La calle del terror – Parte 3: 1666
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Llegamos al final de la trilogía del Terror de Netflix. Ahora conoceremos, realmente, la historia de Sarah Fier y de cómo consumó la maldición de Shadyshide. Nuestros jóvenes protagonistas se enfrentan a un todo o nada para poder acabar con el mal que pesa sobre la región. Prepárense para descubrir el origen de la maldición en ‘La calle del terror – Parte 3: 1666’.

“Vamos a acabar con ese hijo puta y acabar con esto de una vez por todas”

Crítica de La calle del terror – Parte 3: 1666

Llegamos al final de la “trilogía-evento Netflix” de este verano con ‘La calle del terror – Parte 3: 1666’. Y tal y como es costumbre en esta saga, lo hacemos con otra aproximación al cine de género. En este caso toca el terror folclórico de cintas como ‘La bruja (Robert Eggers, 2015). Eso sí, hay una cierta trampa. Este film no es un extenso flashback como lo fue La calle del terror – Parte 2: 1978’. En esta ocasión estamos ante una cinta que cubre dos tramos. El primero está dedicado al año 1666 y al origen del mal de Shadyside. Esa es la parte que incluye elementos góticos y de terror folclórico. Por otra lado, en el segundo tramo (con el título de ‘La calle del Terror: 1994 – Parte dos’) volvemos a visitar 1994 para el clímax y lo que conlleva.

Me parece que ‘1666’ no alcanza, por poco, el nivel que tuvo ‘1978’. En cualquier caso, se antoja más interesante a nivel de historia que la primera entrega, La calle del terror – Parte 1: 1994’. En ‘1666’ Leigh Janiak puede ahondar en un terror más psicológico y menos violento que en las anteriores entregas. Esto no quiere decir que en esta película no veamos sangre (la sigue habiendo y a raudales) solo que la veremos más concentrada, sobre todo en su segunda mitad.

Respecto a lo que acabo de comentar, lo que quiero decir es que al no abordar completamente ‘1666’ el subgénero slasher, se destapa a una Leigh Janiak más centrada en las atmósferas. En este sentido, no hay más que ver la secuencia de la Iglesia para comprobar su buena mano a la hora de generar desasosiego. También es cierto que ‘1666’ se presta más a la construcción de situaciones y drama en su primera mitad. Esto permite a Janiak gestionar la mejor narrativa de la trilogía en su primer tramo. Una narrativa no centrada en relaciones románticas que chupen todo el interés y repleta de giros que van dando forma al clímax de la segunda mitad del film.

También hay que destacar la ambientación de la parte folclórica. Aquí se nos ofrece un trabajo de producción creíble que nos mete de lleno en ese pueblo de colonos del siglo XVII y su bosque de los alrededores. Estos escenarios dan un plus de autenticidad y perturbación muy deudores de la ya citada ‘La bruja’. Incluso la fotografía de Caleb Heymann se empapa de aquel film para ajustarse a las necesidades visuales de esta nueva historia.

Por su parte, Marco Beltrami y Anna Drubich, junto con Marcus Trumpp, no buscan una banda sonora de terror agresiva como sucedía en ‘1994’ o ‘1978’, sino que se acomodan a la necesidad de un elemento de desasosiego psicológico y dramático. Ojo con los últimos minutos de la primera mitad que, con la música de Beltrami, son enormes. Obviamente, la score cambia en la segunda mitad del film retomando los derroteros de ‘Scream’, que tan buenos resultados dio en la primera parte de la trilogía.

En cuanto al cast, creo que Kiena Madeira ofrece su mejor interpretación. La joven actriz saca mucho provecho de su personaje, tanto en la primera como en la segunda mitad de la película. El resto mantienen un nivel muy aceptable, especialmente Ashley Zukerman, quien aquí tiene más para trabajar que lo que tuvo en la primera parte de la trilogía en su rol del Sheriff Goode. Lo mismo sucede con Gillian Jacobs. Y atención porque también aparecen, en el primer tramo, algunos de los actores que estuvieron en la primera y segunda parte. Me refiero a Sadie Sink, Emily Rudd, Julia Rehwald, Fred Hechinger o McCabe Slye. Ahora tienen papeles distintos a los de los films precedentes, aunque también menos trascendentes.

Quizás de cara al espectador que ha visto las dos entregas precedentes, cabría esperarse que esta tercera película mantuviese los mismos niveles de sangre y gore que las anteriores, pero Leigh Janiak, con una inteligencia muy destacable, aborda esta tercera parte con otro estilo. En consecuencia, muy probablemente, el público ávido de vísceras, sangre y mutilaciones, quede profundamente decepcionado por el giro de este cierre. Eso sí, la segunda mitad del film ya vuelve por derroteros conocidos… Por último, les pido que vean los títulos de crédito porque hay una escena que abre infinitas posibilidades para este universo de Stine.

En conclusión.
Termino esta crítica de La calle del terror – Parte 3: 1666, aunque por muy poco no alcance el nivel de su antecesora, esta última entrega se destapa como un digno final para una trilogía muy competente en lo que concierne al actual cine de terror comercial. No dejen de verla y sumérjanse en su terror folclórico.

Tráiler de La calle del terror – Parte 3: 1666

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