decimoquinto aniversario de su cuarto film. Un film que además significó una oportunidad perfecta para su protagonista: Odette Annable. Llegó la hora de plantar… ‘La semilla del mal’.

“Mira en el espejo. Algunas personas son portales” (Matty)

Crítica de La semilla del mal

David S. Goyer siempre ha sido mucho mejor guionista que cineasta. Ahora bien, no conviene olvidar que sus mejores guiones los ha escrito en colaboración con otros autores. Y siempre cuando ha estado controlado por grandes directores como Christopher Nolan, Zack Snyder o Guillermo del Toro. En ‘La semilla del mal’ pasa a ocuparse tanto de la dirección como del libreto. Así las cosas, y viendo los antecedentes comentados, el resultado es realmente flojo. Tan es así que, hasta el día de hoy, esta ha sido la última vez que se ha puesto detrás de las cámaras en un largometraje para cines.

Entrando en materia, el libreto de Goyer bien parece una total y absoluta tormenta de ideas. Una especie de cajón de sastre en el que se van sumando, a cada minuto, diferentes conceptos terroríficos. El tema llega a tal delirio que incluso veremos desfilar por el film al mismísimo Josef Mengele… Y el caso es que el planteamiento inicial empieza bastante bien con la mitología de los espejos y los niños malos. Sin embargo, luego todo se va disparatando y enlazando con fantasmas, mellizos y leyendas judías. Al final, y de todo lo comentado, son estas leyendas las que prevalecen a través de los Dybbuk. Por otro lado, la película está contada tan deprisa que no da tiempo a asimilar casi nada. En este sentido, la aparición de actores tan importantes como James Remar o Carla Gugino son tan fugaces que no sirve ni para identificarlos.

La dirección y la fotografía están mejor trabajadas que el guión. Al menos el aspecto general que exhibe la película es bueno y por encima de productos similares. La ambientación es destacada y la iluminación es la correcta en cada escena cumpliendo con su propósito. No obstante, Goyer abusa de manera cansina de las tomas aéreas enfocando los edificios o las casas desde el exterior.

Por otro lado, los efectos para causar miedo son los típicos de toda la vida. Ahora bien, no están del todo mal insertados y más que menos funcionan. Aquí tendremos vocecillas siniestras, algún susto, criaturas de pesadilla y alguna que otra imagen en blanco y negro. Imágenes de esas desasosegadoras que siempre tratan de impresionar al público. En este contexto, el ver a niños (en este caso Atticus Shaffer como Matty y Ethan Cutkosky como Barto) comportarse malvadamente siempre es algo que impresiona. No obstante, mucho mayor impacto provoca la aparición de sendos perros que no auguran nada bueno…

En el reparto, la gran protagonista es Odette Annable, por aquel entonces con su apellido de soltera, Yustman. Ella es la que interpreta a Casey y este film significó su mejor apuesta. A partir de aquí todo le fue cuesta abajo en cuanto a su participación en films de resonancia comercial. Así las cosas, terminaría en la pequeña pantalla alcanzando cierta fama en series como Supergirl’. Lo cierto es que en ‘La semilla del mal’ no hace mal papel y entrega justo lo que se le pide a una protagonista de este tipo de cintas. Esto es: gritar, asustarse y, llegado el momento, mostrar cierto coraje. Ni más ni menos.

Inevitablemente a su lado encontramos a la típica amiga y al típico novio que le sirven de apoyo. De dar vida a la primera se encarga Meagan Good. El papel de “boyfriend” va para Cam Gigandet, que seguía explotando su rol de chico bueno y guapo. Decir que ambos no desentonan, pero ni mucho menos sobresalen.

Ojo a los secundarios porque aquí lucen los nombres de Gary Oldman e Idris Elba. Oldman lleva a cabo una interpretación muy controlada como el rabino Sendak. Ni tan siquiera en los momentos más terroríficos se disparata más de la cuenta. Por su parte, Idris Elba sale en el tramo final interpretando al padre Wyndham, un sacerdote de apoyo. El rol que le adjudica el libreto es bastante ridículo y termina a puñetazo limpio… Papel más destacado es el que tiene la veterana Jane Alexander que termina siendo clave.

Finalmente, y como ya anticipé antes, los papeles de James Remar y Carla Gugino son un visto y no visto. Especialmente el de Gugino que no llegará ni a los 2 minutos… y si mal no recuerdo ese tiempo lo pasa sentada de espaldas. Tan es así que ni siquiera la reconocí y la sorpresa vino luego al ver su nombre en los créditos. Por su parte, James Remar sale en dos escenas para un total (a ojo) de no más de 2-3 minutos. Ambos interpretan a los padres de Casey.

“¡Jumby quiere nacer ya!”

En conclusión.
Finalizo esta crítica de La semilla del mal. Partiendo de una premisa interesante todo se deshace por las prisas para cumplir con su ajustado metraje. Un metraje de 88 minutos que no dan para desarrollar casi nada. Al final nos queda su buena factura visual y unas intenciones loables muy por encima del resultado global.

Tráiler de La semilla del mal

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