Fortaleza infernal
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Puedo definir la fortaleza como un recinto artificial construido por el hombre o como una defensa surgida de manera natural. Ambas sirven para defenderse de los enemigos exteriores o para evitar que alguien salga de su interior. Por su parte, el adjetivo infernal procede del infierno y causa un gran dolor al que lo experimenta. Ahora le toca a Christopher Lambert intentar salir con vida de una ‘Fortaleza infernal’.

“¡Presos, atención! Están a punto de entrar en la Fortaleza. Escapar es imposible. El delito no compensa” (Zed-10)

Crítica de Fortaleza infernal

El 3 de septiembre de 1993 se estrenaba en Estados Unidos este pequeño clásico de la filmografía de Christopher Lambert. Hablamos de ‘Fortaleza infernal’, una modesta producción que, en principio, parecía haber aspirado a cotas más altas con un presupuesto importante y el protagonismo de Arnold Schwarzenegger. Pero el proyecto definitivo no cuajó y un director con personalidad como Stuart Gordon tuvo que conformarse con lo que le daban. Aun así, hizo un buen trabajo y, según a quién le preguntes, ‘Fortaleza infernal’ puede ser considerada todo un clásico de culto. Tan es así que, seis años después, llegaría su secuela, pero ya sin Gordon en la dirección y desarrollada en el espacio. Además, vista hoy en día, ‘Fortaleza infernal’ no se siente para nada vieja y sigue presentando una buena facturación, pese a sus claras limitaciones.

Mencionar a Stuart Gordon nos lleva a recordar, inevitablemente, su salto a la fama con su ópera prima: ‘Re-Animator’ (1985). Esa cinta de las inyecciones fluorescentes y las “reanimaciones” marcarían su trayectoria y varias de sus trademarks. Algunas de estas últimas muy presentes en ‘Fortaleza infernal’. Por ejemplo, aquí podemos ver el gusto de Gordon por la violencia descarnada y el gore, el erotismo, la ciencia-ficción e incluso la presencia de su actor fetiche, Jeffrey Combs. Y todo esto tomando como marco de fondo el subgénero carcelario con la distopía y las corporaciones rigiendo en los Estados Unidos. Tal y como sucedía también en Robocop (Paul Verhoeven, 1987). De hecho, de esta última repitió papel como villano el inconfundible Kurtwood Smith.

El guión lo firmaron tres “escribanos” que poco más hicieron posteriormente. Y lo cierto es que no es un mal libreto y sabe construir bien la trama teniendo en cuenta el film del que se trata. El marco distópico lo retratan tomando como referente real la China en la que sólo se puede tener un hijo por pareja y lo llevan a una especie de futuro cercano en territorio americano. Respecto a las corporaciones, sustituyen a la OCP de ‘Robocop’ por la corporación Mentel, un grupo de presión y poder que gestiona las cárceles en el país. Lógicamente, y al desarrollarse casi toda la acción en una cárcel, tenemos todos los clichés carcelarios: el jefe de patio, los sodomitas, las pesas, los reclusos institucionalizados, las peleas,… y ¡las fugas! Nada falta en la fórmula a la que añaden los toques modernos propios de una prisión futurista.

Precisamente, la prisión futurista es el principal atractivo de la propuesta. La “Fortaleza” es una cárcel de 33 plantas invisible al ojo humano ¡porque está bajo tierra! En la misma encontramos celdas con barrotes láser, cámaras de vigilancia que no te dejan ni soñar, habitaciones de tortura como el molino mental, guardias clónicos,… y lo más increíble de todo: ¡los inolvidables intestinadores! Todo aquel que haya visto el film seguro que recuerda estas curiosísimas “bolas” que los reclusos tenían que tragarse al ingresar y que luego marcaban el territorio por el que podían moverse. Recuerden: “La línea amarilla es dolor y la línea roja significa la muerte”. Estos diabólicos ingenios se presentan cobrándose la primera víctima de la película: un desgraciado novato que ingresa cagado de miedo. Creo que ya sólo por los intestinadores el guión merece un 5. No olviden: “¡Intestinación a discreción!”.

Anteriormente he comentado que la película ha envejecido bastante bien. Y esto es así porque gran parte de la misma se rodó en una prisión real en Queensland (Australia). Así pues, las estancias carcelarias sirvieron como improvisados platós de cine y los presos reales como extras. Además de esto, los efectos especiales y trucajes visuales siguen luciendo muy bien. Recordemos que casi todos ellos eran prótesis, maquillaje y parafernalia pirotécnica. Todavía actualmente impresiona ver a uno de los reclusos con la barriga literalmente atravesada por un tiro de un cañón de vigilancia, o contemplar el horrible rostro de uno de los guardias de élite… En consecuencia, notable trabajo técnico el desarrollado en el film. No olvidemos que ‘Fortaleza infernal’ fue justamente premiada con una nominación a mejor película en los premios Saturn.

El gran protagonista es Christopher Lambert como el capitán Brennick, un Boina Negra de trágico pasado militar y ahora arrestado por saltarse la “ley de natalidad”. Digamos que estamos ante un papel que le viene muy bien al carismático actor. Lambert disfruta con la acción en el tramo final haciéndose con una ametralladora colosal. Y también es digna de mención la recreación de la ausencia psicológica de su personaje tras soportar la tortura del molino mental. A su lado está la actriz Loryn Locklin que aporta la elegancia y belleza en el rol de Karen, la esposa de Brennick que desaparece al cruzar la frontera con Canadá para luego reaparecer sorprendentemente y ser clave en la trama.

Tal y como ya anticipé antes, el rol de villano va para Kurtwood Smith que encarna a Poe, el director de la Fortaleza. Su interpretación es observadora, controlada, calmada y analítica. Atención a cómo lo supervisa todo desde su silla de control. Ayudándole de manera directa está Zed-10, la IA de la prisión que, a su vez, también vigila a Poe teniendo conexión directa como la Corporación Mentel. Como curiosidad, en la VO le prestó su voz Carolyn Purdy-Gordon, la esposa de Stuart Gordon.

Por otro lado está el grupo de reclusos amiguetes de Brennick integrado por auténticos tópicos del subgénero carcelario. Aquí tenemos a Lincoln Kilpatrick (Abraham, el veterano institucionalizado), Clifton Collins Jr. (Nino, el gallito de “piel suave”), Tom Towles (Stiggs, el malo que termina convertido) y Jeffrey Combs disfrutando lo suyo como D, un loser total y experto en mecánica. Por último, atención también a los breves, pero contundentes, minutos de Vernon Wells en uno de esos papeles de cafre hechos a su medida. Encarna a Maddox aka 187, un jefe de patio y sodomita al que precede su reputación de brutal asesino. Aquí está para pelearse con Lambert en una zurra descomunal.

-“Salir de aquí no va a ser divertido” (Brennick)
-“No, amigo… pero va a ser todo un viaje” (D)

En conclusión.
Termino esta crítica de Fortaleza infernal, una película para ser especialmente disfrutada por los que somos amantes del cine carcelario y, a la vez, también seguidores de Christopher Lambert. Objetivamente es un film que se ha ganado su derecho a ser considerado una pequeña pieza de culto dentro del subgénero y en la filmografía del actor nacido en Nueva York.

Tráiler de Fortaleza infernal

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